El miércoles pasado, El Vaticano anunció la decisión del Papa Francisco de beatificar a María Berenice Duque Hencker, religiosa colombiana que dedicó su vida al servicio y a la educación hasta el día de su muerte, el 25 de julio de 1993. La determinación de la Santa Sede se debe a que la monja habría intercedido por un niño enfermo en Medellín, Antioquia.
Por Infobae
La historia la cuenta Sebastián Vásquez Sierra, un hombre de 34 años que vive una vida normal caminando apoyado de un bastón. El hombre, según reportó El Tiempo, vivió una vida normal hasta la edad de 7 años junto a sus padres, su hermana y sus dos hermanos. Sin embargo, un diagnóstico confuso cambiaría su vida y la de sus familiares.
A esa edad, el niño comenzó a presentar síntomas de mareo, vómitos después de comer y pérdida repentina del conocimiento. “Empezaron a llamar desde el colegio donde estudiaba ‘doña María Eugenia, don Miguel Ángel es que llamamos a informarles que Sebastián lo tenemos en enfermería porque perdió el conocimiento en clase’. Estaba estudiando y de un momento a otro, como si me hubiera muerto”, contó el hombre para el diario capitalino.
Los problemas de salud, lentamente, evolucionaron hasta convertirse en inconvenientes para su sistema digestivo, cardiaco, pulmonar, urinario y parte del hepático. De ahí, los síntomas desencadenaron una paraplejia que obligó al pequeño a continuar sus estudios en el colegio en silla de ruedas y alimentándose por vía nasogástrica, yeyunal y parenteral.
Según RCN Radio, en medio de hospitalizaciones en la Clínica León 13 de Medellín, la religiosa Noelia Corrales, perteneciente a la congregación de las Hermanitas de la Anunciación fundada por la hermana Duque, decidió darle al menor una oración plastificada hacia la monja fallecida.
Y, con mucha, fe, el menor rezó para que su condición fuera superada y para que se le devolviera la movilidad a sus piernas. Sin embargo, por la enfermedad huérfana que padecía, los médicos no pronosticaron un buen desenlace para la historia de Vásquez Sierra.
Según los galenos, solo siete personas presentaban la misma sintomatología en el mundo y la misma fue denominada pandisautonomía severa de causa desconocida crónica terminal idiopática. Frente a esto, los médicos le dieron solo tres meses más de vida a la temprana edad de nueve años.
“A los 9 años me mandaron a morir a la casa. Me dijeron: ‘te queremos mucho, pero vete para tu casa’”, expresó el hombre, en entrevista con Blu Radio.
A pesar de que el diagnóstico fue adverso desde el principio, no dejaba de rezar la misma oración que le pedía a la madre María Berenice que le dijera a Dios que se compadeciera de él.
El momento del milagro
“Yo le dije Madre María Berenice, vos que estás más cerquita de Dios, andate por un ladito y codéalo y le haces así, y decile señor, mira a este joven, mira a este niño, que lleva tanto tiempo, tantos años, ya desahuciado, lo mandaron a morir a la casa, le dieron 3 meses de vida, no va a volver a caminar, no puede volver a comer nada, vos que podés, darle vida a sus piernas y salud a su cuerpo. No fue nada más”, indicó el hombre para El Tiempo.
Según contó para Blu Radio, fue un lunes de Pascua de Semana Santa en el que, después de retirarse de ver televisión con su familia, se dirigió a su cuarto para descansar.
“Antes de que pasara el umbral de la puerta, no sé por qué llegó a mi mente el nombre de la madre María Berenice Duque, entré al cuarto y sentí un frío que me envolvió todo el cuerpo”, contó el hombre a la emisora.
Después, fueron destellos de luz los que lo empujaron a levantarse de la silla de ruedas que, después de una paulatina sanación, resultaron en que a los 34 años pueda llevar una vida normal.
“Incluso cuando llegué a la Clínica León XIII en Medellín, ellos (los médicos) no me reconocieron, creyeron que ya no estaba en este mundo. Me habían dado tres meses de vida”, finalizó, contando la historia, después de haber estado tres veces clínicamente muerto y dos en estado de coma.
Y su beatificación lo llena de felicidad. “Hoy tengo la alegría más grande, no tengo palabras de verdad, saber que ella va a ser la otra próxima santa colombiana, después de la Madre Laura y que le ha podido hacer y alcanzar tantos logros con la fe y el amor a ese señor, a Dios”, señaló, en sus últimas declaraciones para El Tiempo.