Desde el viernes pasado hay una nueva variante del coronavirus en la categoría de “preocupación” a nivel mundial. Se llama Ómicron, según la designación con letras griegas de los expertos de la Organización Mundial de la Salud. Ante el alerta, laboratorios científicos públicos y empresas que desarrollaron las vacunas ya están haciendo estudios para verificar si los inoculantes mantienen su alta protección cuando una persona ya inmunizada se expone a la variante Ómicron.
Por Infobae
Desde que Sudáfrica detectó ls variante Ómicron en pacientes con COVID-19 la semana pasada y compartió con transparencia los datos con OMS, laboratorios de vigilancia genómica se pusieron a buscarla en otros países. Hasta hoy , ya se detectaron más de 160 casos en Botsuana, Holanda, Australia, Reino Unido, Israel, Canadá, Hong Kong Dinamarca, Austria, Italia, Bélgica, República Checa, Alemania, Francia, Japón y Suiza.
“La probabilidad de una mayor propagación potencial de Omicron a nivel mundial es alta”, advirtió la OMS en una nota técnica. Hasta la fecha, no se han reportado muertes relacionadas con la variante Omicron, agregó. Por el momento, no se sabe dónde exactamente la variante Ómicron emergió.
Pero sí se sabe que tiene una inusual combinación de mutaciones que, según temen los expertos, podría hacerla más transmisible y permitirle eludir la protección inmunitaria, incluida la generada por las vacunas que ya se han desarrollado y aplicado.
El 54,2% de la humanidad ya recibió al menos una dosis de vacunas. Aunque se ha registrado un acceso desigual: en los países de bajos recursos, solo el 5,8% de la población recibió una dosis.
Una de las preguntas del momento es si las actuales vacunas mantendrán su alta protección frente a la variante Ómicron. La OMS informó que está trabajando “con socios técnicos para entender el impacto potencial de esta variante en las contramedidas existentes, incluidas las vacunas. Las vacunas siguen siendo fundamentales para reducir las enfermedades graves y la mortalidad, incluso contra el virus dominante que circula, el Delta. Las vacunas actuales siguen siendo eficaces contra la enfermedad grave y la muerte”.
Para expertos como Jesse Bloom, biólogo evolutivo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de Seattle, en los Estados Unidos, hay que estar atento y probablemente en pocas semanas se conocerá más sobre cuál es la tasa de transmisibilidad de la variante y si es necesario un cambio en las vacunas.
Los estudios sobre las vacunas ya están siendo llevados a cabo en diferentes laboratorios públicos y en empresas que desarrollaron vacunas. Los desarrolladores de dos de las vacunas contra el COVID-19, Pfizer-BioNTech y Moderna, se están preparando para reformular sus vacunas si es necesario.
Se estima que los resultados no estarán listos hasta dentro de dos semanas como mínimo. Pero las mutaciones que tiene Ómicron sugieren que lo más probable es que las vacunas sean menos eficaces, en un grado desconocido, de lo que fueron contra cualquier variante anterior.
Jim Naismith, director del Instituto Rosalind Franklin y catedrático de Biología Estructural de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, reconoció hoy que todavía no hay respuestas a estas tres preguntas: La primera es cuál es la tasa de propagación de Ómicron frente a la de la variante de preocupación Delta. La segunda pregunta es si causa más o menos la misma enfermedad que Delta y la tercera es hasta qué punto puede evadir la inmunidad.
“Las tres preguntas son cruciales. Tenemos una pista sobre la primera pregunta, algunos datos iniciales sugieren que el virus puede propagarse rápidamente. Sin embargo, advierto que esto puede cambiar. Es demasiado pronto para saber sobre la segunda pregunta. Al basarnos en los estudios científicos de varios cambios en la proteína Espiga del coronavirus y en nuestra comprensión de la biología estructural de la neutralización, esperaríamos que esta variante fuera menos susceptible a la inmunidad, ya sea por la vacuna o por una infección previa”, sostuvo Naismith.
“Las vacunas que tenemos son seguras y eficaces, y han reducido enormemente las enfermedades graves y las muertes -afirmó Naishmith-. Seguirán siendo efectivas hasta cierto punto, por lo que insto a todo el mundo a que se ponga las suyas. Además, hay nuevos medicamentos que van a entrar en funcionamiento y que no se verán afectados por los cambios de Ómicron. Más allá de la vacunación, la ventilación es una medida eficaz, así como el uso del barbijo o mascarilla.
Ómicron tiene unas 50 mutaciones, entre ellas más de 30 en la Espiga, que la proteína de su superficie que las vacunas entrenan al organismo para que la reconozca y ataque. Algunas de esas mutaciones se han visto antes. Se cree que algunas de esas mutaciones han potenciado la capacidad de la variante Beta para eludir las vacunas, mientras que otras probablemente han potenciado la extrema contagiosidad de Delta.
Además, Ómicron también tiene 26 mutaciones únicas en la proteína Espiga, en comparación con las 10 de Delta y las seis de Beta. Muchas de ellas parecen hacer que la variante sea más difícil de reconocer para el sistema inmunitario.
En la empresa Moderna, en Cambridge, Massachusetts, que desarrolló una de las dos vacunas autorizadas de ARN mensajero contra el COVID-19, el martes pasado había saltado la “alarma”. El equipo de la empresa que rastrea las variantes observó una actividad inusual en una base de datos mundial gestionada por la Iniciativa GISAID, una organización sin ánimo de lucro, a medida que los científicos de todo el mundo empezaban a cargar información sobre una nueva variante. El equipo de Moderna observó que 50 mutaciones en la nueva variante, que podrían hacerla más transmisible y permitirle eludir las respuestas inmunitarias generadas por la vacunación y la infección previa.
En tanto en la empresa AstraZeneca, que desarrolló su vacuna en colaboración con la Universidad de Oxford, informaron que está llevando a cabo investigaciones en Botsuana y Suazilandia (Eswatini), en África. Allí se ha identificado la variante Omicron también y hacen los estudios para obtener datos del mundo real sobre el rendimiento de la vacuna.
“Estamos vigilando de cerca las nuevas cepas emergentes del virus Covid-19 con variaciones en la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y ya estamos probando la eficacia de nuestra vacuna contra la nueva variante, que se está extendiendo rápidamente”, dijo un portavoz de la empresa Johnson & Johnson, que también desarrolló una vacuna contra el COVID-19 de una sola dosis. En tanto, según la profesora de la Escuela de Biología de Sistemas de la Universidad George Mason, Virginia, Estados Unidos, Ancha Baranova, la vacuna rusa Sputnik V contra el coronavirus podría ofrecer una protección ligeramente mejor contra Ómicron según le dijo a la agencia TASS.