Ing. Angel Godoy | Opinión
El Madurismo está sediento de violencia, a razón de las circunstancias que acompañan a la dinámica política nacional y basado en el análisis de un muy probable desenlace electoral adverso; por lo que, la necesidad de generar un clima de constante confrontación que mantenga niveles de agitación aprovechables a sus intereses, es sin lugar a dudas, uno de los objetivos más inmediatos del partido que mantiene el control de la hacienda pública.
El ataque con el uso de la violencia, es sostenido.
Desde el inicio de la campaña por la elección primaria de la plataforma unitaria, hasta la fecha, hemos visto un sostenido despliegue de ataques violentos sobre figuras conocidas de la oposición. Estas avanzadas de intimidación fueron más notorias cuando el aparato de violencia del PSUV, encarnado en militantes al servicio del fanatismo, cuyos hilos son controlados desde la cúpula roja, se abalanzaron sobre la figura de Henrique Capriles, quien, en no pocas oportunidades, fue víctima de los incesantes ataques de grupos pro-gobierno.
La candidata María Corina Machado no escapa de esta infructuosa realidad. Hemos podido certificar con el desarrollo de hechos públicos y comunicacionales que, en cada parada diseñada por el equipo de giras del movimiento VENTE, siempre se les ha intentado contener mediante el uso de la violencia, lo que deja muy claro, que estamos frente a una política del seno Madurista. El ultimo hecho que ratifica esta deliberada intención de sembrar miedo y desconcierto, se evidencia en las palabras del misógino Gobernador del Estado Trujillo, quien a sus anchas, convoca a sus seguidores y militantes del partido de gobierno, a agredir físicamente y de forma intencional a la candidata opositora, sin que exista la mínima deferencia de las instituciones del estado ante tan grave hecho.
La GNB toma parte del acontecer político
Han sido muchas más las demostraciones de violencia que desde el Madurismo se despliegan a lo largo y ancho del país, pero como guinda de un amargo pastel, vemos las declaraciones de un comandante de las Fuerzas Armadas, el General (GNB) Elio Estrada, quien, contrario a la naturaleza originaria de la Guardia Nacional Venezolana, toma parte en el escenario político y caracteriza como “elementos de amenaza a la paz social” al conjunto de candidatos que legítimamente aspiran a imponerse, mediante el método democrático, en la elección primaria de oposición.
No son hechos aislados
Estos hechos no parecen ser ajenos a los acontecimientos que se vienen desarrollando en la región latinoamericana, en donde muchos al igual que yo, veíamos como vicisitudes de un pasado ya superado, los tiempos en los cuales se atentaba contra la vida de representantes políticos de diversas opciones democráticas.
El asesinato del Dr. Fernando Villavicencio en el Ecuador, no es un hecho aislado de toda esta situación de violencia y terrorismo que debe ser condenado de la forma más rotunda. La desmesurada violencia política en Latinoamérica no sólo es una amenaza contra la vida de nuestros ciudadanos y dirigentes políticos, sino que busca disminuir a su mínima expresión, a la voluntad de lucha y participación democrática de los pueblos oprimidos por el narcotráfico, el terrorismo y los estados fallidos.
La comunidad internacional y el ciudadano venezolano
Asi pues, deben se la comunidad internacional, y la ciudadanía en pleno conocimiento de su rol en estas luchas colectivas, los obligados a permanecer atentos y hacer esfuerzos de organización mancomunados, para lograr garantizar la seguridad y protección de quienes hoy luchan por la defensa de la democracia y la libertad en Latinoamérica como componentes de lucha de las sociedades democráticas.
Citemos al Gran Mariscal de Ayacucho…
“Ningún mensaje más agradable para un americano, que aquel cuyo objeto sea estrechar relaciones de pueblos hermanos que, iguales en las desgracias, son llamados por la naturaleza a identificar su causa, su independencia, su gloria” (…) Antonio José de Sucre.
Pocas palabras para los buenos entendedores.