Opinión / Luis Ernesto Blanco
Lo que está pasando con el eventual diálogo en México podría ser la secuela de una miniserie de Netflix. Una que no comenzó muy bien, pero ya hemos visto producciones poco sobreactuadas, predecibles, inverosímiles y uno tiene el pálpito de que la coproducción oficialismo-oposición no desentonaría demasiado en el catálogo de la plataforma. Desde que terminó de manera abrupta la primera temporada no parecía que se pudiese recoger la leche Clap derramada después de que la delegación oficialista decidió espichar el balón y acabar con el juego con un performance que todos lamentamos haber visto.
Pero la perseverancia (o el lobby) de muchos que siguieron presionando para renovar para una segunda temporada parece estar dando frutos, así que la ilusión fue grande cuando se filtró lo que podría ser el flyer promocional de la continuación de diálogo en México.
La campaña comenzó el mismo día en que corrió la noticia de la flexibilización de las sanciones por parte de los Estados Unidos. Todo indicaba que ambas informaciones estaban relacionadas y correspondían a la estrategia de promoción de esta producción, que aunque buena parte de la crítica la aplauda, sigue sin levantar en la audiencia y generando muy malos comentarios.
Hasta ahora, las declaraciones de los voceros autorizados todavía no dan pistas precisas de cuándo será el estreno, sí es que se dará. Todo ha sido marcado por el clásico pasito pa´ lante y pasito para atrás que ha llevado esta historia, en donde hemos visto el paso del tiempo en el rostro de todo el elenco con más severidad que en los protagonistas de Grey´s Anatomy.
La condición de que Saab se reincorpore a la mesa no ha dejado de aparecer en las declaraciones de los voceros rojos, que usan al empresario colombiano como un pretexto y no han escatimado ni recursos ni vergüenzas para mostrar su apoyo al empresario-diplomático-mecenas-negociador que sigue juicio por corrupción en los Estados Unidos. Todo indica que incorporar al empresario Alex Saab a la mesa en México no es posible, así que su sola mención se saca debajo de la manga cuando quieren enfriar los ánimos.
Pero del otro lado tampoco juegan mostrando las cartas a la vez. El asesor de la Casa Blanca para Latinoamérica, Juan González, aseguró que cualquier decisión que tome EE. UU. respecto al alivio de sanciones sobre Venezuela se basan en los resultados que se obtengan en la mesa de negociación en México. Otro frenazo después del anuncio de alivio, que tal parece es apenas una bendición para que hablen y luego veamos qué pasa.
Cualquier vuelta al diálogo llega en el peor momento para la Plataforma Unitaria, que no levanta emociones ni con el anuncio de inicio del proceso de primarias y luce más desgastada que las zapatas del Metro de Caracas. Analistas coinciden en que la Plataforma Unitaria es el sector de la negociación que está más vulnerable y, para no ser víctima del bullying de su contrincante, debe buscarse al gobierno norteamericano como padrino. De hecho, este es el actor que está estimulando que el gobierno regrese a las conversaciones. Pero no todo está perdido. Tienen una gran fortaleza y es que todavía Timoteo Zambrano no forma parte de la delegación. Eso no es poca cosa.
Las expectativas crecen por todos lados. México volvió a ofrecer su casa y el descorche; la alta comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Michelle Bachelet, calificó de “alentadora” la decisión del gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana de negociar la posibilidad de retomar el diálogo para buscar una solución a la crisis del país. En lo interno se suman al coro las voces de Fedecámaras, así como la de Manuel Rosales, la del MAS y todos aquellos firmantes de aquella carta donde el cese de las sanciones tuvo más peso que el de la usurpación. Mientras tanto, en Davos, los acreedores de Venezuela celebrarán una reunión inusual para discutir posibles oportunidades en el sector petrolero en medio de un creciente optimismo.
Y si bien la oposición está en su momento más débil, el oficialismo no luce la cohesión de otros tiempos, sobre todo desde que Maduro decidió alejarse del modelo estatista de la economía. Ahora anuncian un cambio de director técnico a mitad de un campeonato y Carlos Faría ocupará el lugar de Félix Plasencia al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores. Será él quien intente destrabar la economía desde la Casa Amarilla, aprovechando las buenas relaciones que dejó en su paso como embajador en Rusia. Según informó la cancillería de esa nación en su cuenta de Twitter, el ministro de Relaciones Exteriores Serguéi Lavrov llamó a Faría para felicitarlo luego de conocerse su designación. Bendecido y afortunado.
En cualquier caso, no parece buen momento para estrenar el diálogo en México. A juzgar por la tuitósfera venezolana, la audiencia no se muestra demasiado interesada en los thriller políticos y pone más atención en las megaconstrucciones, como la ciclovía del Municipio Chacao que ahora luce decorada con la bandera LGBTIQ+ y que generó la polémica tuitera de la semana, dejando en evidencia que al final del arcoiris no hay un tesoro sino mucha ignorancia e intolerancia.