La pandemia del Covid-19 ha cambiado las reglas de cómo vivir en sociedad. También genera interrogantes sobre cómo adaptar el ámbito laboral a un nuevo estilo de vida.
Por infobae.com
Diversos especialistas sostienen que la pandemia del COVID-19 y la crisis sanitaria han afectado en diversos aspectos las vidas de las personas. Así, han modificado los hábitos diarios con un impacto de lleno en el mundo personal y laboral. En este último, cobra relevancia la forma de entendimiento como colaboradores y empleadores con el resto del equipo frente a las nuevas circunstancias.
La pandemia dejó al descubierto el enorme déficit de trabajo y la vulnerabilidad de millones de colaboradores, donde la digitalización y/o el teletrabajo parecen ser una opción a corto y mediano plazo. Repensar la forma en que se trabaja, y hacer uso de las tecnologías con nuevas perspectivas, son algunas de las tácticas y estrategias que empezaron a implementarse en ciertas industrias y grandes empresas internacionales que funcionan como ejemplos motores.
Las organizaciones deben poder confiar en el poder del trabajo remoto y para ello es necesario crear redes de contención, registro, evaluaciones eficaces que fluyan para cumplir los objetivos de cada empresa. Para poder adaptarse a este mundo post pandemia es importante una autoevaluación para toda la comunidad interna, ya que no solo se trata de transpolar lo que se hacía presencial; sino de identificar cuáles son las nuevas urgencias y necesidades para mantener la maquinaria laboral en marcha.
En este sentido, Gabriel Dondero, gerente regional de desarrollo en Visma Latinoamérica, señala que para poder lograr avances las áreas de Recursos Humanos se vieron o se verán forzadas a repensar sus estrategias, sabiendo que la tecnología es su mejor aliada para eficientizar procesos, ahorrar tiempo y recursos. Algunos puntos críticos a considerar en este nuevo contexto laboral, tienen que ver con:
– Atracción del talento: utilizar la tecnología para mejorar la marca y fidelizar a los futuros candidatos, esto resulta clave para optimizar los tiempos y recursos de cada organización.
– Capacitación e innovación: Está comprobado que las personas aprenden un 70% de la experiencia adquirida, 20% de la observación y 10% de la capacitación formal. “Atravesamos la era de la formación colaborativa a través de la curaduría de contenidos” explica Gabriel Dondero.
– Comunicación y colaboración: Deben ser parte central de la cultura de la empresa para una organización sana y eficiente. El teletrabajo forzado fue un disparador para la utilización de plataformas y aplicaciones que permiten encontrarse en forma virtual, realizar reuniones, dar videoconferencias, entre otras.
– Monitoreo del “humor” de la empresa: Es clave que RH pueda obtener información sensible de los colaboradores para evaluar sus necesidades en un contexto totalmente atípico y conocer el ánimo general y trabajar el desempeño. Esto permite conocer y entender lo que sucede; y en caso de que algo no esté funcionando se pueden realizar ajustes.
– Comprensión de la información: Estamos en la era del Big Data cuyo diferencial es la interpretación de la información para poder tomar decisiones. Por otra parte, se puede medir el grado de influencia de ciertas personas dentro de la organización. La IA facilita el análisis y contribuye a determinar qué cursos tomar, qué mejorar, qué agregar a un colaborador, entre otros.
– Bienestar y beneficios flexibles: Es clave recordar que toda la humanidad está sometida a un nuevo contexto de crisis donde los colaboradores pueden modificar su productividad atravesados por su situación personal. Es importante conocer los límites de la esfera privada y estar atentos a la necesidad del colaborador.