Para: Qué pasa en Venezuela
Martha Escalona Zerpa, Berlín
En la película «Mis horas con Leo» Emma Thompson protagoniza a una profesora jubilada y viuda que quiere descubrir por primera vez en su vida lo que es el placer sexual y alcanzar un orgasmo, sobre el que, al menos, en teoría se puedo imaginar lo que es.
Para lograr su meta, Nancy (Emma Thompson) decide hacer algo inimaginable en su vida y fuera de sus valores morales y religiosos. Pero morir sin haber vivido nunca antes ambas cosas no se lo puede permitir un minuto más. Ahora están tocando la puerta de la habitación del hotel.
La mujer vuelve a colocar la falda en su lugar, respira profundamente y la abre. Ahí está. Hermoso como un dios joven, grande, fornido, de una sonrisa embriagadora y con unos ojos radiantes.
Sin embargo, Nancy duda y le gustaría terminar más bien el encuentro inmediatamente. La profesora de religión ha enviudado hace dos años y ahora después de pensarlo millones de veces se ha decidido a contratar a un prostituto.
Su difunto esposo es el único hombre con el que se ha acostado. La vida sexual marital en largos 31 años nunca varió más allá de la posición misionera. Antes y después del acto sexual mecanizado, no hubo caricias, ni erotismo, ni diálogos. Ningún placer. Ninguna dicha. Cero goce.
El gigolo guapo y resplandeciente, auto apodado Leo Grande (el actor Daryl McCormack), quiere saber algunas cosas y le hace preguntas a Nancy sobre sus fantasías y deseos. Ella responde, pero cada respuesta es como una pregunta incierta, que revela su inseguridad y falta de experiencia. Porque aun cuando Nancy sabe lo que quiere, no está segura de si ella como mujer sea correcta, querer lo quiere y expresarlo tal cual. A fin de cuentas nunca le llegó a decir nada a su marido.
Hace tres décadas, Richard Gere contrató los servicios de la trabajadora del sexo Julia Roberts en «Pretty woman» (1990) , y el resultado fue una comedia romántica y un éxito de taquilla. Nadie enjuició el tema de la película, porque es lo usual. Ahora, en 2022, en «Mis horas con Leo», una mujer mayor toma la iniciativa y contrata a un gigolo para tener sexo y muchos críticos dicen sentirse inquietos por la dimensión moral del tema. Es como si el sexo femenino tuviera la mordaza del tabú y la prohibición.
Emma Thompson opina al respecto: «Yo creo que ha llegado el momento de hacer una película, ¡una sola!, ¡por una vez en la vida!, donde una mujer quiere algo y hace lo que los hombres hacen continuamente, para ver qué pasa a continuación». De ahí que no dudara en sumarse al rodaje de Leo Grande. «Tuve claro que no podía decir que no a esta película –recalca–. Que esta película había que hacerla».
Tres encuentros entre Nancy y Leo proporcionan el marco narrativo de «Mis horas con Leo» dirigida por Sophie Hyde, en los que toda la trama se centra en los mundos personales de Leo y Nancy y en esas tres intercecciones, en las que no hubo solamente sexo, sino diálogos, comunicación a profundidad y entendimiento de la vida de cada uno.
Emma Thompson es simplemente brillante en su rol. Nancy como ex profesora de religión debe ajustar sus parámetros morales, para lograr descubrir su propia lujuria a una edad avanzada. Cruza todos los límites que se había trazado en su vida y ahora en estos encuentros de goce puede descubrir su parte rebelde, sensual y voluptuosa. Y se da cuenta de que su sexualidad insatisfecha juega un papel importante en su frustración. Leo Grande le va a proporcionar el placer que tanto ansía.
Más allá de la película, el personaje de Nancy es un espejo para las mujeres. Nancy ofrece una plataforma de identificación a otras mujeres que viven en una situación similar a la que Nancy ha vivido hasta ahora. En las que se les tilda de, supuestamente, frígidas o anorgásmicas. Muchas veces las causas están en la falta de comunicación con la pareja y en la visión machista y patriarcal de la sexualidad del hombre conservador.
A pesar de tener una carrera de cuatro décadas, que le ha valido dos Oscars de la Academia, uno por su interpretación en «La mansión Howards» («Howards End», 1993) y otro por su autoría en «Sensatez y sentimientos» («Sense and Sensibility», 1995), Emma Thompson solo ha aparecido desnuda ante la cámara una vez: en la comedia «Cuestión de tamaño», junto a Jeff Goldblum en 1990.Y ahora, con «Mis horas con Leo» a sus 62 años. Un verdadero acto de valentía.
En entrevistas referentes a la película, Emma Thompson no tiene ningún pudor en hablar de sexo y del placer femenino. Sus opiniones al respecto pueden leerse traducidas en varios idiomas. La actriz comenta: “No puedo tener un orgasmo así nada más. Necesito tiempo. Necesito cariño. No puedes acercarte al clítoris, darle golpecitos y esperar que eso sea suficiente para lograr el objetivo. Eso no va a funcionar, chicos. Los hombres piensan: ‘si toco este botoncito, la mujer va a estallar como una explosión de fuegos artificiales y será maravilloso’”. Y no es así.
Y culmina con un mensaje a todas nosotras mujeres: «No pierdas el tiempo», «no desperdicies el propósito de tu vida preocupándote por tu cuerpo». «Esta es tu nave. Es tu casa. Es donde vives», continuó diciendo, señalando su cuerpo. «No tiene sentido juzgarlo».