Decenas de personas hacen cola para vacunarse contra la covid-19 en un centro de congresos de Nueva York, EE UU.JUSTIN LANE / EFE
Más de 600.000 personas murieron de Covid-19 en Estados Unidos, según cifras de la Universidad Johns Hopkins de este martes, un recordatorio de que cientos de estadounidenses siguen muriendo a diario por la pandemia pese a la campaña de vacunación.
Este “triste hito”, como lo calificó el presidente Joe Biden, se produce mientras el país trata de volver a la noramalidad.
California, el estado más poblado del país, levantó el martes casi todas las restricciones. Y el 70% de los ciudadanos del estado de Nueva York ya fue inoculada al menos con una dosis, lo que permitió al gobernador anunciar el levantamiento de las últimas restricciones.
Estados Unidos es, de lejos, el país con el mayor número de muertos por coronavirus, el recuento realizado por la AFP en base a datos oficiales de todo el mundo, por delante de Brasil e India.
“Todavía se están perdiendo demasiadas vidas”, dijo Biden el lunes, una “verdadera tragedia”. “Mi pensamiento está con todos aquellos que han perdido a un ser querido”, expresó desde Bruselas, donde estaba para la cumbre de la OTAN.
“Todavía tenemos trabajo por hacer para derrotar a este virus. Ahora no es el momento de bajar la guardia”, agregó, y pidió a los estadounidenses que se vacunen “lo antes posible”.
Las autoridades impulsan la campaña de inmunización desde la autorización de las primeras vacunas en diciembre, y alcanzó su punto máximo en abril, con más de cuatro millones de inyecciones por día.
Pero el ritmo se ha desacelerado rápidamente desde entonces y quienes no se inocularon siguen siendo vulnerables a la enfermedad.
Poco más del 52% de la población estadounidense, y 64% de los adultos, ya recibió al menos una dosis de alguna de las tres vacunas autorizadas en el país, según funcionarios de salud.
Biden se fijó como meta que el 70% de los adultos hayan recibido al menos una vacuna antes del feriado nacional del 4 de julio.
Inquietud ante la variante Delta
La Cámara de Representantes guardó este lunes un minuto de silencio en honor a los 600.000 fallecidos. La marca de 500.000 muertes se superó a finales de febrero, hace poco menos de cuatro meses.
A modo de comparación, solo había pasado un mes entre el hito de 400.000 y 500.000 muertes. Por lo tanto, el número de muertes diarias disminuyó drásticamente, pero aún se mantiene en más de 300 por día en promedio, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la principal agencia federal de salud pública del país.
Y el número de nuevos casos diarios comenzó a estancarse recientemente en 13.000.
En este contexto, los expertos están preocupados por la llegada de la variante Delta, que apareció inicialmente en India.
“Su transmisibilidad es mayor” y “podría asociarse con casos más graves”, advirtió el doctor Anthony Fauci la semana pasada durante una rueda de prensa del equipo de la Casa Blanca a cargo de la crisis sanitaria.
Esta variante representa actualmente alrededor del 10% de los casos en el país. Pero podría reemplazar a la variante Alpha, aparecida en Gran Bretaña, como la dominante.
Las vacunas siguen siendo “afortunadamente” eficaces contra Delta, añadió Fauci. “Una alta tasa de vacunación es la mejor manera de combatir la variante Delta”, tuiteó el lunes Ashish Jha, investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown, a la vez que exponía su “preocupación” por su “rápida propagación”.
Alrededor de un tercio de la población estadounidense no tiene planeado vacunarse en el corto plazo, según una encuesta de la Kaiser Family Foundation publicada a finales de mayo.
Mientras que algunos de los que rechazan la inoculación lo hacen ferozmente, otros simplemente se muestran indecisos y las autoridades están haciendo todo lo posible para convencerlos, aumentando el número de vacunatorios así como los medios para trasladarse a ellos.
Algunos estados incluso han iniciado loterías para los vacunados, con premios que llegan a varios millones de dólares.
AFP