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En las sombras de la era digital, el régimen de Nicolás Maduro ha tejido un laboratorio de manipulación a través de las redes sociales e internet, al utilizar recursos económicos para construir una red de bots que busca influenciar con su ideología partidista las distintas tendencias en la network. Una artimaña maestra donde la dictadura ha encontrado su propio Joseph Goebbels en la era digital, al emplear principios reminiscentes de la propaganda nazi para difundir sus caprichos.
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Pero, ¿quién está detrás de esta maquinaria de desinformación y manipulación? Aquí es donde entra en escena Francisco García, un ecuatoriano que sirve a los intereses de la dictadura desde su consultora de marketing en Estados Unidos, Merkari Group, y su empresa asociada Direcly.
Desde 2016, García ha liderado esta consultora tras amasar más de 18 millones de dólares, según sus propias estimaciones en una entrevista con Forbes. Pero no se equivoquen, el éxito de García no radica únicamente en sus habilidades de marketing; este año ha tenido una participación activa en la estrategia digital del régimen chavista.
Direcly, la empresa asociada a García, se autodefine como una consultora estratégica de propiedad minoritaria, pero sus acciones cuentan una historia diferente. Certificada como socio de marketing en ventas, la cara de Merkari Group ofrece servicios de consultoría para empresas que deseen utilizar la plataforma premium de Google.
El régimen chavista, a través de los años, ha eludido audazmente las sanciones norteamericanas y la conexión con García es vital para infiltrarse en distintas áreas de Google, especialmente a través de la publicidad en videos de YouTube, un nicho al cual no puede acceder directamente debido a las medidas económicas impuestas en su contra.
Con ello, logran influir en la percepción de los venezolanos con políticas de adoctrinamiento adoptadas por Maduro, que incluye el llamado a participar en el próximo referéndum del 3 de diciembre, donde plantean la anexión de la Guayana Esequiba como un estado venezolano entre uno de las interrogantes más polémicas.
Merkari Group, bajo la dirección de García, ha obtenido financiamiento directo de la maquinaria chavista para promocionar publicidad en Google a través del canal de YouTube “Amo nuestro país”. Este perfil, aparentemente patriótico, ha hecho públicos videos de la campaña para defender el territorio Esequibo, un tema que Maduro va a continuar utilizando para distraer a la opinión pública a medida que se acercan las próximas elecciones presidenciales.
Sus videos que amasan millones de visualizaciones en un lapso corto de tiempo, solo es una muestra de lo constante que se reproducen entre los usuarios de YouTube, llegando incluso a ser completamente invasivo y opacando otras publicidades comerciales en el sitio web.
Aunque los montos exactos de financiación que recibe García y su consultora son desconocidos, se estima que podrían llegar a ser cifras colosales, con solo evaluar la presencia publicitaria de sus campañas.
Hace cuatro años, el ecuatoriano expresó su visión de expansión, al evolucionar con las necesidades de sus clientes, una perspectiva que parece alinearse peligrosamente con los oscuros objetivos del chavismo. “Nuestra visión es abarcar todo el continente americano y seguir evolucionando con las necesidades de nuestros clientes a medida que nos solicitan sumergirnos en integraciones más sofisticadas de sistemas de marketing”, contó para Hispanic Executive.
Francisco García no es simplemente un empresario de éxito, es el rostro digital de una dictadura que utiliza todas las herramientas a su disposición para mantenerse en el poder. Su participación en esta maquinaria de manipulación no solo plantea interrogantes sobre la ética empresarial, sino también sobre la capacidad del chavismo para evadir sanciones internacionales y perpetuar su control.
En última instancia, desenmascarar a García es descubrir una de las muchas manos ocultas del chavismo entre todos aquellos engranajes en una red entramada que propicia los infinitos ases bajo la manga de la dictadura de Maduro. En un mundo donde la información es poder, conocer a los arquitectos de la manipulación digital es esencial para combatir las sombras que amenazan la democracia y la libertad.