Un centenar de dirigentes son esperados la semana próxima en Nueva York pese a la pandemia de covid-19, para participar en la Asamblea General anual de la ONU, donde su máximo responsable lanzará un «grito de alarma» por la situación «muy peligrosa» en la que está el mundo.
«Es necesario restablecer la confianza. La división geoestratégica actualmente en el mundo es un obstáculo», dijo a la AFP el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. El mundo está «verdaderamente en una situación muy peligrosa» y se necesita «un grito de alarma para los responsables políticos».
El estadounidense Joe Biden, el brasileño Jair Bolsonaro, el turco Recep Tayyip Erdogan, el alemán Frank-Walter Steinmeier, el británico Boris Johnson, el israelí Naftali Bennett, el español Pedro Sánchez, o el venezolano Nicolás Maduro han anunciado su presencia.
Estarán ausentes, sin embargo, el francés Emmanuel Macron o el mexicano Andrés Manuel López Obrador.
El país anfitrión, Estados Unidos, teme que la reunión se convierta en un «centro de propagación» del coronavirus, reconoció la embajadora ante la ONU Linda Thomas Greenfield, que instó a los mandatarios que den muestras de «responsabilidad».
Washington ha «desalentado a los jefes de Estado y de gobierno de otros países de venir debido al covid», explica Antonio Guterres.
Desde marzo de 2020, «estoy orgulloso» que la sede de la ONU en Nueva York nunca haya sido un foco de contagio y espero que siga así», agregó.
El año pasado, la gran cita diplomática fue prácticamente virtual. La cuarentena que impusieron los estadounidenses disuadió los desplazamientos. «No podíamos seguir así», «hay que demostrar que la ONU existe», piden algunos embajadores.
Serán obligatorias la mascarilla y la distancia social; siete personas como máximo por delegación en la sede de la ONU, cuatro en el anfiteatro de la Asamblea General y un número reducido de reuniones bilaterales.
La ciudad de Nueva York ha alertado que exigirá un certificado de vacunación a los delegados alegando que el recinto de la ONU es un centro de conferencias sometido a las mismas reglas que los otros espacios interiores neoyorquinos.
Esto ha suscitado la ira de algunos países. El embajador ruso ante Naciones Unidas denunció una medida «claramente discriminatoria».
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que será el primero en hablar el martes, anunció que viajará a Nueva York pese a que no está vacunado.
«Todo el mundo tiene miedo, va a ser un circo», dice preocupado un responsable de la ONU que pidió el anonimato.
– «Mala dirección» –
En cuanto al fondo de la cita, «los grandes países no vienen para verse, sino que los pequeños vienen para ver a los grandes», resume este responsable.
Rusia y China estarán representados por un miembro gubernamental, lo que es un mensaje para «Washington de que la llegada al poder de Joe Biden tiene escaso impacto en sus posiciones», dice Richard Gowan, del centro de reflexión International Crisis Group.
Según él, el presidente estadounidense quiere subrayar la «necesidad de proteger un orden mundial dirigido por Estados Unidos contra la competencia china» e instar a sus aliados a «no considerar a China como un líder alternativo en el sistema multilateral».
Desde enero, estos aliados, sobre todo europeos, se han visto sin embargo sorprendidos en varias ocasiones por la ausencia de cambios notables en la gestión brutal y aislacionista de Donald Trump.
Esta semana, Francia lo ha podido comprobar con la firma de una alianza entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido, que le ha supuesto la pérdida de un millonario acuerdo con Canberra para la construcción de submarinos.
Afganistán, que ha vuelto a manos talibanas, estará en el centro de múltiples discusiones, para defender los derechos de la mujer y evitar que el país caiga en una crisis económica y humanitaria.
Todavía se desconoce si algún dirigente de Kabul acudirá a la ONU.
Lo mismo ocurre con Birmania, dirigida por una junta militar que la comunidad no ha reconocido, o Guinea, teatro de un reciente golpe de Estado.
Además de Afganistán, la lucha contra el cambio climático y la pandemia de covid-19, en particular el acceso a las vacunas, objeto de dos cumbres respectivas el lunes y miércoles, estarán en el centro de los debates, al igual que los dosieres de Irán y Libia.
«Vamos en la mala dirección en todos los campos. Es totalmente inaceptable que haya países donde el 80% de la población esté vacunada y en otros solo el 2%», denuncia Guterres.
A eso se añade la recuperación económica «muy injusta» que crea «una división entre el Norte y el Sur» que aparece ya en la lucha climática, asegura a la AFP.
AFP