La familia del disidente, encarcelado tras las protestas del 11 de julio, denunció que el líder de la Unión Patriótica de Cuba se encuentra muy mal de salud.
Por infobae.com
El líder opositor y preso político cubano José Daniel Ferrer se encuentra recluido en una celda de aislamiento y padece de problemas de salud, desde que el pasado 11 de julio la justicia de la dictadura cubana le revocó el beneficio de detención domiciliaria y lo condenó a permanecer en la cárcel, denunció este domingo la familia.
José Daniel Ferrer Cantillo, hijo del líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), pudo tener contacto con el conocido disidente este viernes durante apenas 20 minutos y “bajo custodia” de los guardias del penal, según detalló en una publicación en Facebook la hermana del disidente, Ana Belkis Ferrer García.
“Sobre las cinco de la tarde de ayer viernes día 8 de Octubre del 2021, permitieron el pequeño encuentro a solo un integrante de la familia, para gracias a Dios y las exigencias de tantas personas solidarias a quienes les estamos eternamente agradecidos, demostrar que al menos hasta el momento José Daniel permanece con vida”, escribió Ferrer García.
La mujer agregó que su hermano se encuentra encerrado en una “minúscula y reducida celda de aislamiento, un lugar donde permanece “en condiciones inhumanas y degradantes, semidesnudo, solo le permiten tener ropa interior”.
Además, alertó de que el líder opositor se encuentra “muy mal de salud”.
Ferrer sufre de presión arterial “extremadamente alta” y “apenas pudo hablarle a su hijo”, escribió la hermana, porque desde el día anterior al encuentro sufrió de “fuertes dolores de cabeza, escalofríos, dolores en su cuerpo y falta de aire, a tal punto que pidió que le volvieran a inyectar con Diclofenaco”.
La hermana también reiteró en que la vida del opositor está en manos del presidente cubano Miguel Díaz-Canel y de Raúl Castro, en medio de una intensa campaña de los familiares y organizaciones de derechos humanos para exigir a las autoridades “una fe de vida” de Ferrer García.
El líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) fue detenido el 1 de octubre de 2019 y en febrero de 2020 condenado a prisión tras un juicio a puerta cerrada por un supuesto delito de lesiones a otro hombre, cargo que sus familiares y colaboradores niegan.
Tras seis meses encerrado, y en medio de fuertes presiones internacionales, en abril de 2020 se le conmutó la pena por una sanción de cuatro años y medio de detención domiciliaria.
Más de un año después, Ferrer fue encarcelado nuevamente por unirse a las recientes protestas ciudadanas del 11 de julio. Ese mismo día fue secuestrado por el régimen cerca de su casa. Pasaron 35 días hasta que hubo noticias de él.
Para justificar la decisión, la justicia del régime castrista sostuvo que Ferrer ha mantenido “una actitud contraria a los requisitos que debe cumplir” durante su etapa de arresto domiciliario.
José Daniel Ferrer García, de 51 años, es uno de los disidentes más conocidos fuera de la isla, ya que formó parte del “grupo de los 75? condenados en el año 2003 durante la ola represiva conocida como “primavera negra” y liberados entre 2010 y 2011 con una licencia extrapenal tras un diálogo en el que mediaron la Iglesia católica y el Gobierno español. Es decir que pasó casi nueve años en prisión, seis de ellos en celda de aislamiento y fue torturado decenas de veces. Por su disidencia ha sido reconocido por la Fundación Víctimas del Comunismo con la Medalla de la Libertad Truman-Reagan.
Ferrer, residente en la ciudad oriental Santiago de Cuba, fue uno de los 12 disidentes que decidió permanecer en su país tras su excarcelación.
Su más reciente proceso judicial concitó una fuerte expectativa internacional y críticas de organizaciones de derechos humanos e instituciones como el Parlamento Europeo, el Departamento de Estado de EEUU y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Mientras sus familiares aseguran que es inocente y los cargos imputados son inventados, las autoridades cubanas le atribuyen una “larga trayectoria de acciones de provocación contra el orden público y la legalidad” y niegan que se trate de un preso político, aunque le han acusado públicamente de ser un “agente asalariado al servicio de Estados Unidos”.
En una entrevista en el mes de abril, Ferrer opinó sobre la situación en la isla, adelantándose a las protestas del 11 de julio: “(Se) viene demostrando cada vez de manera más clara y más precisa que la población va perdiendo el miedo a la represión del régimen y que cada vez se muestran más descontentos con las políticas del régimen y sus injusticias. Y más solidarios con las víctimas del régimen y con quienes luchan con los derechos y las libertades de nuestro pueblo”.