Grecia amaneció este jueves con tormentas locales que dieron un respiro a dos semanas de asfixia con temperaturas que llegaron a superar los 46 grados, en las que el país vivió la peor ola de incendios que se recuerda.
La ligera caída de la temperatura y las lluvias, aunque solo fueran breves, han ayudado sobre todo en la isla de Eubea, la más golpeada por los incendios, donde ya el miércoles la situación había mejorado mucho.
Ahora los bomberos se centran en sofocar rebrotes que van surgiendo en distintos puntos del norte de la isla, donde han sido calcinadas unas 50.000 hectáreas en una semana.
También continúan las labores de extinción en la unidad periférica de Arcadia, donde el martes se reactivaron incendios que ya se creían apagados, si bien la situación parece cerca de estar controlada.
Los expertos indican que el “cóctel maldito” de estos incendios fue la coincidencia de un largo periodo sin lluvias, al que se sumó la peor ola de calor vivida en las últimas cuatro décadas y vientos con rachas muy fuertes que facilitaron la propagación de las llamas.
Las primeras estimaciones hablan de 90.000 hectáreas quemadas en todo el país, un desastre ecológico que ahora hace temer inundaciones por la falta de vegetación que pueda absorber el agua.
El primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, ha prometido que una vez extinguidos los incendios comenzarán inmediatamente las tareas para evitar la erosión del suelo, y de reforestación de las zonas calcinadas, pero los expertos creen que tan solo una parte de la tierra quemada puede recuperarse.
El pronóstico meteorológico prevé para este jueves una caída del mercurio hasta los 35 a 37 grados y lluvias esporádicas locales, lo que siguen siendo temperaturas elevadas, pero una media de cinco grados por debajo de lo vivido durante el pico de la ola de calor.
En los últimos días ha mejorado sobre todo la temperatura nocturna, que ha pasado de los 30 a los 25 grados. EFE