Fue maravilloso la aventura cinematográfica de La Uruguaya, una película colaborativa vía Zoom y pandemia de por medio
El mes de noviembre se ha convertido para mí en un mes de cambios trascendentales en mi vida, a veces buenos y otras no tanto. Por ejemplo, el 6 de noviembre de 2016 migré a la Argentina; el 10 de noviembre de 2018 mi padre murió en Caracas, pero también ese día celebro todos los años, desde hace 42, el nacimiento de mi prima Yomines, que es más bien mi hermana.
Desde que murió papá, cada 10 de noviembre se convierte para mí en un día triste obviamente, pero este año mi viejo desde el cielo me dio un regalo: movió todas sus influencias en el universo para que yo terminara siendo extra de La Uruguaya, esa película maravillosa de la que participo como productor asociado desde mediados de este año.
Coincidencialmente, hace exactamente 20 años vi en el Festival Internacional de Cine de La Habana una de mis primeras películas argentinas: Una noche con Sabrina Love, protagonizada por Cecilia Roth, Tomas Fonzi, Norma Leandro (entre otros) y basada en una novela de Pedro Mairal. Qué me iba a imaginar yo que, 20 años después, sería productor de una película argentina (y uruguaya), basada también en una novela de Mairal; es decir, que hace unos días se cerró un círculo perfecto de mi historia con el cine y con Mairal.
No sé qué pasará con La Uruguaya una vez que se estrene. Puede que tenga un modesto paso por las salas comerciales y termine en una plataforma. O que “la rompamos toda”, como decimos acá en Argentina cuando triunfamos, y terminemos ganando festivales.
Lo que sí puedo asegurar es que este hermoso proyecto al que pertenezco no solo me ayudó a desempolvar mi amor por el cine, sino que me enseñó que nunca es tarde para cumplir los sueños, sean profesionales o no. Y que a veces, sin imaginarlo, simplemente te llega la oportunidad.
Creo que por lo dinámico y maravilloso que resultó esta aventura cinematográfica de producir la primera película colaborativa de la historia, vía Zoom y pandemia de por medio, no fue sino hasta que me vi frente a la cámara que reparé en el camino recorrido durante estos 20 años.
Tal vez para muchos simplemente sea una boludes, y hasta dirán “pero solo saliste tres segundos en pantalla”. Pero para mí es supersignificativo ser parte de esta hermosa empresa productora colaborativa que es Orsai contenidos.
Ahora quiero terminar mi columna de esta semana con lo que diría en mi discurso de aceptación tras recibir, hipotéticamente claro está, el premio al extra del año (que tal vez diga en el preestreno de La Uruguaya que realizaremos en la ciudad de Mercedes, provincia de Buenos Aires):
Gracias a Gabo Grosvald no solo por permitirme ser parte sino por la producción de ese pódcast maravilloso donde diariamente nos iba contando cómo se desarrollaba cada una de las fases de la película.
A Chiri y al resto de los compañeros por dejarnos participar del guion desde su nacimiento; a Javier Beltramino por permitirme ser parte del grupo de prensa, encargado de propagar la noticia de nuestra película por todo el mundo.
También quiero agradecer a Nacho Merlo, por la buena onda siempre y por ser un gran compañero de jornada; a Anita García Blaya, nuestra directora, quien se convirtió en la primera directora de cine en dirigirme jajaja y es la líder indiscutible del proyecto junto con Joaco y Hernán. Obviamente a Fiorella Bottaioli por regalarnos una maravillosa “Guerra” y a Sebastián Arzeno por meterse en la piel de Lucas Pereyra.
Finalmente, pero no menos importante, a Hernán Casciari por sus descabelladas y hermosas ideas por las que lucha hasta volverlas realidad. Y claramente a los casi dos mil coproductores de todo el mundo que hicieron posible todo esto.
Y no puedo dejar de agradecer a La Academia.
Para terminar, les dejo una notita que nos hicieron para que conozcan de qué va La Uruguaya. Haz clic en la foto y te llevará al video de la reseña de AFP en su canal de Youtube:
Hasta la semana que viene.
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