Especial desde Berlín
Para: Qué Pasa en Venezuela
Martha Escalona Zerpa
Muy al inico de la película Viejos (en original: Old y en otra traducción al español: Tiempo) el gerente del resort saluda a Guy (Gael García Bernal) y Prisca (Vicky Krieps) cuando se bajan del autobús con sus dos hijos con estas palabras: “Bienvenidos a nuestra versión del paraíso”.
En ese momento donde el sol brilla radiantemente y el resort ofrece todo tipo de disfrutes en un espacio lujoso, se sintió como un consuelo para todos los que hemos tenido que renunciar a las ansiadas vacaciones de verano debido a la pandemia.
El complejo hotelero tiene todo lo que se puede desear: desde el coctél favorito hasta una suite luminosa y una playa de ensueño que eclipsa todos los anuncios del ron Bacardí.
Sin embargo, la relación de pareja entre Guy y Prisca está terminada. Han decidido que serán sus últimas vacaciones juntos con los dos hijos. Después de un diagnóstico de cáncer, ella quiere divorciarse. Los hijos intuyen la separación de los padres y por ello, aún estando en el paraíso están tristes y sobrecogidos. Todos intentan sobreponerse y disfrutar del paraíso.
Al dia siguiente el gerente llega a la mesa del desayuno con una oferta especial para la familia: hay una playa secreta encantada en la reserva natural. Se promete una «experiencia inolvidable». Junto con algunos otros pocos elegidos, se les transporta hasta la entrada de la playa. La bahía, rodeada de altos acantilados, satisface todos los anhelos de reclusión paradisíaca. Pero pronto las olas de la playa traen el primer cadáver a la orilla. Una mujer. Y un poco más allá la presencia de un hombre para ellos desconocido.
Algo así se veía venir. Siendo una película de M. Shyamalan se esperaba que en algún momento el viaje de disfrute se convertiría en una verdadera pesadilla y en una vivencia terrorífica. En El sexto sentido (1999) con el atribulado Bruce Willis tuvo M. Shyamalan un rotundo éxito y seis nominaciones a los Oscar.
El desconocido es a su vez sospechoso de la muerte de esta mujer. El grupo de elegidos intenta detenerle hasta que la policía venga a la bahía. Pero cualquier intento de conseguir ayuda, fracasa. Los celulares no funcionan. No hay señal. Están del todo incomunicados y aislados. Cualquiera que intente atravesar el desfiladero, por extraño que parezca, se desmaya o es lanzado hacia atrás. Como si una pared energética invisible les cortara el paso.
Después los vacacionistas atónitos notarán otros fenómenos inexplicables: los niños de Guy y Prisca crecen velozmente y se convierten en adolescentes en cuestión de horas. El tumor canceroso de Prisca se agranda del tamaño de una pelota de tenis. Una operación con tan solo las manos se hace imprescindible. El marido de otra mujer con una enfermedad ósea degenerativa se vuelve paranoíco y quiere matarlos y ella se esconde en una cueva al notar que su cuerpo se va deformando aceleradamente. La hija de ambos, queda embarazada del hijo de Guy, que hasta hace pocos minutos era un niño.
Todos los miedos existenciales de los elegidos vacacionistas se hacen realidad porque el tiempo se encoge, se compacta y no hay alternativas para escapar de la trampa donde se encuentran todos recluídos. Se dan cuenta que en la bahía prevalecen otras leyes del tiempo.
Esta temporalidad voraz tiene otras consecuencias como heridas que se cierran al instante o enfermedades que se desarrollan a un ritmo exponencial y con efectos monstruosos para sus víctimas. La metáfora de este elemento fantástico refiere a la futilidad de la existencia, a la angustia ante la fuga de cada instante.
En Viejos M. Shyamalan intenta capturar a través de las imágenes de sus protagonistas el horror de la fugacidad del tiempo. La idea básica es atractiva. Después de todo, el miedo a la propia finitud es uno de los miedos existenciales más ancestrales de la condición humana. Pero M. Shyamalan está demasiado fascinado por el contenido inintelegible de la historia y no lo suficiente por darle una chance a sus personajes. Porque ellos sólo sufren pasivamente sus diferentes enfermedades sin alternativas. Tal como conejillos de indias en una cajita de laboratorio.
Viejos está basada en la novela gráfica Sandcastle (2011), escrita por el francés Pierre Oscar Levy y dibujada por el suizo Frederik Peeters. M. Night Shyamalan dijo que su vida cambió al leer esa novela y quiso llevarla al cine adaptándola e incorporando su estilo inconfundible.
Desde El sexto sentido, el giro final más o menos asombroso se ha convertido en la marca registrada del director. En Viejos, sin embargo, lanza demasiadas pistas para causar una verdadera sorpresa al término de la película.