Las empresas de taxis por app como Uber, DiDi y Lyft pueden haber llegado a gran parte del mundo, pero todavía no a Venezuela, donde las sanciones de Estados Unidos y los años de hiperinflación y otros problemas han dificultado su operación.
Así que un puñado de empresarios locales han lanzado sus propias aplicaciones para viajar en autos particulares, y parecen aprovechar un mercado de clientes frustrados por la escasez de taxis, autobuses envejecidos y un metro decrépito.
María Arreaza, de 39 años, una compradora de tiendas por apartamentos, había dependido durante mucho tiempo del transporte público para llegar a su oficina en el centro de la ciudad y estaba intrigada por los anuncios de la nueva app Ridery. Inicialmente, se mostró escéptica, pero la probó.
“Dije: ‘bueno, voy a hacer una prueba’. Hice una solicitud de un servicio y me pareció superamable la aplicación. Y seguí probando, pedí más servicios… (y) entonces ahí me hice una usuaria de alta frecuencia”, afirmó.
Tanto es así que cuando su madre estuvo casi dos meses hospitalizada a causa del COVID-19, solicitó al menos cuatro viajes diarios al hospital y luego a su casa o al trabajo.
Ridery es una de al menos tres empresas venezolanas de taxis por app que se lanzaron durante la pandemia, y que han aprovechado un cambio de facto de monedas, del bolívar venezolano al dólar estadounidense, que ha ayudado a enfrentar una inflación vertiginosa de varios años. Los nuevos servicios fijan sus precios en dólares y permiten a los pasajeros pagar con tarjetas bancarias o servicios de transferencia en lugar de efectivo.
El transporte público en todo el país es una combinación de empresas públicas y privadas, todas las cuales han estado en deterioro. Algunos de los autobuses de Caracas son tan viejos que se han ganado apodos como “El Inmortal”, mientras que otros han resultado candidatos a chatarra debido a la falta de repuestos o mantenimiento.
Partes del sistema de metro de la ciudad a menudo están fuera de servicio. Mientras tanto, hay menos sitios de taxis operando en la ciudad después de años de hiperinflación y de clientes que migraron a otros países, eliminando gran parte de la clase media que los frecuentaba.
Los carteristas, el sudor y los humos nocivos son comunes en el transporte subterráneo y a pie de calle.
Por si fuera poco, los usuarios deben también luchar con los métodos de pago, en parte debido a la escasez de bolívares. El sistema público no acepta moneda extranjera y los operadores privados no pueden dar cambio fácilmente a las personas cuando la tarifa no se redondea a montos equivalentes a billetes de dólar: no hay monedas fraccionarias de dólar en circulación.
Y en un país donde abunda la sospecha y la desconfianza, la información que brindan las apps sobre el conductor, el vehículo, el precio y la ruta ha atraído a los usuarios.
Gerson Gómez, director general y cofundador de Ridery, una app que se lanzó en marzo de 2021, recuerda que cuando comenzaron, todo mundo les decía que eso iba a fracasar.
“Todo el mundo nos dijo que estábamos locos, que aquí nadie se iba a montar con un desconocido en un carro y por eso fue que lanzamos con inversión propia… viendo a ver qué iba a pasar”, dijo Gómez.
“Ya las aplicaciones de ‘delivery’ estaban empezando a escalar en Venezuela. La dolarización había permitido que los medios transaccionales comunes del e-commerce, como la tarjeta de crédito, ya fueran realmente aceptados en Venezuela, y también… tú escuchas de muchas personas que la ciudad está un poco más segura”.
Ahora la aplicación opera en 12 ciudades y registra miles de viajes al mes con sus 12.000 conductores, según la compañía.
Su principal competidor, Yummy, que se lanzó en 2020 como una app de entrega y luego se expandió al servicio de taxi por app, no respondió a una solicitud de entrevista.
Sin embargo, los servicios de estas apps no están al alcance de todos. El salario mínimo mensual del país es de 30 dólares. Los salarios mensuales promedio en el sector privado son menores de 100 dólares. Así que incluso un viaje de unos pocos kilómetros que cuesta 3 dólares puede ser una tajada fuerte para muchos presupuestos familiares.
Gómez dijo que los conductores ganan un promedio de más de 700 dólares al mes, antes de gastos como gasolina y mantenimiento. Cree que los taxis por app de transporte compartido y entrega ayudan incluso a aquellos que no las usan, debido a su impacto en el mercado laboral.
“Si una persona que está trabajando en tu tienda y gana 50 dólares te dice que se va a ir porque va a trabajar en un delivery (reparto) con una moto que le va a prestar un primo y va a ganar 400 dólares al mes, tú te ves obligado a aumentar el sueldo. Yo pienso que estas aplicaciones han ayudado en las ciudades donde están a hacer que los salarios tiren un poco hacia arriba”, afirmó.
Los precios de los viajes mediante las apps suelen ser más baratos que los taxis regulares, aunque hasta ahora no han provocado el tipo de protestas a gran escala que se ven en otros países entre ambos gremios.
Algunos conductores, no obstante, dicen que no han visto el tipo de ganancias que esperaban.
Después de ver anuncios en las redes sociales, William Devia pasó en octubre la inspección de su vehículo y una entrevista para convertirse en conductor de una app. Ha sido taxista desde hace 10 años y, dado que los taxis en Caracas solo están marcados con luces en el techo, sin esquemas de pintura especiales ni señalización adicional, pensó que podría probar ser un conductor de taxi por app.
Después de algunos viajes, Devia, de 33 años, concluyó que no iba a funcionar.
“El cliente siempre va a buscar lo más económico. Cada quien cuida su bolsillo. No era rentable porque es mucho lo que exigen, que no tenga ni un rayón el auto, para lo poco que uno va a ganar”, aseguró.
Pero para Ángel Altuve, los 10 viajes que hace esfuerzos por ofrecer todos los días lo ayudan a complementar su pensión de 30 dólares mensuales. Después de 20 años en un puesto de nivel gerencial, Altuve fue despedido debido a la crisis del país.
“Depende del día porque hay veces que caen puros viajes con tarifa mínima. Es una cuestión aleatoria. Entonces, en esos diez viajes quizás pudiese hacer con la ganancia neta que me queda, de 20 dólares. Pero si los servicios salen a sitios más lejanos, más distantes, pudiese hacer quizás 45-50 dólares”.