Regina Freites
Cuando termina la Misa en la Catedral Santa Rosa de Lima en la ciudad de Carúpano en el estado Sucre llama la atención que mucha gente sale por un lateral de la iglesia y no por la entrada principal, acto que se pensaba se debía tal vez a que vivían hacia los sectores detrás del templo; sin embargo recientemente la curiosidad reporteril siguió la ruta por donde la gente se devolvía contenta con las manos llenas, descubriendo que el desvío de muchas de ellas se debe a los dulces de Ventura.
iDeme tres besos!
Atraída por las señoras apostadas junto a aquella batea de madera nos acercamos a curiosear lo que pedían a un ochentoso señor: – «Deme cinco rosquitas, dos pulpas y una Catalina».
-«A mi me da tres coscorrones, tres serruchos y tres besos».
En medio de la picardía del humor criollo Ventura Guerra atendió a sus clientas y con cordial bienvenida contó su presencia en la esquina donde está la casa parroquial, donde vende diversos dulces criollos sólo en Semana Santa.
Detalló que hace setenta años comenzó el oficio de elaborar dulces en la calle Las Flores en casa de la Familia Vega y de allí los continúa realizando llenando anualmente su batea de madera de dulces de tamarindo, pavo negro y blanco, torta negra, turrones, entre otras exquisiteces criollas que los propios y visitantes adquieren a módicos precios luego de salir de misa.
El artesano dulcero invita a los temporadistas a asistir a misa en la Catedral en Semana Santa y a la vez se acerquen a disfrutar los sabrosos dulces tradicionales efectuados sólo en esta temporada.
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