A pesar de que la variante tiene altas posibilidades de convertirse en la predominante, tranquiliza que los expertos se unan en consenso para caracterizarla como una cepa más leve que las demás. Un grupo grande de investigadores de la Universidad de Tokio e importantes instituciones estadounidenses probó que ómicron constituye una atenuación de la infección. Así lo reseñó SEMANA.
Al ser probado en ratones, el virus, a comparación de las otras variantes, constituye una pérdida de peso limitada y una menor carga viral en el tracto respiratorio superior e inferior. En concordancia, se concluyó que el daño pulmonar es menor y tiene menores probabilidades de que una infección termine en la muerte.
A pesar de que aún falte verificación, se tiene una idea de cómo actúa el virus en el cuerpo humano y, a raíz de la atenuación, cómo cambian los rangos de días en los que el cuerpo metaboliza la enfermedad.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), uno de los tiempos que se acorta es el de incubación. Para anteriores cepas, se consideraba que el virus se incubaba por 5,1 días en el cuerpo. Ahora, con la nueva variante, esto cambia y se tiene en cuenta una media de tres días.
Esto, como todos los estudios sobre la nueva variante, debe ser revisado por expertos, complementado con más evidencia y llevado a las principales revistas del mundo. Sin embargo, esto hizo que las autoridades norteamericanas acortaran tiempos de aislamiento hasta cinco días, después de haberlos estipulado en 14 para otras cepas. Junto a esta medida, se recomendó uso obligatorio de la mascarilla.
Por la novedad de la variante, no se conocen muy bien los tiempos en los que una persona tiene la capacidad de contagio de ómicron. Sin embargo, las autoridades españolas, que vienen tratando con la cepa desde antes, sugieren que un portador solo se tardaría unas horas en pasar el virus a un contacto estrecho.
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