El amplio abanico de maniobras fraudulentas de la dictadura de Nicolás Maduro parece no tener fin. Las recientes elecciones regionales realizadas el pasado 21 de noviembre en Venezuela demostraron, una vez más, hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen con tal de lograr sus cometidos. Hablar de irregularidades en un proceso electoral en la nación petrolera ya se volvió un triste hábito. En los últimos comicios el mayor escándalo se produjo nada menos que en el estado Barinas, tierra natal del fallecido ex presidente Hugo Chávez y cuna de la revolución bolivariana. El insólito proceder de las autoridades electorales dejó una certeza: el chavismo no se podía dar el lujo de perder allí.
Por Infobae
Barinas tiene un componente simbólico determinante para el chavismo, que gobierna allí ininterrumpidamente desde hace 23 años, por lo que una derrota pondría fin a la dinastía que construyeron los Chávez en las últimas dos décadas. Además, consciente de la falta de respaldo popular, el régimen tiene la imperiosa necesidad de demostrar que aún cuenta con poder político. Por eso, Barinas no se negocia. Allí aún hoy se respira el recuerdo del ex jefe de Estado, cuya imagen está plasmada en paredes, fachadas y carteles de todo el estado.
Fuentes consultadas por Infobae, que por cuestiones de seguridad hablaron bajo anonimato, aseguraron que en ese estado llanero la familia Chávez tiene muy mala reputación. Su gestión en estos 23 años es un fiel reflejo de cómo fue gobernada Venezuela: corrupción, nepotismo y desidia.
Otro factor fundamental que hace de Barinas un estado clave para el régimen es la actividad ilícita. “Barinas es un lavadero de dinero. Le dicen el estado lavador de Venezuela”, resumió en diálogo con Infobae el ingeniero Emill Brandt, coordinador estadal de Vente Venezuela (VV), quien además hizo hincapié en la creciente presencia de grupos guerrilleros bajo el amparo de la dictadura.
“Representa para el régimen lo que tiene que ver con la cuna de la revolución. Barinas es el epicentro de donde prácticamente confluyó todo lo que tiene que ver con el régimen. Desde sus inicios en los años 92, hasta hoy día”, agregó el funcionario opositor.
La dinastía comenzó en el año 1998. Desde que el comandante Hugo Chávez llegó a la presidencia, el gobernador de ese estado ha sido un miembro de su familia.
Primero fue su padre Hugo de los Reyes Chávez, quien logró la reelección en los años 2000 y 2004, culminando su mandato en 2007. En los comicios regionales de 2008 lo sucedió su hijo Adán Chávez, hermano mayor del ex presidente; en 2012 fue reelecto y en 2017 dejó el cargo tras ser nombrado ministro de Cultura por Nicolás Maduro.
En ese entonces asumió la gobernación de Barinas Zenaida Gallardo, también del Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV). Pero la gestión duró apenas unos meses y, en su lugar, asumió otro Chávez: Argenis, otro hermano del ex jefe de Estado.
En las elecciones regionales de 2017 el dirigente de Voluntad Popular (VP), Freddy Superlano, compitió la gobernación contra Argenis. Hasta entonces, los Chávez habían vencido a la oposición por amplio margen: en todos los casos con más del 50% de los votos. Esto, en medio de denuncias de irregularidades en cada uno de esos procesos electorales.
En los recientes comicios, el chavismo no sólo sacó la menor cantidad de votos en Barinas en la última década, sino además Superlano, quien volvió a presentarse, se impuso sobre Argenis. Pero la dictadura movilizó toda su estructura para evitar que la oposición le arrebate su epicentro. “Que haya perdido un Chávez es un símbolo importante, y un mensaje para Maduro. Ni siquiera el apellido Chávez es suficiente para garantizar la victoria”, comentó a este medio Mercedes de Freitas, directora ejecutiva de la ONG Transparencia Venezuela.
“Es la única manera que ellos puedan seguir sosteniendo que el chavismo aún tiene poder político, a pesar de que ellos saben muy bien que no llegan al 8% de la población venezolana”, agregó Brandt.
El dirigente de Vente Venezuela fue tajante al asegurar que el chavismo “se robó la elección”. En ese sentido, detalló que Superlano se impuso por más de 2.500 votos de diferencia. Pero después de varios días sin conocer los resultados finales, el pasado martes 30 de noviembre la dictadura, en una insólita y arbitraria maniobra, directamente anuló las elecciones. A través de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), decidió dejar sin efecto los comicios en la tierra natal de Chávez y ordenó al Consejo Nacional Electoral (CNE) que repita la elección el próximo 9 de enero.
Brandt, cuyo movimiento político no adhirió a estos comicios al considerarlos fraudulentos, advirtió que la postura de la dictadura será la misma hasta que gane uno de sus candidatos: “Lo que seguimos pregonando es que al régimen no se le puede ganar una batalla, porque el tirano que está en Caracas no puede perder. Se pueden lanzar dos o tres candidatos más por la oposición que está yendo a esta otra farsa del 9 de enero, y vamos a confluir en lo mismo. Si vuelven a ganar, van a volver a inhabilitar al que pongan de la oposición, que se está prestando para esta farsa, y el PSUV irá a otra elección a febrero, hasta que ganen”.
Eso, de hecho, ya lo avisó Diosdado Cabello, vicepresidente del PSUV: “Para nosotros Barinas es Chávez, es un bastión nuestro (…) No nos importa lo que diga el mundo”.
Horas después de esta declaración, llegó la decisión del TSJ. Ese mismo día, la dictadura dio el siguiente paso: inhabilitar a Superlano, quien reclama la victoria respaldándose en las proyecciones consignadas por el propio CNE chavista, que dan un porcentaje de votos a su favor, con el 37,60% de los sufragios, frente al 37,21% que cosechó Argenis Chávez.
Pese a esto, Superlano no podrá inscribirse como candidato por la inhabilitación impuesta por la dictadura. El TSJ decidió dejar sin efecto los comicios después de recibir una acción de amparo constitucional interpuesta por Adolfo Ramón Superlano, sancionado por Estados Unidos por la toma ilegal de la sede de la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2020, cuando el Parlamento se disponía a elegir nuevas autoridades, y acusado de pertenecer a un grupo de opositores “a la medida” del régimen, conocidos como los “alacranes”.
“El propio Tribunal Supremo está deslegitimando al CNE (…) No sé por qué estoy inhabilitado, creo que es por ganarle a Argenis Chávez en Barinas”, respondió el candidato opositor.
Superlano recordó que recibió una medida de indulto presidencial el 31 de agosto de 2020, que lo habilitaba a ejercer cargos públicos. En ese entonces, y de cara a las elecciones parlamentarias del año pasado, el dictador Maduro anunció el indulto a decenas de dirigentes opositores apresados, exiliados o inhabilitados. Todos esos funcionarios -más de 100- no habían sido juzgados ni sentenciados.
Superlano no descarta que ahora el dictador haya ordenado nuevamente su inhabilitación, aunque dejó un interrogante: “Pueden existir muchas interpretaciones, o es el propio Nicolás Maduro que ordenó mi inhabilitación o Nicolás Maduro no es el único que manda en este país, así que existen otros elementos de poder que en su momento imponen lo que debe ser su criterio”.
La derrota del chavismo en Barinas dejó al descubierto una vez más las fracturas internas que existen desde hace tiempo en el régimen. El 30 de noviembre, el mismo día que el TSJ inhabilitaba a Superlano, Argenis Chávez renunció a la gobernación del estado y anunció que no volverá a ser candidato. El hermano del ex presidente señaló que dejaba en poder de la dirección nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela el nombramiento del próximo candidato. Dos días después, contradijo públicamente al poderoso Diosdado Cabello.
“Ya el gobernador Argenis Chávez ha declarado que no va a participar, ha manifestado su posición, además ha renunciado a la gobernación… Todo en aras a darle más tranquilidad al evento del 9 de enero (…) Corresponderá al Partido Socialista Unido de Venezuela, al Gran Polo Patriótico, en este caso al Partido Socialista Unido de Venezuela, bajo los mecanismos que utilizamos en las otras gobernaciones. Recuerden que el que está autorizado para esa toma de decisiones es el presidente del partido. Eso fue votado en la plenaria del congreso”, manifestó Cabello en su programa Con el Mazo Dando.
En el organigrama que figura en la página oficial del PSUV, Nicolás Maduro es el presidente del partido y Diosdado Cabello el vicepresidente. De ese modo, según Cabello, la decisión de quién será el candidato la tiene que tomar Maduro. Pero Argenis Chávez aclaró lo contrario: “Toda Barinas lo escuchó… Eso no es así, renuncié a la gobernación y aclaré que la decisión de quien sería el candidato la tomaría la dirección nacional del PSUV”.