Por: Carolina Isava
Luego de un mes de espera, que es lo que demora el ciclo de agua para llegar a los diferentes municipios y sectores de la región insular, vecinos del sector 1 de la popular población de «Villa Rosa», en la parroquia Francisco Fajardo del municipio García.
Los neoespartanos vienen desde hace mucho tiempo pasando penurias de todo tipos y mas recio con los servicios públicos principales como lo son; el agua y la electricidad, lo peor es que no hay una solución real por parte de quienes tienen las responsabilidad absoluta, llámense Corpoelec, Hidrocaribe que dependen del protector de estado Dante Rivas.
Según los habitantes de la isla , después que a Rivas le inventaron ese cargo como premio de consuelo se agudizaron los problemas, para no decir que terminó de destruir todo.
En el estado Nueva Esparta los ciclos de agua son de 45 días, entre 8 y 12 horas diarias de cortes en el servicio eléctrico, un día en cola para surtir 30 litros de gasolina, el aseo no pasa a recoger la basura por sectores dónde antes lo recogía, el gas doméstico los venden cada 4 meses o cuando los distribuidores reciben las ordenes de sus jefes, las avenidas a oscuras y con cráteres en las principales vías destruyen los vehículos que por ellas transitan y peor son las condiciones para las que no son tan transitadas.
Después de 45 días comenzó la distribución del agua, pero para sorpresa de quienes ansiosamente esperaban el tan necesario líquido, solo salió agua de barro con olor putrefacto, nada parecido al agua potable. Las manifestaciones de rechazo no tardaron en ser publicas al punto que extraoficialmente se conoció que ordenaron paralizar la distribución pautada.
No se sabe hasta cuando será esta situación, lo que si quedó claro es que la falta de mantenimiento en los sistemas de bombeo de agua potable para las islas es inexistente.
Culpables por sumisión
A juicio de los habitantes toda esta situación que viven los ha llevado acostumbrarse, al punto que ellos mismos dicen que no han hecho nada.
En la afamada población de «Villa Rosa» conocida por los cacerolazos y el sartén ya ni protestan, manifiestan que son ignorados, además de una especie de conformismo en el que están sumergidos.
Conscientemente saben que no pueden seguir aguantando tantas calamidades, y que es momento de despertar y abrir los ojos ante tanto trato inhumano.