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“¿Qué sucede si la región latinoamericana no acoge a los cerca de seis millones de venezolanos que hoy habitan nuestros territorios?”, se pregunta en una entrevista con EFE Carlos García Manosalva, director de Migración Colombia, la entidad encargada de regular el ingreso y salida de extranjeros en un país que cuenta con veinte millones de pobres y 2,5 millones de inmigrantes venezolanos.
“Los compromisos con esta población migrante van más allá de los Gobiernos de turno; debemos cumplir con una obligación adquirida por el Estado”, subraya García Manosalva. “El reto que afronta el presidente Gustavo Petro -dice- no es solo con los más de ocho millones de desplazados internos, sino con los más de 2,5 millones de venezolanos que tenemos en nuestro país”.
En el año 2015 comenzó a gestarse en Venezuela un desplazamiento masivo de ciudadanos que decidieron abandonar su país a causa del recrudecimiento de la crisis económica, social y política. Esta tendencia se consolidó en los años posteriores y se agudizó en determinados momentos, como 2017.
Las cifras de desplazados aumentaron exponencialmente, con un gran impacto sobre los países de la región, especialmente la vecina Colombia, adonde fue a parar la mayoría de ellos.
COLOMBIA, PRINCIPAL DESTINO DEL ÉXODO VENEZOLANO
Colombia se convirtió así en el mayor receptor de la población migrante venezolana de la región, con 2,5 millones de desplazados desde 2014, según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Recibimos del Gobierno anterior cerca de 600.000 procesos de solicitantes no resueltos y obstáculos y tropiezos de orden tecnológico que han significado un enorme desafío a resolver”, cuenta el director de Migración Colombia.
Manosalva destaca el principio de reciprocidad: “Venezuela acogió a millones de colombianos en su territorio cuando lo necesitaban y nosotros seguiremos promoviendo, no solo una migración regular y segura, sino iniciativas que garanticen la inclusión social de todos los venezolanos regularizados. El objetivo es garantizar la integración plena de estos nuevos colombianos”, enfatiza.
Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), hay 7.320.225 venezolanos refugiados y migrantes en el mundo y 6.136.402 venezolanos refugiados y migrantes en América Latina y el Caribe.
“Ningún país de la región estaba preparado para una migración como la venezolana”, reflexiona el responsable de Migración Colombia.
Desde 2010, América Latina y el Caribe han experimentado un incremento notable en la migración internacional, hasta convertirse en la región con mayor aumento relativo del mundo. El número de personas migrantes casi se ha duplicado, pasando de 8,3 millones en 2010 a 16,3 millones en 2022.
“Este cambio drástico ha sido impulsado por diversas crisis de desplazamiento, acuerdos de libre circulación y el retorno de migrantes junto con sus hijos y cónyuges nacidos en el extranjero, entre otras tendencias”, explica García Manosalva.
PANAMÁ PIDE QUE COLOMBIA CORTE EL TRÁNSITO
Recientemente, Panamá acusó a Colombia de no colaborar en el manejo de la crisis migrante en el Darién, una tupida selva situada en la frontera entre ambos países, llena de peligros naturales y de mafias de trafican con personas.
Las autoridades panameñas consideran que Colombia no está haciendo lo suficiente para disminuir el tránsito de migrantes irregulares a través de la selva y ha pedido al Gobierno de Petro que corte este flujo, que calcula en 2.800 personas diariamente.
Uno de los principales objetivos de Migración Colombia es articular y coordinar iniciativas regionales para abordar los fenómenos migratorios partiendo de nuestras fortalezas y miradas conjuntas, respetando por supuesto nuestra soberanía y nuestras especificidades”, señala el director de Migración Colombia en la entrevista con EFE que tuvo lugar antes de las desavenencias con Panamá.
“Frente a las coyunturas regionales de orden migratorio, mejor funcionamos juntos aportando soluciones regionales”, recalca García Manosalva, quien llama la atención sobre el hecho de que gran parte de la migración ha ocurrido entre países dentro de la región. “América Latina y el Caribe se ha convertido en una zona de migración intrarregional vibrante”.
En los últimos años, se han establecido cinco acuerdos de movilidad en diferentes subregiones de las Américas. También han surgido varios foros para gestionar la migración, y 21 países del hemisferio han suscrito la Declaración de Los Ángeles de 2022 sobre Migración y Protección, un pacto histórico que establece acciones de alto nivel en todo el hemisferio.
Aunque las políticas migratorias siguen siendo responsabilidad soberana de los Estados, “la mayoría de los problemas que deben abordarse requieren una visión holística que incluya la cooperación y coordinación entre todos los países”, subraya el director de Migración Colombia.
“Los problemas regionales requieren soluciones regionales que fortalezcan los lazos de colaboración y coordinación entre los países de origen, tránsito y destino”.
“Abordemos las causas reales de los fenómenos migratorios que hemos experimentado en la región”, propone García Manosalva, a la vez que insiste en “la corresponsabilidad de la financiación de la integración de la población venezolana en los países” de la región.
EFE