Por: Mercedes Marín / Delta Amacuro
Arquímedes, un señor de unos 54 años aproximadamente, trabaja incansablemente desde las 5 y algo de la mañana hasta las 3:00 de la tarde.
Debe llevar la comida diariamente a su hogar, le pide a Dios que el carro no se le dañe porque cualquier avería representa para él una fortuna con la que no cuenta.
Trabaja en la ruta de Hacienda del Medio. Con fundamento como se dice en criollo, el hombre trabaja diez horas del día. No se arriesga a trabajar de noche.
Asegura que se hacen 30 dólares, de los cuales, 20 son para resolver el almuerzo, 5 para gasolina y 5 para guardarle al carro para cuando se descomponga. Una que otra carrerita dependiendo la distancia ayuda, pero es sacrificado como todo.
Dice que los lunes y los días de pago son buenos. Los martes y jueves son días pesados. Sin embargo no es pesimista y dice que hay que seguir adelante.
Recientemente un señor de la misma línea, probablemente un pirata, dijo que llevaba pasajeros a un bolívar o lo que el usuario tuviera. “Parado en la carretera no lo voy a dejar, tengo que llevar algo a mi casa”. Así están algunos trabajadores del volante en Tucupita.
Fotografía: Referencial