Todavía es muy pronto para saber qué puede resultar de las conversaciones que inician la próxima semana, pero una de los términos generales en el proceso que media Noruega son «garantías electorales para todos. Cronograma para elecciones observables»
Jhonatan González
La conformación de un cronograma electoral en Venezuela, que sirva como vía a unos comicios presidenciales y legislativos, es un punto neurálgico sobre la nueva mesa de negociación conformada en México entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición. Desde el oficialismo, la moneda de cambio para que esto suceda sería el levantamiento de sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
El viernes 13 de agosto se llevó a cabo la primera “reunión constructiva” entre las delegaciones, encabezadas por el presidente de la Asamblea Nacional de mayoría oficialista, Jorge Rodríguez, y el dirigente político, Gerardo Blyde, por parte de la alianza de partidos opositores.
Los sectores firmaron un memorando de entendimiento, con una agenda que incluye la negociación sobre “derechos políticos para todos, garantías electorales y un cronograma de elecciones”. El documento también abarca el levantamiento de sanciones, entre otros aspectos.
«Esta firma significa mucho, significa todo, porque significa esperanza. Ya sabemos en qué no estamos de acuerdo. El trabajo ahora es buscar dónde encontramos puntos de confluencia para garantizar el porvenir y la felicidad del pueblo de Venezuela», declaró Rodríguez.
Por su parte, Blyde dijo que el objetivo principal de esta nueva etapa es «lograr un acuerdo integral que conviene a todos, en el que nadie se sienta vencido y todos nos sintamos incluidos».
Para analizar este tema, el Guachimán Electoral consultó a un grupo de expertos, quienes ofrecieron sus puntos de vista acerca de los escenarios y el alcance en materia electoral que pueda tener la restauración del diálogo político.
Escenario 1 | Cronograma electoral escalonado
El especialista en negociaciones y resolución de conflictos, Igor Cuotto, considera que el tema electoral juega un factor trascendental para que las conversaciones lleguen a buen término. Señala que hay altas probabilidades de que la oposición proponga un cronograma escalonado, tanto de elecciones como de levantamiento de sanciones, y el mecanismo sería iniciar con las regionales hasta las presidenciales e ir evaluando cuáles sanciones se podrían levantar.
A su juicio, realizar elecciones sucesivas es un escenario que también favorecería a la oposición. “¿Qué pasa si el gobierno dice mañana vamos a hacer las elecciones generales ya? ¿Cuál va a ser el candidato a la elección? ¿Cuáles van a ser los candidatos a los cargos de diputados? A la misma oposición se le generaría el juego de la papa caliente. Tendrían que tener un consenso”, expuso.
Egleé González Lobato, directora de la Cátedra Libre Democracia y Elecciones de la UCV, destaca que con la publicación del memorando de entendimiento entre las partes “se ha dado un gran paso”.
Señaló que aunque los encuentros apenas comienzan, “el cronograma electoral que se está estudiando es muy importante. Hay esperanzas para diversas medidas y de un cronograma que permita la sostenibilidad y el desarrollo del país”. Enfatizó que aún es muy pronto para explicar a detalle de qué se trataría esta propuesta.
“Según el memorando de entendimiento, hay un compromiso por un cronograma de elecciones libres que, aun cuando las partes no aclaran sobre el alcance, pudiéramos estar hablando de que no solamente estarían las regionales y locales convocadas para noviembre, sino también unas de la Asamblea Nacional y probablemente las presidenciales”, apunta González Lobato.
El experto en negociación y uno de los integrantes de la delegación opositora en el diálogo de 2017, Gustavo Velásquez, considera que esta nueva etapa de negociaciones tiene un alto contenido político, donde el tema electoral representa uno de los puntos centrales.
Al ser consultado acerca de si este intento entre chavismo y oposición llegará a buen puerto, refirió: “La ventaja que hoy tenemos es que existe una facilitación del proceso de negociación en las manos expertas de Oslo, lo cual puede contribuir notablemente con que se concreten ciertos acuerdos y no se pierdan en la confrontación verbal de las partes”.
Velásquez plantea que hay grandes posibilidades de que se fijen condiciones básicas para futuros procesos electorales, en las cuales el chavismo insistirá en que las presidenciales sean lo último que se haga y coincide con Cuotto en que pedirá a cambio el levantamiento de las sanciones.
Escenario 2 | Acuerdos parciales
Entre los convenios de mediano alcance que podrían arrojar las negociaciones en México, se encuentra la participación de la oposición en las próximas elecciones del 21 de noviembre y las garantías para que sea un proceso transparente. Ante esto, Cuotto sostiene que es posible que en los acuerdos se llegue a que quienes adversan a Maduro participen, pero pidan que no se hagan en noviembre, sino después para que les dé oportunidad de reorganizarse.
Por su parte, González Lobato apunta a que en este momento la oposición llega a la negociación con mayor debilidad de la que tenía en 2019 y afirma que la estrategia del “boicot electoral” trajo como consecuencia la inamovilidad de la sociedad y la pérdida del “músculo de la fuerza electoral”.
“Yo estoy segura de que la negociación se está viendo en este momento del análisis como complementaria. Es decir, que no puede representar una amenaza para las regionales, independientemente de los resultados de las negociaciones”, dijo la académica.
A su juicio, “los partidos políticos que han estado un poco tímidos con el asunto de la postulación deben ser realistas, porque no es que la negociación tiene que llegar a feliz término, sino que cada día que pasa son logros importantes para la negociación”, añadió.
De acuerdo con Velásquez, si se logran acuerdos básicos, se estimularía la participación electoral, independientemente de la falta de condiciones que existan por parte del CNE y de las mismas organizaciones políticas. “Es clave en democracia que la gente se movilice, opine y se manifieste», acotó.
En el caso específico del 21 de noviembre, señala que más allá de las líneas que puedan dictar las distintas toldas políticas, la voluntad de algunas comunidades ha sobrepasado la de los partidos de mantenerse al margen de las elecciones.
“Esto, según la óptica de algunos, favorece al gobierno de Maduro, pero también favorece la participación de la gente en las regiones. Estas elecciones pueden ser un elemento clave para la reagrupación de los diferentes partidos y uno de los caminos fundamentales para rescatar la institucionalidad política en el mediano plazo”, dijo Velásquez.
Escenario 3 | Que no se logre nada
Debido a los antecedentes de estas negociaciones en México, existen posibilidades de que el juego siga trancado y ambos sectores vuelvan a dar una patada a la mesa que, según los expertos, profundizaría la crisis que vive Venezuela.
En ese sentido, Cuotto advierte que de no concretarse ningún pacto positivo “lo que vamos a ver son unas elecciones regionales donde participaría el gobierno y algunos disidentes del G4, y el gobierno arrasaría, dado que la oposición que reconoce la mayoría de los venezolanos no participaría”.
“Veremos a una población mucho más desmotivada y desilusionada del liderazgo. Los venezolanos quieren un acuerdo rápido para ir a votar, eso es lo que dicen las encuestas y ese es el rol del líder, movilizar a la gente”, agregó.
A diferencia de los anteriores intentos, Cuotto espera que esta vez se lleguen a convenios en beneficio de todos los venezolanos. “Tiene que generarse un acuerdo, porque le conviene al gobierno. Si no, de otra manera, no le quitarán las sanciones. Estados Unidos y la Unión Europea fueron claros en que levantarían las sanciones cuando se llegue a un acuerdo de elecciones presidenciales, legislativas, liberación de presos políticos y respeto a los derechos humanos”.
Para Velásquez, es una realidad que no se puede esperar soluciones totales en la mesa de negociación, pero considera fundamental restablecer el diálogo político entre las partes para buscar el beneficio de las mayorías del país. Sin embargo, de no haber acuerdos en la mesa, estima que se radicalizaría la posición de los partidos de no ir al proceso (del 21 de noviembre), contra otros sectores nacionales que abogan por la participación ciudadana aún en las peores condiciones.
A pesar de los malos resultados que puede generar la negociación, González Lobato destaca que hay demostraciones en el primer encuentro que invitan a ser optimistas. “Viendo las reacciones de los organismos multilaterales, nacionales, congregaciones de países e individualidades, en este momento pudiéramos estar frente a una negociación trascendente para la vida política del país”, puntualizó la académica.