En los últimos meses se ha detectado la utilización del Delta como paso para llegar a otros países, no dejando de reconocer la vulnerabilidad de quienes entran de manera irregular y se convierten en víctimas de quienes los transportan y de quienes deben brindar protección derivados de convenios entre naciones.
Las políticas y prácticas de la detención migratoria continúan siendo un problema grave de derechos humanos en Delta Amacuro. En los últimos días el Delta ha experimentado una afluencia de personas migrantes de diferentes nacionalidades como: Jamaica, República de Ghana, Camerún y de Nigeria. Todos ellos procedente de la vecina isla de Trinidad y Tobago debido a la actual crisis económica que también atraviesa la vecina isla.
Venezuela es parte de la Convención de Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, sin embargo, las protecciones no se han incluido en la ley nacional y el país continúa tratando los arribos de personas migrantes en virtud de la Ley de Inmigración de 1976. Esta ley carece de disposiciones para tratar las vulnerabilidades y necesidades particulares de quienes necesitan protección internacional y para garantizar los derechos de las personas migrantes. En consecuencia, las personas que se encuentran ingresando de manera irregular son acusadas de entrada ilegal sin una evaluación individualizada de sus casos, criminalizando así el proceso de refugiados.
En este contexto ocurren casos graves de violaciones de derechos humanos con respecto a la detención migratoria en Delta Amacuro. La aplicación estricta de la Ley de Inmigración resulta en depender de la detención para regular la migración en Venezuela, lo que conduce a casos de detención arbitraria e indefinida. Esta dependencia de la detención migratoria coloca a las personas legítimas que necesitan protección en mayor riesgo y exacerba la vulnerabilidad de su situación. La Ley de Inmigración necesita una actualización urgente para adaptarse al contexto actual de la migración en Venezuela y, de manera más crítica, para garantizar la protección de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas. Las personas detenidas son colocadas en el Gimnasio Cubierto de Tucupita uno de los dos centros utilizados como centro de resguardo de detención migratoria. Este centro de resguardo o detención migratoria ha sido descrito por los detenidos como severamente insalubre e inhumano.
Las 32 personas que llevan más de 17 días en ese lugar se han visto obligados a vivir en estas condiciones.
Un retenido, originario de un país africano, cuya nacionalidad exacta se desconoce, dijo “estamos enfermos y cansados todo hombre nace libre por favor permítanos pasar, necesitamos libertad ayuda”.
Texto y fotos
El Periódico del Delta