Cuba vive la mayor ola de protestas de los últimos 30 años. Desde el Maleconazo de 1994 no se había visto nada igual. Miles de cubanos han salido a las calles a exigir suministros de alimentos, medicinas y vacunas frente a la Covid-19 pese a enfrentarse a arrestos y penas de cárcel.
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La pandemia hace estragos en la salud y en la economía cubanas, y parece haber llevado el hartazgo de los cubanos al límite en un país fuertemente dependiente del turismo como principal fuente de divisas. Este estallido social y su represión han puesto en vilo a los centenares de empresas españolas con intereses en la isla.
Escribe Javier Taeño en una nota para Yahoo Finanzas que España es el tercer socio comercial de Cuba –tan solo por detrás de China y Venezuela– con unas exportaciones que en 2018 y 2019 superaron los 900 millones de euros, si bien en 2020 se redujeron un 35% interanual por la pandemia, según los datos del ICEX (Instituto de Comercio Exterior) adscrito al Ministerio de Industria.
A pesar de ser una economía pequeña, fuertemente centralizada y con un bajo poder adquisitivo, Cuba es un mercado importante para España y fue su sexto cliente en Latinoamérica en 2020.
Las relaciones económicas y comerciales, por tanto, son muy estrechas y están muy diversificadas, protagonizadas por pymes que exportan de media en torno a un millón de dólares anuales en todo tipo de productos, entre los que destacan bienes de equipo, manufacturas, alimentación y sector del automóvil.
Así, España exporta máquinas y repuestos para muchos sectores, equipamiento eléctrico, suministros para la agricultura, hostelería, materiales de construcción, alimentos y repuestos para automóviles y camiones, entre otros, con un fuerte superávit comercial frente a la economía cubana.
Más allá de las pymes, la presencia de grandes empresas españolas también es muy amplia en la isla, especialmente en el sector turístico, en el que España se sitúa en primera posición con firmas como Meliá, Iberostar, Be Live, Roc, Barceló, NH, Blau, Valentín o Sirenis.
En total, el ICEX estima que unas 275 compañías españolas están implantadas en el país caribeño. Además, varias de ellas están trabajando para el desarrollo de grandes proyectos inmobiliarios asociados a campos de golf, como Globalia, Atlantic Group Investment y La Playa Golf and Resort.
Una relación comercial consolidada
En este sentido, los flujos de inversión tampoco son desdeñables. Las inversiones en 2018 desde España superaron los 400 millones de euros y el stock acumulado se concentra fundamentalmente en cuatro sectores clave: la industria del tabaco con un 45%, los servicios de alojamiento con un 25%, el comercio con un 18% y los servicios financieros, que representan el 6% del total.
Así, las principales participaciones españolas en la economía caribeña se dan en turismo, transporte aéreo (manejo de carga aérea y mantenimiento de aeronaves), producción de cemento, distribución de agua potable, elaboración de productos de limpieza, perfumes y jabones o en la industria del tabaco, y destacan por su diversificación junto a inversiones de otros países como Canadá en la industria del níquel (Cuba es el quinto país en reservas mundiales) o Francia en la producción de ron.
Son el reflejo de una larga tradición de relaciones económicas sólidas, a pesar del riesgo de cobro que tienen que asumir los exportadores e inversores extranjeros en la isla, dado que los impagos solo a pymes españolas se estimaban en unos 350 millones de euros a principios de 2020, según la encuesta realizada por el Ministerio de Industria a empresas españolas exportadoras a Cuba.
En la última década Cuba ha iniciado una modernización de su proceso productivo con medidas liberalizadoras como la compraventa de casas y coches, la adquisición de teléfonos móviles, el acceso cada vez más extendido a internet, así como la entrada de ciudadanos nacionales a hoteles y la de extranjeros a casas particulares como pueden comprobar anualmente los más de 140.000 visitantes españoles en la isla.
Está por ver si el régimen cubano continúa con este proceso aperturista y si las empresas españolas siguen siendo protagonistas de las inversiones en suelo cubano.