El discurso de un cuaderno de Formación Sociopolítica del Centro Gumilla, publicado en 1981, se emparenta con las prédicas del chavismo en un origen común
Dedico a los historiadores Tomás Straka, Robinzon Meza y Neller Ochoa, con quienes he conversado y debatido este asunto. Siempre agradecido de su cordialidad y disposición.
Los sacerdotes fueron sacados «a punta de pistola» de la casa y llevados al taller por la comisión de la Guardia Nacional. Los amenazaron con «un plomazo en la cabeza» si la levantaban. A todos los empujaron contra la pared mientras constataban «la denuncia»: allí se guardaban armas y propaganda subversiva.
Eran los primeros días de marzo de 1989, y la escena no ocurría en San Salvador o Ciudad de Guatemala, sino en el callejón siete de agosto, sector El Milagro de los Cangilones de La Vega, en una Caracas sorprendida por los estallidos del 27 y 28 de febrero. ¿Por qué si éramos felices pasó aquello? ¿Por qué se detenía y maltrataba a sacerdotes acusándolos de ser los responsables?
Los nombres de los religiosos atacados la noche de aquel sábado eran: Javier Duplá, Luis Ugalde, Jean Pierre Wyssenbach, Wuilfredo González y Raúl González, a los cuales se sumaron poco después los de Rafael Baquedano y José María Aguirre. Sacerdotes, novicios y seminaristas de la Compañía de Jesús.
Uno de los testimonios de aquel allanamiento señala: «El oficial, que nos trataba de forma patentemente hostil, comentó que «ustedes los de la ‘liberación’ son los que agitan a la gente». La inspección del taller fue una farsa, pues el mismo ya había sido «revisado» por los agentes. Los religiosos fueron entonces detenidos y llevados al Cuartel General Florencio O´Leary. Luego de casi un día de detención, y tras gestiones de distinto nivel, fueron liberados.
Al regresar a la casa de la comunidad encontraron el archivo volteado en el piso, y constataron la sustracción de dinero y pequeños enseres por la comisión de la Guardia Nacional. (Revista SIC, Centro Gumilla, N° 513, abril 1989: 116-117).
«El Centro Gumilla fue fundado en 1968 como un espacio al servicio de la transformación de Venezuela desde sus propias raíces en una sociedad más justa y humana. Desde la perspectiva de las mayorías empobrecidas, participa en la corriente social que busca construir alternativas viables de desarrollo económico, democracia política y justicia social, estimulando la participación calificada de cada sector. El Centro Gumilla es el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de la Compañía de Jesús en Venezuela. Forma parte del esfuerzo de la Iglesia católica por hacer de la vida cristiana una forma de solidarizarse con las angustias y esperanzas de la humanidad, de vivir la causa de los pobres de la tierra, de los anhelos de justicia y paz fundados en el amor.» (Ver página del Centro Gumilla)
De 1981, ocho años antes de allanamiento a la «casa de la comunidad jesuítica» de La Vega, es el cuaderno del Curso de Formación Sociopolítica número 18, publicado por la Revista SIC-Centro Gumilla con el título Socialismo y Proyecto Nacional, en el cual se propone el modelo socialista como respuesta a los problemas sociales, económicos y políticos de Venezuela. En una de sus páginas podemos leer:
«El socialismo que proponemos es técnica y económicamente posible. Una Venezuela donde todos tengan efectiva educación y atención médica gratuita, vivienda, trabajo, alimentación es perfectamente posible. Una Venezuela autosuficiente en producción agrícola, con empresas socializadas, buen servicio de transporte colectivo, ciudades humanas al servicio del hombre y no de la especulación colectiva está al alcance de la mano. La dificultad es humana, no técnica. Un cambio social lo hacen los hombres. Un salto tan gigantesco como supone esta revolución humanista exige mucho de los hombres.» (34)
Y más adelante expresa el material de la Compañía de Jesús: «El socialismo no es una idea, es un movimiento popular y una nueva organización del pueblo. Un pueblo organizado para trabajar y producir y gestionar sus empresas. Un pueblo organizado para participar en la política, no con un simple voto, sino con la conducción de la política del barrio, de la ciudad, del país. Un pueblo dispuesto a regir su historia.» (34)
Iglesia y socialismo en Venezuela en la opción de los pobres, bases económico-sociales de los principales planteamientos del socialismo, historia de la lucha socialista en el mundo y en el país, diagnóstico de la realidad venezolana, y características del socialismo a implementar en Venezuela constituyen las temáticas expuestas en este folleto, adquirido hace 30 años por un imberbe estudiante de Historia de la ULA en la Librería Los Comuneros, frente al Liceo Libertador, en Mérida. No es un texto impreso en el multígrafo de una casa parroquial en una escondida barriada, es un folleto con diagramación y presentación esmeradas, que se vendía en cualquier quiosco de esquina.
Es decir, la democracia permitía la crítica y hasta la señalización de su reemplazo.
El diagnóstico de la realidad venezolana de inicios de los ochenta que hace la Compañía de Jesús es de interés: «Hoy en Venezuela padecemos el monopolio de los medios de producción y el monopolio de los medios de coacción. Ambos son compartidos por unos pocos venezolanos opulentos en asociación con el capitalismo mundial que tiene interés en nuestro petróleo uno y en los dólares producidos por aquellos (sic) otros: Venezuela para ellos es una gran mina y un gran mercado. Porque vendemos la mina vivimos en el gran bazar, unos dentro y otros, la mayoría, llamando a las puertas para participar aunque sea en los desechos.» (12)
«La década del ochenta comienza por un lado con una fuerte conciencia de frustración colectiva y de necesidad de corrección de rumbo.» (12)
Y la respuesta a esa frustración de la sociedad venezolana está claramente expuesta:
«Aquí se trata de traer el horizonte de la utopía socialista en su plenitud (sociedad sin clases, sin ejércitos, sin desigualdades, ni dominación, sin trabajo explotado y alienado, sin escasez) y de acomodarlo a algo más modesto pero realizable en las condiciones impuestas por un espacio y un tiempo concretos: en este caso Venezuela de 1981 a 2000. ¿Cuál es el socialismo construido aquí y por nosotros en los próximos veinte años? ¿Veinte años son los que lleva la democracia liberal desde la caída del dictador Pérez Jiménez? Otros veinte años para pasar a la democracia socialista, es decir, de una sociedad y un gobierno de y para minorías privilegiadas a una sociedad y a un gobierno de las mayorías trabajadoras y para las mayorías trabajadoras.» (15)
La socialización de la producción y los medios de producción en manos del pueblo son constantes en la propuesta del socialismo como base de un nuevo proyecto nacional que hace el Centro Gumilla a través de este texto. Por lo cual se les debe considerar entre los precursores del socialismo del siglo XXI.
Ante la avalancha de presentismo y la escasa memoria de algunos sectores en esta hora del país, bien vale la pena volver sobre escritos divulgativos y formadores como este.
El discurso de este cuaderno de Formación Sociopolítica se emparenta con las prédicas del chavismo en un origen común. ¿Qué influencia tuvo esa labor en la conformación ideológica del chavismo? ¿Cuáles fueron las repercusiones de ese mensaje en los sectores populares que terminaron apoyando a los militares insurrectos de 1992? Es decir, ¿los sectores populares, influenciados por esos argumentos, formados en colegios, cursos y talleres, encontraron acaso el mismo eco en las propuestas de los nuevos mesías militares?
Son preguntas que debe responder el historiador comprometido con la verdad y no con los bandos políticos enfrentados en Venezuela, para poder acercarnos a la comprensión de cómo llegamos a este atolladero sin fin.
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