A partir de este miércoles 1 de septiembre comienza la obligatoriedad de expresar los precios de todos los bienes y servicios en los nuevos bolívares, durante el tiempo que el Banco Central de Venezuela lo considere necesario.
Este es el primer paso concreto para la adopción de la nueva «expresión monetaria» que será resultado de restarle seis ceros a la escala de valor de la moneda, cuya entrada en vigencia se producirá exactamente dentro de un mes, el 1 de octubre. Los precios deben establecerse de acuerdo con la norma de redondeo prevista por el BCV.
En este sentido, debe quedar claro que, salvo reglas particulares previstas en la Resolución, toda fracción resultante de la nueva escala monetaria a que se contrae el artículo 1 del Decreto No. 4.553 mediante el cual se establece la Nueva Expresión Monetaria, cuyo tercer decimal del valor expresado en la nueva escala sea menor a cinco (5), conservará los dos primeros decimales del valor en la nueva expresión; si el tercer decimal del valor expresado en la nueva escala es mayor o igual a cinco (5), entonces el segundo decimal deberá ser incrementado en una (1) unidad.
El citado redondeo se aplicará una sola vez, con el objeto de que el precio o valor de los bienes y servicios, así como de otros importes, se lleven a dos decimales.
En un Tax Alert de la consultora EY Venezuela, se refleja que en el caso de aquellos productos cuya cantidad pueda ser fraccionaria, el redondeo se aplicará al resultado de multiplicar la cantidad del producto monetario por su precio unitario.
Desde el 1° de septiembre, los precios de productos y servicios deben estar a la vista del público con las cifras en su nueva escala monetaria y también en su anterior expresión#RumboAlBolívarDigital #BCV pic.twitter.com/gcOmg0riI8
— Banco Central de Venezuela (@BCV_ORG_VE) August 31, 2021
En realidad, en la mayoría de los comercios hará una triple exhibición de precios, pues la mayoría de los establecimientos en el país presenta sus precios directamente en dólares y en otras monedas en varios estados, donde predomina, por ejemplo, el peso colombiano, el real brasileño y el oro.
La presidente de Consecomercio, Tiziana Polesel, dijo en declaraciones a varios medios dijo que «es el mercado el que va a terminar decidiendo cuál valor se usa, no es el comercio, ni ningún decreto o disposición, lamentablemente. Son los consumidores los que toman esa decisión y aunque nosotros no lo expresemos en el marcaje del producto la clientela va a pedir esa reconversión«.
De esta manera, la dirigente gremial le quitó relevancia a la cuestión práctica de la expresión de precios, al dejar claro que el valor expresado de los bienes y servicios seguirá siendo presentado en dólares u otra divisa foránea.
En lo que se refiere al comercio formal, especialmente las cadenas de automercados o farmacias, aunque se paga en dólares, los precios se expresan en bolívares a tasa oficial, y ya el Ministerio de Comercio Nacional advirtió que la Sundde realizará operaciones de inspección en todo el país para garantizar que el redondeo se haga correctamente y sin manipulaciones.
En el comercio informal, la historia será muy diferente, ya que los precios se expresan normalmente en divisas y la vigilancia del proceso es prácticamente imposible.
Con esta decisión comienza el proceso de familiarización de la población con su nueva moneda, con seis ceros menos, aunque los billetes de 10.000, 20.000, 50.000, 200.000, 500.000 y 1.000.000 de bolívares seguirán siendo aceptados como medio de pago por el tiempo que el Banco Central de Venezuela determine.
El proceso, aunque ya sido normado por la autoridad monetaria, promete generar confusiones y, posiblemente, incrementos de precios en el proceso, más allá de los que permite el redondeo, debido a las dificultades existentes por la escasez de efectivo.
Encuestas recientes señalan que el bolívar digital nace con un nivel bajo de confianza, ya que no viene acompañado de medidas que vayan en línea con la urgencia de bajar la inflación y recuperar el poder adquisitivo de la población.
Los voceros oficiales reconocen que esta nueva expresión monetaria no tendrá incidencia en la evolución de la inflación, pero sí esperan que permita restituir, al menos, la función de medio de pago de la moneda nacional; pero ello depende de que exista una circulación suficiente de efectivo y de si se comienza a recuperar su poder de compra. Una apuesta difícil de hacer.