(EFE).- “Equilibrio”, la palabra más repetida en las ruedas de prensa de Carlo Ancelotti. El punto clave en sus planes para hacer un equipo ganador. La pasada temporada lo logró con el 4-4-2 en rombo en ataque y el 4-4-2 en línea en defensa. Y ahora, con la llegada de Kylian Mbappé, el atasco por izquierda y la ausencia de Toni Kroos, parte de cero.
Una de las grandes características de Ancelotti como entrenador es encajar a los jugadores. Alinear con éxito a una congregación de estrellas, como con la que cuenta para esta temporada en el Real Madrid.
El último ejemplo de ello es Jude Bellingham. El técnico encontró un sitio para el inglés la pasada temporada en la mediapunta y falso ‘9’ en ataque, y como falso extremo izquierdo en defensa, trabajando en las ayudas. Desde ahí, logró los mejores registros de su carrera: 23 goles y 13 asistencias.
Pero el fichaje de Mbappé lo cambia todo. Y la retirada de Kroos, también. Una pieza fundamental que llega y otra, insustituible, que se va. Ancelotti cambió a uno por otro en su once tipo, pero las diferentes posiciones sobre el campo alteran el plan.
Una estrategia aún por definir y afinar tras solo diez días entrenando juntos, como se atisbó en Varsovia contra la Atalanta y se comprobó en Mallorca este domingo.
El equilibrio y el atasco
Ancelotti apuesta de inicio por un 4-3-3 con el tridente Mbappé-Vinícius-Rodrygo y un centro del campo con Tchouaméni-Valverde-Bellingham. Esquema en ataque que en defensa debería mutar al 4-4-2 en línea que tantos éxitos le ha dado a Ancelotti, pero contra el Mallorca no hubo el compromiso defensivo necesario para ejecutarlo.
“Tenemos que ir todos juntos. Todo el mundo puede pensar que es un problema de los delanteros, pero también puede ser de los defensas o de los centrocampistas. No han entendido que esto era un aspecto muy importante”, explicó Ancelotti tras el empate.
Un aspecto fundamental de ese equilibrio que no está y que demuestran las palabras de Bellingham al descanso en el túnel de vestuarios, dirigidas al tridente de ataque. “Vosotros tres tenéis que finalizar los ataques. Correr de vuelta está siendo jodidamente difícil”, expresó.
Una charla en la que Mbappé habló también de la falta de fluidez en ataque. Sensación del galo sobre el campo que confirman los datos.
La pasada temporada, los centrocampistas del Real Madrid promediaron 296,05 pases por partido. Y contra Atalanta y Mallorca promedian 82,5. El efecto Kroos, según datos de BeSoccerPro para EFE.
Un centro del campo que pierde protagonismo sin un mediocentro que guíe el juego, por lo que son los delanteros los que tienen más balón. Sobre todo dentro del área, donde casi doblan sus toques en el área (22 por 11,98). Eso sí, no incrementan significativamente los disparos a puerta (3,55 por 3,07).
Falta de pases que generen oportunidades claras y huecos en un ataque en el que la banda izquierda es protagonista. Sin contar con un lateral ofensivo -Ferland Mendy-, Mbappé, Vinícius, Rodrygo y Bellingham tienden a caer a ese costado de forma natural, aunque Ancelotti señale que es un hueco ‘solo’ para los dos primeros.
“Pueden cambiar la posición de vez en cuando. La banda izquierda la tienen que ocupar Mbappé o Vinicius sin ningún plan, según lo que sientan”, explicó.
Aunque la realidad es que el atasco por la banda izquierda fue evidente en Mallorca. 37 de los 52 regates que intentaron los futbolistas del Real Madrid en los dos primeros partidos de temporada fueron por ese sector, también predominante en los disparos, ya que 10 de los 26 llegaron tras diagonales interiores desde dicho costado del ataque.
Unos problemas en ataque que junto al error en un córner le costaron los tres puntos al Real Madrid en su inicio de la defensa del título en Mallorca.
Escenario en el que Thibaut Courtois recibió su primer gol tras volver de dos lesiones de rodilla. Después de seis encuentros con la portería a cero, Vedat Muriqi le superó.
El delantero kosovar lo hizo en una acción marca de la casa del Mallorca y de su nuevo técnico, Jagoba Arrasate.
El curso pasado el Mallorca, con el mexicano Javier Aguirre como entrenador, remató 40 córners (24.2% del total), el cuarto que más remataba, tras Osasuna de Arrasate, con 41. Una faceta del juego que explotó también este domingo para sacar un empate en el estreno del nuevo Real Madrid.