La mesa del diálogo sobre Venezuela está servida en México. Voceros del gobierno de Nicolás Maduro y de su oposición mayoritaria se reunirán este viernes en Ciudad de México para dar inicio a un nuevo ciclo de negociaciones que permitan destrabar la prolongada crisis política del país suramericano, con el concurso de actores internacionales.
Tanto Maduro como Juan Guaidó, a quien al menos 50 gobiernos del mundo reconocen como presidente interino de Venezuela, han dado su visto bueno al proceso formal de conversaciones, el tercero de los últimos cuatro años.
“Estamos listos para sentarnos en una agenda realista, objetiva (…) para llegar a acuerdos parciales por la paz y la soberanía de Venezuela”, dijo Maduro el fin de semana pasado. Guaidó, por su lado, certificó que esos intentos de pactos forman parte de una estrategia que denominó “acuerdo de salvación nacional”.
El presidente mexicano Andrés López Obrador confirmó la semana pasada que su país albergaría el diálogo. Noruega, motor de las negociaciones, informó este jueves que las partes involucradas entraron a “la fase final” de las conversaciones exploratorias. Esa etapa se transfigurará el viernes en un diálogo formal que, a 3.500 kilómetros de Caracas, buscará consensos en siete puntos.
La sede
Ciudad de México, capital de esa nación norteamericana, de 9,2 millones de habitantes, albergará el diálogo entre voceros del gobierno de Nicolás Maduro y su oposición mayoritaria, la que respalda a Guaidó.
Las conversaciones previas al diálogo incluyeron la posibilidad de que el encuentro del viernes se diera en Cuernavaca, en el estado de Morelos, o Cancún, en Quinta Roo. Esta última se descartó por su connotación turística.
El gobierno de Costa Rica sugirió esta semana la posibilidad de que alguna de sus ciudades albergara las próximas reuniones entre los involucrados. Se trataría de una modalidad de sede “rotativa” similar a la que se empleó en el último proceso de diálogo en Venezuela, entre Noruega y Barbados.
Los delegados
El gobierno de Nicolás Maduro estará representado en México por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional electa en 2020, exvicepresidente del poder ejecutivo, exalcalde de Caracas y exdirigente del Consejo Nacional Electoral, con estudios de medicina psiquiátrica.
Héctor Rodríguez, gobernador del estado central de Miranda, exministro del Deporte y de la Juventud bajo la gestión de Maduro, de 39 años, también representará los intereses políticos del oficialismo venezolano.
El abogado constitucionalista, exalcalde y exdiputado Gerardo Blyde, de 57 años, encabezará la delegación opositora en México. Le acompañarán en sus gestiones dirigentes de partidos políticos, como Luis Emilio Rondón padre, de Un Nuevo Tiempo, Mariela Magallanes, de La Causa R, y Tomás Guanipa, embajador del llamado gobierno interino en Colombia. La comisión que viajará a México tendrá más integrantes, todavía por definir, según fuentes de VOA.
Stalin González, exdiputado y vocero opositor en los procesos de diálogo de Oslo-Barbados, también participará en el diálogo en México, según informó este miércoles el excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski. Ambos dirigentes habían expresado sus diferencias con las estrategias adoptadas por Guaidó y sus aliados, particularmente en lo referido a la abstención electoral.
Los actores internacionales
El Reino de Noruega ha jugado el rol más fundamental para el proceso de diálogo que inicia en México. Delegados suyos han visitado desde hace al menos ocho meses Venezuela para encabezar lo que se denominó una “fase pendular” de reuniones con las partes en conflicto para acercar posturas y, en definitiva, precisar probables agendas, plazos y sedes de las conversaciones.
Rusia y la Unión Europea también participan activamente en el diálogo. La cancillería del gobierno de Vladimir Putin hizo votos esta semana porque las negociaciones cuenten con “una asistencia internacional eficaz”, si bien reivindicó la necesidad de que sean los mismos venezolanos quienes resuelvan sus asuntos.
Voceros de Estados Unidos han reafirmado la “urgente necesidad” de diálogo en Venezuela desde hace al menos un par de meses, pero no ha anunciado su involucramiento activo en el proceso que inicia en México. Su secretario de estado, Antony Blinken, sostuvo en junio pasado reuniones de alto nivel en el Vaticano, que incluyeron un encuentro de 40 minutos con el Papa Francisco, donde reiteró el respaldo de Washington al retorno democrático de Venezuela.
La agenda
La oposición venezolana demanda dos puntos principales. La primera exigencia es el debate sobre un cronograma de elecciones “libres y justas” que incluyan las presidenciales y las parlamentarias nacionales, según Guaidó. La segunda es el ingreso masivo y diligente de ayuda humanitaria y vacunas contra el COVID-19 a Venezuela. Existe un tercer punto, más global, que contempla la necesidad de que haya “garantías democráticas”. Esa demanda incluye la liberación de los al menos 268 presos políticos que hay en las cárceles del país, el regreso de los exiliados y la instauración de una “justicia transicional”.
Maduro, por su parte, ha incluido en la agenda de México cuatro puntos iniciales. El primero es el levantamiento total de las sanciones económicas impuestas por naciones y bloques de países, como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, en contra de instituciones y funcionarios de su gobierno.
Luego, demanda el reconocimiento de todas las instituciones de Venezuela, como su presidencia, la Asamblea Nacional electa en 2020 y el Tribunal Supremo de Justicia, que no son vistos como legítimos por buena parte de la comunidad internacional, especialmente en América y Europa.
También, exige la “devolución de activos” de Venezuela que algunos gobiernos y entidades financieras mundiales han congelado en el extranjero. Maduro suele mencionar “el secuestro” de varias decenas de toneladas de oro de las reservas internacionales del país que se encuentran en el Banco de Inglaterra.
En las últimas semanas, Maduro enfatizó en un cuarto punto a incluir: que “todas las oposiciones” participaran en el diálogo. La Voz de América conoció que las únicas partes que tendrían representación en Ciudad de México serían Maduro y los partidos aliados de Guaidó, descartando la participación de una oposición disidente que critica a ese líder político y que ha llegado a acuerdos con el oficialismo desde el año pasado en una mesa “de diálogo y paz”.
Las desavenencias económicas que viven los venezolanos también deben incluirse en el debate, han apuntado dirigentes opositores, como el excandidato presidencial Henrique Capriles y el politólogo Nicmer Evans.