Cada día se suman más las Embajadas y Consulados en el exterior al sigiloso cierre técnico por falta de recursos del Estado, lo que hace imposible asistir y representar a los ciudadanos en el exterior.
A la fecha, Embajadas, consulados y representaciones venezolanas ante los organismos internacionales y sus funcionarios diplomáticos y locales soportan hasta 22 meses sin recibir sueldos ni presupuesto de la cancillería. El equipo de defensa y los recursos necesarios para asistir a Alex Saab y proteger a su familia no tiene retraso.
La mayoría de los consulados están técnicamente incapacitados para atender citas de pasaportes porque tienen el servicio de internet suspendido por falta de pago o sus oficinas han sido clausuradas por mora de arrendamiento. Algunos trámites consulares de extrema urgencia se resuelven en una cafetería que ofrezca Wifi gratis.
Por Especial lapatilla.com
El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Carlos Faria, designado en mayo de este año, heredó una cancillería arruinada por sus antecesores desde que la actual vicepresidenta Delcy Rodríguez estuvo al frente de ese despacho, pasando por la administración de Jorge Arreaza y, posteriormente, la breve gestión del diplomático de carrera Félix Plasencia, actual embajador de Venezuela ante el nuevo gobierno de Petro en Colombia.
Los tres cancilleres han desatendido el requerimiento presupuestario de las misiones diplomáticas y abandonaron al personal diplomático del servicio exterior quienes a la fecha soportan hasta 21 meses de deuda salarial, en algunos casos, a excepción del “diplomático” Alex Saab, quien recibe la oportuna atención de Caracas por su bienestar sin la excusa de las medidas coercitivas unilaterales contra el pueblo venezolano.
Probablemente al venezolano de a pie poco le interesa qué o cuánto debe el Estado a un funcionario público o a una embajada o consulado pero el asunto significa una grave falla en la seguridad nacional y un vacío en el resguardo de activos de la nación y protección al venezolano en el exterior, por lo que compete a todo venezolano y más adelante se explica.
Como bien se ha señalado en los últimos años en la prensa nacional e internacional, los diplomáticos venezolanos en el exterior constantemente han sido objeto de desalojados de sus viviendas, les han suspendido servicios básicos como electricidad, internet y hasta se han visto obligados a retirar a sus hijos de los colegios y/o universidades por falta de pago. Cientos de casos donde estos trabajadores y sus familias se ven forzados a vivir con otros colegas en las oficinas de la misión o residencia oficial del embajador y reducir su consumo de alimentos al mínimo. Incluso, ya es casi una práctica de períodos donde estos funcionarios no cuentan con un seguro médico internacional. Increíblemente este panorama fue común mientras corría la pandemia global, “solventándolo” por último con un seguro de viaje de una aseguradora rusa que no era reconocido en muchos países.
El grueso de embajadas y consulados alrededor del mundo se han visto forzados a un cierre técnico y trabajar desde sus casas o cafeterías, por no contar con electricidad, internet, incluso computadoras aptas y papelería. Sobre la mayoría de embajadas y consulados pesan costosas demandas laborales por el incumplimiento en el pago de sueldo de los trabajadores locales, tales como asistentes de oficina, traductores, secretarias, conductores, seguridad y mantenimiento. Estos escenarios son bien conocidos por los diplomáticos de otros países y de los mismos gobiernos donde han sucedido y continúan sucediendo estos casos.
Antes de su nombramiento como canciller, Faria fue embajador de Venezuela en Moscú (2017-2022), por lo que conoció de primera fila el calvario que sufren los diplomáticos venezolanos del servicio exterior y la difícil tarea de sus colegas en administrar una misión diplomática sin recursos, con tremendas deudas y demandas por falta de pago a empleados, proveedores y servicios. A esto se le suma la constante incertidumbre de cómo, cuánto y cuándo el despacho de Carmelitas va a enviar la próxima remesa, además, la carrera por quiénes van a recibir los necesitados fondos porque no todas tienen el privilegio y la atención de cancillería. Cabe aclarar que las remesas son prácticamente una vez al año y solo cubre uno o dos meses de lo adeudado, traduciéndose esto en un insignificante porcentaje de lo que un funcionario puede pagar de lo que adeuda.
Existe una gran disparidad en aprobar los fondos a asignar. Estos han funcionado de acuerdo con el nivel de enchufe que tenga el jefe de Misión con Miraflores y el Despacho de la Vicepresidenta. Por ejemplo: nuestras embajadas en China, Rusia (donde estaba Faria como embajador), Chile, Mali, España, India, México o Turquía, donde la ex – primera dama Marisabel Rodríguez de Chávez es la Cónsul General, o el caso en La Haya y ahora la FAO donde ha estado designada Haifa Aissami Madah, hermana de Tarek El Aissami, no sufren de grandes retrasos, así como también aquellos países que generan alta renta consular (dinero proveniente del pago de pasaportes y otros servicios), tales como Australia, Italia, Francia, Argentina, Perú, Ecuador, Portugal, etc. Lo mismo sucede con los consulados y las misiones permanente ante los Organismos Internacionales.
Tal es el caso de la Representación venezolana ante la ONU-Nueva York donde Manuel Moncada es el titular y goza del beneficio de recibir los sueldos y gastos de funcionamiento con gran ventaja, a diferencia de la Representación Permanente de Venezuela ante la ONU en Ginebra, la cual está técnicamente en la quiebra, y es representada por un diplomático de carrera sin peso político.
Recientemente se presentó un suceso muy particular antes de la gira de Nicolás Maduro a los países del Medio Oriente el pasado mes de junio, las embajadas venezolanas en Argelia, Irán, Kuwait, Qatar y Azerbaiyán oportunamente recibieron directamente del BANDES todos los fondos correspondientes al año 2021 para el sueldo de personal diplomático y gastos de funcionamiento de la misión, con la condición de que no le fuese mencionado al presidente el retraso de los recursos. Por ahora solo les deben los meses correspondientes al año 2022.
Sobre este caso imperan dos interrogantes: ¿por qué Caracas envía diplomáticos al exterior y no les paga? ¿Cómo alguien puede vivir sin recibir hasta casi 2 años sin sueldo?
Este asunto comenzó durante la gestión de Delcy Rodríguez cuando era canciller y el gobierno de Barak Obama implementó la declaratoria de “emergencia nacional” sobre Venezuela, adoptada en 2015 a través de la orden ejecutiva 13692, lo cual dio paso a una política de sanciones que más tarde restringió la circulación de fondos del Estado por importantes intermediarios financieros internacionales. Sin embargo, países como Cuba, Siria e Irán que históricamente han soportado un bloqueo económico fuerte, han evitado una crisis en sus embajadas como es el caso de Venezuela.
Los retrasos de las remesas durante Delcy alcanzaron 4 meses bajo la excusa de las sanciones de Obama. Una excusa perfecta que utilizaba mucho el entonces director del despacho de la ministra Erick Malpica, sobrino de Cilia Flores, quien a su vez también era director de administración, y director de recursos humanos. Acumuló todo el poder interno, lo que le permitió luz verde para solicitar sin contraloría fondos a la Tesorería Nacional para supuestamente cancelar deudas, pero dichos fondos nunca llegaron a su destino, como los bonos de fin de año del servicio interno, vacaciones de funcionarios del servicio exterior, entre otras deudas adquiridas por ley. Según Malpica esos fondos los secuestró Obama gracias a sus sanciones. Ese dinero jamás llegó a sus destinatarios.
Hoy día Delcy Rodríguez es quien está delante de aprobar fondos para cualquier ente del Estado. Conoce muy bien la situación de las misiones diplomáticas por la lluvia de informes que llegan a su Despacho y a la Cancillería.
Cuando Jorge Arreaza fue nombrado canciller en el 2017, el gobierno de Estados Unidos arremetía fuertemente contra Venezuela, fue la época más oscura que debió enfrentar Maduro y el país entero en cuanto a estabilidad política y económica. Los retrasos de las remesas comenzaban a extenderse 6, 9 y hasta 12 meses.
El bloqueo financiero internacional fue burlado por Arreaza usando valijas humanas, es decir enviando maletines diplomáticos con dinero en efectivo controlado a puntos en el exterior para repartirlo a las misiones por región y así logró aliviar un poco el fallo financiero de las misiones. No obstante, la deuda total al servicio exterior alcanzó los 10 millones de dólares, monto insignificante para un país exportador de petróleo y minerales, y si bien vemos, por ejemplo, un avión de combate ruso Sukhoi-su30 de los que Venezuela ha adquirido en los últimos años, está valorado en $40 millones aproximadamente.
Ante aquella situación Jorge Arreaza se vio forzado a adaptar al Ministerio de Relaciones Exteriores MRE con el mínimo de los recursos tomando medidas de emergencia. Una de esas medidas fue recortar en un 50% la nómina del servicio exterior, así como reducir considerablemente los viáticos por traslado, es decir un funcionario recibía una asignación de divisas de acuerdo con la economía del país para su instalación en el nuevo destino porque en principio necesita rentar un lugar para vivir y debe pagar por contrato, al menos dos o tres meses adelantados, un mes de comisión inmobiliaria y un depósito de seguridad también de 2 o tres meses.
El nombramiento de Félix Plasencia como canciller trajo la idea de que esta situación se iba a normalizar definitivamente por el hecho de que Plasencia se formó como diplomático de carrera, además de ser muy cercano al clan de los hermanos Rodríguez. Se creía que se corregirán muchos vacíos internos porque entendía la importancia de una cancillería sana. Se creía que su experiencia en el servicio exterior en importantes destinos como Londres, Bruselas y de venir como embajador en Beijing, la cancillería iba a mejorar en su organización y funcionamiento. Sin embargo, desilusionó vertiginosamente cuando todo se detuvo desde que él y su equipo pusieron un pie en la esquina de Carmelitas. Algo similar ocurre con la presente gestión, y esto se explicará más adelante.
Decenas de fuentes consultadas indican que el breve canciller es recordado sólo por lo desastroso de su gestión y de ser el período más oscuro en la historia de la política exterior nacional, tal como lo reflejan videos y audios que circularon por los entes del Estado y artículos de prensa. Personalmente se dedicó a viajar en giras internacionales y entregó la administración del MRE a su directora de Recursos Humanos, la señora María Scioli, donde imperó la corrupción, el despotismo y el desconocimiento general de la gestión pública. Gozó de plenos poderes y desmanteló lo construido por Arreaza, eliminó las valijas humanas para otorgar fondos sin soporte ni comprobante para algunas embajadas seleccionadas a dedo por ella. Absorbió tantas funciones y control reflejando la peor gestión recordada por la Casa Amarilla, convirtiendo a Malpica en un bebe de pecho.
La mayoría de las embajadas venezolanas dejaron de recibir fondos y alcanzaron hasta 18 meses de retraso bajo la administración de Plasencia, lo que se tradujo para ese entonces en una deuda total de unos 30 millones de dólares. La crisis tuvo un impacto general y la intención del canciller estuvo muy lejos de solucionar el grave descuido.
Como consecuencia de la crítica situación, se realizaban reuniones virtuales de emergencia entre los viceministros regionales del Ministerio de Relaciones Exteriores y los embajadores y encargados de negocios en el exterior para informar las graves situaciones que enfrentaban y la imposibilidad operacional de las misiones. Plasencia se enteró de estas reuniones e iracundo se coló de sorpresa en una de ellas e intervino sin la voluntad de presentar una solución real ni a corto plazo regañando diplomáticamente a sus representantes en el exterior recomendando la renuncia a quienes no puedan más, exigió más recortes presupuestarios y sugirió que el personal diplomático no gaste en educación costosa, transporte y “lujos”. Los nueve meses de Plasencia como canciller pesaron como décadas de desidia y la deuda con el servicio exterior seguía acumulándose. Hoy día Venezuela cuenta con el cierre técnico en la mayoría de sus sedes en el exterior. Parece que la administración de Faria va en la misma dirección, quizás peor.
Anteriormente los embajadores, sin importar el nivel de amistad o preferencia, tenían línea directa con el jefe de estado, como sucedía en la época de Chávez y como sucede en el resto del mundo, hoy la historia es otra, la mayoría de los embajadores no tiene ningún tipo de acceso al presidente de la república ni al canciller y lo paradójico aquí es que ellos son quienes lo representan directamente ante otros Estados.
Distintas fuentes consultadas explican que pocas misiones diplomáticas y consulares tienen la capacidad operacional y han tenido que cerrar las puertas para evitar más gastos y reclamos. Los efectos de esta crisis se han reflejado en embargos de bienes, demandas laborales que han incrementado los compromisos económicos hasta el triple.
Debido a la alta migración y los casos de ciudadanos fallecidos, heridos, extraviados y ultrajados en esos trayectos, los consulados en Centroamérica no han atendido ni un solo caso por no contar con recursos, no pueden soportar viáticos ni gastos para repatriación, ni siquiera de casos excepcionales.
Muchas Embajadas en Europa han cerrado sus puertas, no cuentan con vigilancia, electricidad y en el peor de los casos no pueden tener acceso por mora de arrendamiento. Obras originales de artistas venezolanos que por décadas adornan las sedes diplomáticas están en riesgo de sufrir daños por abandono y exposición inadecuada de temperaturas. Consulados en esa misma región reciben la valija de documentos de la mano de algún empresario o funcionario amigo que casualmente viaje a esos países y pueda hacer “el favor” de llevarlo. Esas valijas contienen en su mayoría pasaportes o prórrogas tramitadas y las mismas han sido entregadas en cafeterías porque no hay condiciones para abrir la oficina. Muchos jefes de misión se esconden de los agentes inmobiliarios o landlords que persiguen el pago de la deuda por arrendamiento.
Los funcionarios en el exterior sobreviven de distintas formas, dependiendo de la economía de cada país donde están designados. Los que pudieron adquirir vehículos a crédito los otorgan o trabajan directamente como Uber en algunas horas del día o días de la semana. Familiares de los diplomáticos venden comida o repostería entre su comunidad. Servicios de traducción online en algunos casos o clases de español salvan la comida de la semana.
En otros casos el sistema financiero de algunos países les permite extender la deuda de sus tarjetas de créditos o simplemente van vendiendo sus bienes en Venezuela para poder subsistir mes a mes. Muchos hijos e hijas de los diplomáticos debieron dejar sus estudios porque algunos países requieren el pago anual o, por seguridad, solo permiten a estudiantes internacionales en sedes privadas o escuelas que estén dentro de un perímetro apropiado y seguro para la seguridad de diplomáticos extranjeros. Parece que este escenario no sucedió en los países donde Plasencia fue diplomático.
Las fuentes también coinciden en que la mayoría de la directiva del MRE no tienen el roce ni la preparación suficiente para entender que cada país tiene una economía y regulaciones distintas a la de Venezuela. Un agente diplomático puede ser blanco de secuestros, robos, atentados o simplemente un asunto de seguridad social y por ello deben vivir en zonas seguras, idealmente cerca de la oficina donde esté la embajada o consulado para atender alguna emergencia o resguardo ante un conflicto. En algunos países no es seguro utilizar transporte público y deben utilizar vehículo propio o privado.
Interminables explicaciones a Caracas para que aprueben el cambio o adquisición de nuevos vehículos porque la regulación ambiental de equis país no permite la circulación en autos con ciertos años, solicitudes engavetadas para la actualización de equipos de oficina, contratación para reparaciones y mantenimiento apropiado o por regulación, en el olvido los cambios de sede o reparación o renovación por seguridad o deterioro y nada se atiende a menos que exista un fuerte enchufe con Miraflores.
Simplemente imaginemos en Caracas a un diplomático extranjero viviendo en un apartamento del 23 de enero y tenga que movilizarse en mototaxi o Metro a su oficina en el Este de la ciudad o atender a un connacional en una panadería porque su oficina fue desalojada. Evidentemente no es un lujo sino una necesidad, pero Caracas no entiende por qué se le tiene que pagar “tanto dinero” a alguien en el exterior si en Venezuela “se vive con menos”.
En la práctica, se supone que el diplomático también tiene la función de un agente de inteligencia y requiere estar en reuniones, conectarse con personas relevantes y situaciones que son vías para alcanzar directrices en la línea política que necesitan ciertos aspectos de acuerdo con la situación de interés nacional, político o comercial, Aseguran que ni Cuba, Siria, Irán, Bielorrusia no han estado ni cerca de vivir una situación como los diplomáticos venezolanos.
Al contrario de Venezuela, este asunto bien lo entiende hasta el gobierno de Kim Jong-un. Los diplomáticos de la embajada de Corea del Norte en Caracas tienen su sede en Loma de Las Mercedes y residen en la misma urbanización en calle privadas con seguridad y solo se mueven en carros oficiales, por citar un claro ejemplo de un país aliado, altamente sancionado y de recursos muy limitados que destina más del 50% de su presupuesto anual en armamento.
Para los actuales tiempos nada de eso se toma en cuenta, El MRE ha instruido a las embajadas comunicar constantemente a los gobiernos donde estén sobre el secuestro y el sufrimiento de la familia del diplomático Alex Saab, a quien se le violó, según Caracas, su inmunidad diplomática y derechos humanos.
El gobierno nacional no ha entendido la grave vulnerabilidad de esta situación que recae sobre la seguridad nacional y que debilita la política exterior venezolana. Cómo Maduro pretende recuperar los activos en el exterior otorgados por otros gobiernos a un G4 sin recursos, sin agentes diplomáticos entregados en mente 100% si deben meses de renta, amenazas de suspensión de servicios, deben alimentarse, vestirse apropiadamente, necesitan internet para trabajar, requieren recursos para reuniones, contactos, debe y debe, no sabe cuándo va a recibir el salario?
¿Cómo un agente consular va a atender a un connacional que requiere una repatriación, un permiso de viaje, trasladarse a otra ciudad para una asistencia legal, médica o de emergencia si la oficina no tiene fondos para viáticos, no tiene transporte, internet y línea de celular suspendida, sin herramientas, ni material o medios apropiados? Cómo participamos en el escenario comercial, cultural y político mundial sin herramientas ni planificación.
Ante esta extrema situación no es difícil imaginar la vulnerabilidad del funcionario venezolano ante la táctica de un agente extranjero o espía organizado y con recursos para obtener información confidencial a cambio de una “ayuda” que le pueda solventar la gravísima crisis a la que el Estado venezolano lo tiene sujeto. La inestabilidad económica y emocional del servicio exterior es la columna vertebral de la política exterior del gobierno y esta lleva años fracturada.
Por un lado, no existe coherencia con los intereses y lineamientos geopolíticos del Estado por como llaman: un mundo libre de hegemonía, soberanía de las naciones y un mundo multipolar, multicéntrico a favor de la diplomacia de paz cuando Venezuela adeuda millones de dólares a los organismos multilaterales internacionales imposibilitando la aplicación y ejecución de la política exterior llevándonos a un veto por incumplimiento de cuotas. De qué manera un diplomático puede velar, defender y luchar por los principios que rigen la actuación internacional del Estado en función de la soberanía y defensa de la nación en el campo internacional cuando nuestro servicio exterior está en coma, deprimido, abandonado, sin recursos, andrajoso y arruinado dando pena mundial.
Actualmente y desde que el nuevo canciller asumió el Despacho, la campaña #FreeAlexSaab ha sido más agresiva y mediática. Se han realizado foros con decenas de grupos de izquierda en el mundo pidiendo divulgar en sus espacios el tema Saab. Las instrucciones a las embajadas han sido crear contenido y comunicar oficialmente el caso y los avances en esa materia. En relación a las emergencias y crisis financiera la respuesta ha sido: “aguanten, resuelvan” , A la fecha las misiones sin enchufe alcanzan hasta 22 meses sin recursos.
La sombra de Plasencia parece acobijar la actual administración. El ex – embajador y actual canciller Carlos Faria ha designado a su esposa como Secretaria Ejecutiva del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, situación que trae a la memoria los tiempos del imperio de Erik Malpica o María Scioli porque el Ministerio está internamente paralizado. El equipo de trabajo de Faria ha cerrado las puertas al resto de los despachos y no mantiene comunicación o coordinación ni siquiera con los viceministros regionales y demás oficinas administrativas, mucho menos con los embajadores en el exterior, como lo hizo Plasencia. No se avista un plan inmediato ni concreto para atender la mega crisis económica y moral del servicio exterior mientras la deuda va subiendo sin signos de detenerse.
Mis fuentes estiman que el 2022 cerrará sin una solución. Recientemente asignó un mes de recursos a dedo para los embajadores cercanos del canciller y al enchufe. Al igual que sus antecesores, esta administración práctica priorizar el ocultar esta situación al presidente y extender con excusas la situación.
En su primer tuit como canciller, Faria enfatizó, palabras más palabras menos: -“Bajo sus instrucciones, trabajaremos sin descanso para consolidar su estrategia de la Diplomacia de Paz y el legado del comandante Chávez”. A lo que nos preguntamos: ¿Cómo el canciller Faria piensa consolidar la diplomacia de paz cuando su cancillería vive en un permanente infierno?