Aunque ahora el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, esté invitando a los empresarios colombianos a retomar sus inversiones en ese país, la realidad es que desde hace muchos años las grandes compañías fueron saliendo, muchas de ellas, obligadas en medio de la crisis política y social venezolana.
Por eltiempo.com
Por ejemplo, luego de 60 años de operaciones, Avianca decidió en 2017 dejar de volar a Venezuela, con el argumento de que tenía riesgos de seguridad para la operación aeronáutica.
Meses antes, la aerolínea había denunciado hostigamientos de un avión venezolano mientras volaba por ese país y años atrás ya había tenido problemas para monetizar los ingresos obtenidos en esa nación, por lo que entre el 2014 y el 2015 castigó en sus libros contables la deuda, que ascendía a 300 millones de dólares.
También hubo expropiaciones como la del Grupo Éxito en el 2010, cuando la Asamblea Nacional declaró de utilidad pública e interés social todos los bienes inmuebles donde funcionaban los almacenes que operaban bajo la marca y se ordenó la adquisición forzosa de dichos activos. Tras las negociaciones, el Gobierno chavista pagó 91 millones de dólares por la nacionalización de la cadena.
Igualmente, desde el 2006 Venezuela decretó la expropiación de los activos cementeros de Argos localizados en el estado de Trujillo. Desde entonces, la compañía perdió el control operativo de estos, y no obstante múltiples esfuerzos legales para obtener una indemnización, a la fecha no se ha recibido.
En total, el comercio entre los dos países llegó a representar 7.211 millones de dólares en 2008. Sin embargo, la cifra se redujo de manera drástica años después. En 2015 alcanzó los 1.331 millones de dólares; en 2019 apenas llegaba a 237 millones de dólares y el año pasado fue de 222 millones de dólares. Ahora, con la reapertura, desde la Cámara Colombo Venezolana esperan que se recupere y llegue a 600 millones de dólares en este 2021.
Según Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, más que una bienvenida por parte del régimen, esta se da por los gremios y las organizaciones económicas venezolanas que han ido acercándose a las colombianas.