Lapatilla
La frontera sur de Venezuela, esa línea limítrofe amazónica entre el estado Bolívar y el brasileño estado de Roraima, está siendo testigo de un flujo histórico de migrantes y refugiados: 17.690 solo en agosto de 2023, la mayor cifra de ingresos de venezolanos desde 2020 cuando inició la pandemia por covid-19.
Por Tal Cual
Brasil no ha sido la opción predilecta del éxodo venezolano, pero esa tendencia cambió en 2023. Es ya el tercer país de acogida de migrantes venezolanos con necesidades de protección internacional, después de Colombia y Perú, de acuerdo con los datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).
Las razones que impulsan el éxodo venezolano son diversas y no han cambiado. Pero en la etapa más sombría del acceso a la salud en el sector público venezolano, numerosos son los casos de nacionales que cruzan la frontera, después de largas caminatas y trayectos de más de 20 horas, para salvarse.
La Red de Periodistas de la Amazonía Venezolana junto al medio Correo del Caroní publican el seriado Frontera Sur, una frágil línea entre la vida y la muerte que revela los pormenores de la migración de venezolanos por razones de salud y cómo esa posibilidad de atención médica en Brasil es cada vez más endeble.
La historias cuentan con testimonios de trabajadores de escuelas públicas, solicitantes de transplante, un funcionario del Sebin, un guardia nacional, mineros, pacientes VIH, mujeres víctimas de violencia, e indígenas desplazados.
Migrantes y el sistema de salud
Aunque pacientes oncológicos, renales y con VIH, entre otras enfermedades crónicas, migran en busca de tratamientos y medicinas, el sistema público de salud de Brasil está al límite y presionado por la alta demanda.
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