Más de dos décadas tienen especialistas de distintas ramas del conocimiento advirtiendo sobre los graves problemas ambientales, económicos y sociales que se experimentan en la Cuenca del Lago de Valencia. Categorías como eutrofización, contaminación, desbordamiento son comunes para caracterizar a una de las fuentes de agua dulce más importantes de la región central del país.
Las consecuencias de la mala gestión del lago y sus afluentes se ven reflejadas de múltiples maneras, que con el pasar del tiempo se han ido complejizando y afectando a más comunidades, empresas y tierras. Los problemas tienen distinta naturaleza y niveles, por un lado, se tiene la descarga de aguas residuales sin ningún tipo de miramiento directamente en el lago, esto a su vez trae como consecuencia el aumento de materia orgánica como algas en la superficie lo que representa un problema medioambiental y de contaminación del agua; por otro lado el aumento de los niveles del lago que afecta a las comunidades inundando poblaciones y tierras.
Todos estos factores ponen en riesgo la salud de los habitantes de las poblaciones ubicadas en la cuenca, principalmente a aquellas que se encuentran en las riberas del lago, además de generar importantes pérdidas económicas a nivel público y privado, por lo cual es indispensable que se desarrollen trabajos de gestión integral que contemplen la disposición de las aguas residuales, de la contaminación del lago, de la calidad y abastecimiento del agua, del control de los niveles del lago, entre otras
Según Xu y Jaffé, a lo largo de su historia geológica ha sufrido una serie de transformaciones pasando de ser un humedal (10,6 ka antes del presente), a un lago cerrado (10,6-8,2 ka antes del presente), a un lago abierto (8,2 ka antes del presente) a nuevamente un lago cerrado (desde 3 ka antes del presente).
La Cuenca del Lago de Valencia tiene influencia en 9 municipios del estado Aragua y 9 del estado Carabobo. Sus aguas nutren a una de las zonas con mayor potencial agrícola del país. Además de concentrar aproximadamente el 10% de la población total del país.
Todos los lagos se nutren de otros cuerpos de agua denominados tributarios o afluentes, el Lago de Valencia cuenta con más de 20 provenientes de distintas fuentes. De esta forma tenemos ríos como el Guey, el Aragua y el Turmero; caños como la Negra y el Amparo; canales industriales como el de Corpoindustria y la Papelera; y embalses como Taguaiguay y Zuata. De esta forma, se puede apreciar que aproximadamente el 30% del margen del lago forma parte del estado Aragua, mientras que aproximadamente el 70% forma parte del estado Carabobo.
Las demarcaciones municipales y estadales no obedecen a limites naturales, esto se puede apreciar en los municipios y estados de los que forma parte el Lago de Valencia. La desvinculación de estas figuras administrativas entre si, tanto en los márgenes del lago, como en toda la cuenca, puede generar problemas e incompatibilidades al momento de la toma de decisiones y de ejecutar acciones.
Además de la contaminación del Lago, otro de los grandes problemas que no se ha atendido es el incremento de su superficie y volumen. Este fenómeno es consecuencia del trasvase del río Pao, realizado a finales de los años 70, cuyas aguas son drenadas en el Lago, resultando en un crecimiento de su cota. Dicho trasvase respondía al aumento de demanda de agua debido al crecimiento demográfico que se dio desde mediados del siglo XX en la región central del país.
El aumento de los niveles del Lago tiene severas implicaciones para las comunidades que se encuentran cercanas a sus riberas, tan es así que en Gaceta Oficial Nº 39.882 del 13 de marzo de 2012, se creó el Área de Emergencia Habitacional (AREHA) a los polígonos afectados del Lago, ubicados en los municipios Girardot y Francisco Linares Alcántara, del estado Aragua y los municipios San Joaquín y Diego Ibarra, del estado Carabobo. Esto con el objeto de “salvaguardar la integridad de sus habitantes por los daños ocasionados por inundaciones que han ocasionado cuantiosas pérdidas materiales en cuanto a viviendas, bienes muebles, actividad productiva, infraestructura social, etc., por lo que se declara Zona de Peligro Potencial (ZOPO)”.