Los españoles que residen en Venezuela se sienten abandonados por el Gobierno español de Pedro Sánchez, en medio de una situación económica crítica, agravada durante los últimos meses por la pandemia de coronavirus.
Por M.A. Ruiz Coll | El Español
La Embajada de España en Caracas creó en 2006 la Fundación España Salud (FES) para dar atención sanitaria y asistencial a las familias españolas residentes en Venezuela que sufren dificultades económicas. La Fundación maneja este año un presupuesto de más de 20 millones de euros procedente del Ministerio español de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, además de las inyecciones económicas que recibe de los Ejecutivos regionales de Galicia, Canarias y Asturias.
Hace tan sólo dos años, la FES invirtió 6,2 millones en comprar su nueva sede, un edificio de siete plantas situado en el centro financiero de Caracas. Según una investigación del Tribunal de Cuentas, para acometer estas inversiones la entidad especuló con dólares en el mercado paralelo, algo que constituye un delito en aquel país.
Pero mientras tanto, esta fundación creada y controlada por la Embajada española deniega la asistencia sanitaria a españoles residentes en Venezuela que no pueden afrontar este gasto debido a la grave crisis económica que atraviesa el país.
“Ni un euro más”
“La ayuda de la Fundación España Salud (FES) al principio fue una bendición para nosotros, luego se convirtió en una pesadilla”, relata a EL ESPAÑOL Gabby Baldissera, que tiene nacionalidad española porque su madre, nacida en Pontevedra, emigró a Venezuela cuando tenía tan sólo tres años.
“Mi madre enfermó hace dos años y los médicos de la Hermandad Gallega le diagnosticaron una bronconeumonía”, explica Gabby. Como seguía empeorando, gracias a la ayuda de la FES la ingresaron de urgencia en el Instituto Clínico La Florida, donde descubrieron que tenía un tumor maligno.
La fundación creada y controlada por la Embajada se hizo cargo de las primeras sesiones de quimioterapia y radioterapia, y del primer traslado en ambulancia hasta el Centro Médico Las Mercedes para someterse a estos tratamientos. Tras aquel primer desplazamiento, Gabby tuvo que pagar de su bolsillo la ambulancia: “Al final acabé alquilando una bombona de oxígeno y la llevaba en mi propio coche, porque algunas de las ambulancias que me enviaban eran un auténtico peligro”, indica a EL ESPAÑOL.
Cuando su madre debía someterse a la tercera sesión de quimioterapia, la doctora Rosa da Silva de la FES convocó a Gabby para comunicarle que la fundación no iba a pagar ni un euro más de su tratamiento: “Me dijo que la Fundación ya se había gastado 293 millones de bolívares en mi madre, y que para qué tanto si se iba a morir de todas formas”.
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