La posibilidad de resucitar un mercado que en sus mejores épocas fue clave para sus ingresos, dado que fue el primer socio comercial del país, ha llevado a las principales aerolíneas del país, desde hace varios meses, a pedir pista para retomar los vuelos entre Colombia y Venezuela, cerrados por la pandemia, pero que desde 2017 fueron fuertemente restringidos cuando Avianca paró operaciones a ese destino.
Si bien el Gobierno ya comenzó a revisar los pasos para reactivar gradualmente unas maltrechas relaciones comerciales, las aerolíneas Avianca Group, Wingo y Latam Airlines están a la espera de que el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac) del vecino país les notifique el levantamiento de la restricción operacional con las terminales de ese país.
A la fecha, según datos de la Aeronáutica Civil (Aerocivil), confirmados por las aerolíneas, ya están aprobadas varias rutas solicitadas desde hace varios meses, y el día 9 de cada mes, según fuentes del mercado aeronáutico, las empresas esperan que la autoridad aeronáutica venezolana finalmente levante la restricción y les dé luz verde para comenzar a vender tiquetes de manera oficial.
En el caso de la aerolínea Wingo, filial del grupo Copa Airlines, la compañía confirmó que ya tiene autorizadas en Colombia las rutas Bogotá-Caracas-Bogotá y Bogotá-Valencia-Bogotá para hacer siete vuelos a la semana en cada una.
La perspectiva inicial de la empresa es aprovechar el importante volumen de ciudadanos venezolanos que residen en Colombia y que esperan reencontrarse con sus familiares, pero también habilitar conexiones con Valencia, que es la capital industrial de ese país.
Incluso, Wingo ya estudia habilitar vuelos directos entre una de las otras ciudades principales de Colombia con Caracas, siendo las opciones Medellín, Cali o Barranquilla, en las que vive el mayor número de migrantes venezolanos.
Entre tanto, Avianca, que radicó el 5 de mayo la solicitud para retomar la ruta entre Bogotá y la capital venezolana con 7 frecuencias semanales en aviones Airbus A319, A320 y A320 Neo, está a la espera de la aprobación oficial de la Aeronáutica Civil.
En el caso de Latam Airlines Colombia, esta aerolínea ya tiene aprobada por la Aerocivil el mismo trayecto (Bogotá-Caracas-Bogotá), e igualmente con siete frecuencias semanales, es decir un vuelo diario, tras hacer la solicitud el 7 de julio del 2022.
Y aunque en el esperado regreso no solo de los vuelos entre Colombia y Venezuela, sino de la reactivación de la relación con ese país, los procesos serán graduales, Claudia Velásquez, expresidenta de la Asociación Colombiana de Transporte Aéreo (Atac) y conocedora del sector aeronáutico, señala que hay un importante potencial para el mercado aéreo.
Al respecto, explica que cuando una aerolínea toma la decisión de abrir una nueva ruta, es porque ya tiene unos estudios previos de flujos de tráfico que le permiten determinar que habrá un número importante de pasajeros que se desplazarán hacia ese destino, lo cual se puede verificar comprobando las estadísticas de vuelos hacia Cúcuta y Bucaramanga, así como desde Panamá.
“Las condiciones del precio del combustible y la necesidad de comprarle otra vez a Venezuela comienzan a generar un mercado natural hacia ese destino”, agregó.
Según la experta, en la apertura de una nueva ruta los costos de comercialización son muy elevados y si las tres empresas ya se animaron a pedir autorización a las autoridades locales y de Venezuela, es porque ven que pueden diversificar.
Lo anterior, según otras fuentes del mercado, les servirá para compensar con ingresos en dólares un mercado local que hoy presenta una alta sobreoferta, estimada en el 30 por ciento, y en medio de una situación financiera complicada, ya que en los últimos tres años y medio las aerolíneas han arrojado pérdidas billonarias.
Velásquez señala, además, que hay un nuevo entorno político por la posición y la línea
que está dando el nuevo gobierno del presidente Gustavo Petro. “Acordémonos que hace 20 años Venezuela era nuestro primer socio comercial, por encima de Estados Unidos. Lo que pasa es que eso se destruyó en 20 años”, reiteró.
Y agregó que volver a tener Venezuela como socio comercial estratégico es una solución para la actividad económica desde Bucaramanga hacia Cúcuta, donde se generaba mucho empleo para los colombianos en Venezuela.
“Yo lo veo muy positivo y en consonancia con todo, con la situación del petróleo, con que Estados Unidos le está empezando a comprar nuevamente productos de petróleo a Venezuela, entonces tiene toda esa connotación que me parece fantástica”, recalcó Velásquez.
De hecho, en la época dorada de las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela, ese país llegó a ser el 40 por ciento de todo el tráfico internacional de Colombia, como lo recuerda Velásquez.
Para el caso de Avianca, la operación con Venezuela llegó a representar el 60 por ciento de los ingresos por operaciones internacionales de Avianca, según conocedores de la situación de ese entonces.
Y así lo ratifican las estadísticas de la Aerocivil, según las cuales, entre el 2005 y el 2016, antes de que Avianca suspendiera las operaciones, el promedio anual de pasajeros movilizados entre los dos países fue de 335.410 viajeros, siendo el 2013 el año de mayor movilización, con 431.744 personas transportadas, es decir, un promedio diario de 1.182.
Tras un incidente en el 2016 con un vuelo proveniente de España, que fue alcanzado por dos aviones caza de Venezuela, en el 2017 Avianca decidió suspender las operaciones aéreas con el país vecino, argumentando fallas en los controles de tierra, falta de recursos para la atención aeroportuaria, inconsistencias operacionales y la necesidad de mejorar la infraestructura de los aeropuertos.
Ahora, cinco año después y a la espera de la aprobación del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac), EL TIEMPO conoció que esta empresa ya viene haciendo visitas técnicas para revisar todos esos temas operacionales, con la claridad de que si estos no se han superado aún, la reactivación efectiva de la operación no se iniciará. La fecha tentativa de inicio que tienen en la aerolínea es diciembre.
En cuanto al manejo financiero para garantizar que los ingresos de los vuelos que se comercialicen lleguen efectivamente a las compañías, hoy el panorama es diferente.
Esto porque a raíz de la fuerte devaluación del bolívar, esta moneda prácticamente ha desaparecido y las transacciones se hacen en dólares, directamente entre compradores y vendedores, sin la intervención de la antigua Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi), la cual quedó debiéndole a Avianca más de 400 millones de dólares.
Según explican en Wingo, hoy cada empresa define su estrategia de tesorería, teniendo presencia financiera en Venezuela a través de cuentas en algunos bancos que operan allá, pero también existe la opción de que las ventas que se generen queden registradas en Colombia, de tal manera que el ingreso se asegura y llega de inmediato.
“Eso está mejorando y ya no hay ese control cambiario tan fuerte que había”, aseguró un consultado.
Se esperaba que al asumir Gustavo Petro como presidente de Colombia se diera rápidamente la reapertura de la frontera con Venezuela, para reanudar las relaciones entre ambos países después de años de asperezas.
Sin embargo, más de dos semanas después, el proceso se ha estancado. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha ralentizado el proceso debido a preocupaciones en torno al impacto de una avalancha de productos colombianos en la incipiente recuperación económica de su país, y dudas sobre cómo poner fin a las actuales relaciones comerciales, según fuentes al tanto del proceso.
Por años, Maduro ha recurrido a aliados políticos, como Irán y Turquía, para las importaciones, con acuerdos que a menudo beneficiaban a altos funcionarios militares en los puertos y puntos de control fronterizos. Eso creó un sistema de comercio ilícito en la frontera –infestado de contrabando y controlado en gran medida por bandas– que es difícil de erradicar, dijeron las fuentes.
“Me preocupo cuando los oigo decir que quieren fortalecer las relaciones comerciales actuales, porque lamentablemente esas relaciones son informales. Yo lo que quiero es que podamos fortalecer las relaciones formales, porque esas son las que van a dar igualdad de condiciones, sin beneficios”, dijo Tiziana Polesel, directora de Consecomercio, la cámara de comercio de Venezuela.
En 2021, Colombia exportó solo 331 millones de dólares a Venezuela, frente a 6.100 millones de 2008 y grupos empresariales de ambos lados pronostican que el comercio podría alcanzar los 1.200 millones de dólares para fin de año si se reanuda el comercio transfronterizo.