El pasado sábado 20 de noviembre en la Catedral de la asunción Monseñor Fernando Castro Aguayo confirió el orden sacerdotal a dos jóvenes diáconos, Sergio Luis Rojas Rojas y Lonnys José Larez Rivero
El presbítero Sergio Rojas nació en Carúpano estado Sucre, el 10 de febrero de 1989. Sus padres son Pedro José Rojas Suniaga y su madre Sara Adalgiza Rojas La Rosa. En el año 1998 comienza hacer su vida parroquial en San José de Paraguachí. Comienza sus estudios eclesiales en el seminario mayor San Pablo Apóstol en Maturín, continua toda la filosofía y parte de la teología en el Seminario Provincial San José de Cumaná en el estado Sucre. Culminó, en el 2020 sus estudios en el Colegio Eclesiástico Bidasoa ubicado en Navarra, España.
El padre Lonnys Larez nació en Porlamar, estado Nueva Esparta, el 20 de abril de 1995, su padre Francisco José Larez Marcano ya fallecido y su madre Ramona del Jesús Rivero. Sus estudios se realizaron en los Seminarios San Pablo Apóstol de Maturín y San José de Cumaná, culminando en el Colegio internacional Sedes Sapientiae en Roma-Italia
Monesñor Castro resalto la bendición que es tener dos nuevas vocaciones que se formaron en tierras margariteñas, resaltó lo importante de la formación en forma comunitaria » toma más fuerza la conciencia de la vocación comunitaria del hombre, de tal manera que son las relaciones que se establecen, las que marcarán el estilo sacerdotal y el modo de vivir mi comunión en el presbiterio».
Les pidió unión en el clero, ser servidores abnegados, «Cada sacerdote está en el presbiterio para sacar adelante la Diócesis, unido a su obispo y a sus hermanos. Y todo con constancia y determinación».
Para concluir, el obispo de Margarita, les pidió a los nuevos ordenados que trabajasen duro en la evangelización de nuestro pueblo que no se apegaran a lo material, que trabajen en promover las vocaciones sacerdotales desde el ejemplo y el testimonio: «nunca condicionamos nuestro ministerio a tener alforjas, sandalias, seguridad que nunca será total. Escuchemos la llamada del Señor y confiemos en su envío. Esta es un desafío para toda la vida»