La estrategia del Gobierno británico de levantar la mayoría de las restricciones legales por la covid-19 en Inglaterra el próximo 19 de julio, en plena ola de contagios, supondrá un “desastre” con consecuencias fatales para todo el mundo, según prevén científicos internacionales.
Reunidos en línea en una “cumbre de emergencia”, a tres días del final de la desescalada en Inglaterra, una decena de expertos de varios países alertaron este viernes de los peligros de abandonar las medidas contra el coronavirus pese al avance de la variante delta.
A partir del 19 de julio dejará de ser obligatorio llevar mascarilla, mantener la distancia social o respetar el límite de aforo en reuniones en interiores o al aire libre, una decisión recibida con alarma y escepticismo entre la comunidad científica internacional.
El primer ministro británico, Boris Johnson, defendió el levantamiento de todas las restricciones, pese al incremento de contagios, alegando que el verano es el momento idóneo para completar la desescalada, con los colegios vacíos y la vida social transcurriendo en exteriores.
Sin embargo, los científicos rechazan el argumento de reabrir “ahora o nunca” porque consideran que, con una transmisión alta del virus y una parte importante de la población todavía sin vacunar, todavía no ha llegado el momento para volver a la normalidad.
El final de las medidas acelerará los contagios y hará de Inglaterra caldo de cultivo para la aparición de nuevas mutaciones, según advirtió en la reunión la investigadora Christina Pagel, miembro de SAGE, un grupo de expertos independiente que brinda asesoramiento al Gobierno británico.
“Cualquier variante que se convierta en dominante en el Reino Unido se extenderá por todo el mundo”, señaló Pagel para ejemplificar por qué “las políticas británicas también afectan a los demás países”.
Coincidió en este punto José M. Martín-Moreno, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, quien mostró su asombro porque un país “modelo” como el Reino Unido decida completar la desescalada “a pesar de evidencias científicas” que demandan lo contrario.
Según datos divulgados este viernes por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés), una de cada 95 personas en Inglaterra tenía covid en los siete días anteriores al 10 de julio, frente a una de cada 160 durante la semana previa.
El Reino Unido notificó este jueves 48.553 contagios, la cifra más elevada del último medio año, así como 63 fallecimientos, que en total ascendieron a 257 en los últimos siete días, cerca de un 48 % más respecto a la semana previa.
Ante estos datos, y la evidencia de que “la prevalencia de la covid en la población joven es mayor de la esperada”, Shu-Ti Chiou, exdirectiva en el ministerio de Salud de Taiwán, aseguró que no es “ético” levantar ahora las medidas, al igual que tampoco plegaríamos un “paraguas” en plena tormenta y con personas “sin impermeable” (es decir, sin vacunar).
Para reabrir, el Gobierno británico debería hacerse dos preguntas: “¿Está la pandemia bajo control?” y “¿está la población protegida?”, subrayó Stephen Duckett, a cargo durante años de varios puestos de liderazgo en los servicios de salud de Australia.
Más de 1.200 científicos internacionales han firmado una carta publicada en “The Lancet” en contra de la “imprudente” estrategia de reapertura británica, que ven como un “experimento peligroso y poco ético” en plena ola de contagios y con poco más de un 67 % de la población adulta vacunada con pauta completa en el Reino Unido.
EFE