En el año 2017, cuando el Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap) del chavismo apenas arrancaba, dos parlamentarios adscritos a la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional evidenciaron las irregularidades detrás del programa y la figura de Alex Saab.
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En una rueda de prensa del 8 de febrero de ese año, Guaidó comentó que “cuando vemos casos de sobornos millonarios, inclusive, en dólares, y cuando no existen funcionarios destituidos y mucho menos denunciados, es una prueba de lo que está pasando respecto a las mafias con las políticas sociales en el país”.
Ya en ese entonces, el hoy presidente encargado de Venezuela advertía que “la corrupción mata en el país y más cuando no hay dinero para medicamentos y atender a quienes lo necesitan; es por eso que damos la lucha contra la corrupción y el resto de los problemas que nos agobian a todos los venezolanos”.
Por otra parte, Guaidó enfatizó que “para que haya democracia deben existir partidos políticos fuertes y legalizados, hay que ir al proceso de validación de estos, pero existen pocas máquinas, eso es un indicativo de que están restrigiendo esa validación y, de esta forma, detener el crecimiento de la población de los partidos”.
En cuanto al parlamentario Paparoni, este aseguró que “el Gobierno Nacional pretende decir que las cajas Clap resuelven todas las necesidades del pueblo venezolano y no es así (…) Esta es una caja que está empacada en Panamá y cuyos rubros son mexicanos. Todo el mundo sabe que los Clap son una mafia y sirvieron para que Freddy Bernal pasara de policía a millonario”.
Semanas después, diversas investigaciones de la Comisión de Contraloría y diversos medios de comunicación pondrían bajo la lupa los chanchullos en los Clap y, principalmente, en Alex Saab, el empresario extranjero a quien el chavismo le dio las llaves del Tesoro nacional.