El secretismo ha marcado la investigación por corrupción que sacude a la estatal petrolera PDVSA y que implica a alfiles del régimen de Nicolás Maduro. Pocos saben con certeza a cuánto asciende el saqueo a las arcas de Venezuela por parte de (hasta ahora) 58 funcionarios, exfuncionarios y empresarios que recibieron pagos en barriles de crudo por negocios multimillonarios y opacos.
En la redada con cuentagotas ya aparece un colombiano implicado, pero podría no ser el único: Álvaro Enrique Pulido Vargas, cuyo verdadero nombre es Germán Enrique Rubio Salas.
Desde junio de 2020, cuando el barranquillero Álex Saab fue capturado en Cabo Verde —por una megaoperación de lavado de activos que implica al régimen de Maduro—, su amigo y socio Álvaro Pulido fue acogido en Caracas.
Pulido, de 59 años, conoce la misma información que Estados Unidos intenta que Saab entregue. Éste se ha negado, alegando que es un perseguido diplomático venezolano, con fuero.
No es gratuito que, como EL TIEMPO lo reveló en 2020, aparezca en el mismo indictment con Saab y con Emmanuel Enrique Rubio González.
Este último es el hijo de Pulido, quien permanecía desde hacía tres años, con su padre, bajo la protección del régimen. Según fuentes locales, se habían convertido en una especie de intocables, que seguían haciendo jugosos negocios.
De hecho, aunque desde hacía una semana medios como EL TIEMPO habían anticipado que la lujosa casa de Pulido en el Country Club de Caracas había sido allanada y él capturado, las imágenes de su detención tan solo se conocieron al filo de la medianoche del jueves pasado.
Allegados al hijo de Pulido temen por su suerte después de la captura de su padre y del interés de Estados Unidos en el joven. Y EL TIEMPO estableció que a Saab también le inquietó la captura de su socio y amigo.
De hecho, de manera exclusiva, este diario tuvo acceso a un mensaje que envío a través de miembros de su defensa en la que fija su posición frente a la detención de Pulido.
Lo que hasta ahora se sabe es que Caracas acusa a Pulido de ser operador del exdiputado Hugbel Roa, también preso por el desfalco a la petrolera que asciende a cerca de 20.000 millones de dólares.
El distanciamiento de Saab en torno al caso y a su amigo se produce a una semana de que se realice la cumbre convocada por el presidente colombiano Gustavo Petro, que busca reactivar el diálogo entre la oposición y el Gobierno de Venezuela.
Está fechada para el 25 de abril, tendrá como sede Bogotá y Maduro no va a asistir, confirmando que no quiere salir de los límites de Venezuela.
En este, Saab admite que mientras estuvo en libertad trabajó algunos proyectos con Álvaro Pulido que, según dice, fueron “cumplidos en su totalidad”.
Y, añade que, como es evidente, él se encuentra detenido desde el 12 de junio de 2020 y “es completamente ajeno a los hechos relacionados con el caso por el cual se investiga a Álvaro Pulido.
Caracas condicionó ya una vez la reactivación de la mesa con la oposición (que está en México) a que Saab sea uno de sus voceros, bajo el argumento de que es un diplomático de alto nivel.
De hecho, su actual pareja, la modelo italiana Camila Fabri, fue incorporada a esa mesa.
Pero ni esa solicitud ni el canje de Saab por presos estadounidenses ha prosperado. Y la captura de su socio crea ruido en torno a su caso.