La crisis del gas en Trujillo muestra la debacle en el suministro de gas para la población. La calidad de vida se desvanece, mientras que en las comunidades se cargan las bombonas de un lado a otro, utilizando cualquier medio, sea una carretilla, un vehículo o la espalda de una persona sin distingo de sexo o edad
Un panorama desolador, mientras las personas saben que hay una pandemia que obliga a la población a extremar sus cuidados, pero la necesidad de tener una bombona en su hogar, para guardar la leña para los días en que gas no hay, los lleva a ignorar cualquier medida de bioseguridad.
En la Concepción de Pampanito, llegaron este martes a llevarse las bombonas, esta es una de las zonas más pobladas del municipio, que tenía más de seis meses que no recibían el servicio, mientras los días pasan y con ellos los esfuerzos diarios de una población que sortea los embates de una crisis insostenible. Ese día todos salieron a la calle para entregar sus cilindros.
Venezuela es el octavo país en el mundo con reservas probadas de gas natural. Rusia e Irán encabezan esta lista. En Suramérica, el país se ubica por encima de Bolivia. La cifra aproximada de la reserva es 201,5 billones de pies cúbicos (dato oficial hasta el año 2019, según Gaceta Oficial No. 41.648), pero continúa con una severa crisis de escasez.
“Yo estoy cansado de cargar leña, me siento agotado. Físicamente y mentalmente. Sin embargo, cargar una bombona en mi espalda por casi un kilómetro, me anima a descansar por unos días de la búsqueda de palos y ramas en el monte” comenta Luis Colmenares habitante del sector.
Luis tiene 68 años y siempre ha vivido en ese sector del municipio Pampanito. Creció en la Venezuela productiva, donde conseguir el gas y la gasolina no era un problema. Pero por su mente nunca pasó ver las colas en la estación de servicio vecina a su hogar, mucho menos cargar una bombona, cuando el servicio llegaba a cada hogar.
Él cuenta que solo tiene una bombona y, cuando tiene gas, le dura máximo mes y medio. Pero como el suministro es cada seis meses y hasta un año, les ha tocado usar leña, como la única manera de cocinar. A esta escasez se le suman todos los problemas en las fallas de los servicios públicos.