El presidente de EE.UU., Joe Biden
Jonathan Ernst / Reuters
Sin participar en ninguna reunión, China será la protagonista en la sombra de la gira europea del presidente estadounidense, Joe Biden, que quiere conseguir un respaldo más claro de sus aliados a su principal prioridad internacional: la intensa competición entre Washington y Pekín.
El mandatario emprende este miércoles su primer viaje al extranjero con un objetivo expreso, el de reavivar la alianza transatlántica después de cuatro años de tensiones, y otro tácito, el de convencer a los europeos de que colaboren más estrechamente con él en lo que ha descrito como una “competición extrema” con el gigante asiático.
“Biden tiene un enorme interés en salir de este viaje con un fuerte sentido de unidad transatlántica en lo relativo a Pekín”, dijo a Efe el que fuera asesor para Europa del expresidente Barack Obama (2009-2017), Charles Kupchan.
UN RELATO DE DOS BLOQUES
En Cornualles (Reino Unido), donde asistirá a la cumbre del G7, y en Bruselas, donde mantendrá sendas reuniones con la OTAN y los líderes de la Unión Europea (UE), Biden venderá a sus aliados el relato de dos bloques que ya esbozó en febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Ese discurso va más allá de los argumentos pragmáticos sobre la inconveniencia del ascenso imparable de China a nivel económico, y plantea un duelo casi épico entre democracias y autocracias como la que se gestiona desde Pekín.
“¿Serán capaces las alianzas e instituciones democráticas que diseñaron tanta parte del último siglo de demostrar su capacidad contra las amenazas y adversarios modernos? Creo que la respuesta es que sí, y esta semana, en Europa, tenemos la oportunidad de demostrarlo”, escribió Biden el sábado, en una columna de opinión en el diario The Washington Post.
Su alegato destila nostalgia por la era de la “Pax Americana”, de hegemonía estadounidense apoyada en Europa; un periodo que muchos en el viejo continente consideran más que cerrado, y su insistencia en la dicotomía entre democracias y autocracias puede llevarle a caer en un “error estratégico”, según Kupchan.
“El mundo de hoy está irreversiblemente globalizado y es interdependiente. La UE comercia más con China que con Estados Unidos, y el principal socio comercial de Alemania es China”, recordó Kupchan, que es analista en el Council on Foreign Relations (CFR).
“Biden se arriesga a tensar las relaciones con sus aliados y a provocar una escalada involuntaria con China si su postura es demasiado combativa”, añadió.
ROCES ENTRE BRUSELAS Y PEKÍN
A la UE, y en particular a Alemania, le chirría la idea de tener que elegir categóricamente entre relacionarse con Estados Unidos y con China, pero eso no ha impedido que, desde la llegada de Biden al poder en enero, los veintisiete hayan endurecido su postura hacia el gigante asiático.
La prueba más clara está en la decisión de Bruselas de imponer en marzo sus primeras sanciones a China en más de tres décadas, por sus supuestos abusos a los derechos humanos de los uigures en la región autónoma de Xinjiang.
Esa medida enturbió la relación con Pekín, y Bruselas acabó por congelar la aplicación de un acuerdo de inversiones bilateral cerrado el pasado diciembre.
Fueron buenas noticias para la Casa Blanca, que había criticado duramente ese tratado, pero está por ver si Biden puede ganarse del todo a los europeos en el plano comercial, sobre todo cuando no ha retirado por ahora los aranceles al acero y aluminio impuestos por su predecesor, Donald Trump.
No obstante, Biden ya ha dado muestras de que está dispuesto a dar su brazo a torcer: hay quienes consideran su reciente decisión de eximir de sanciones a la empresa Nord Stream 2 -encargada de la construcción del gasoducto que llevará gas ruso a Alemania- como un intento de ganarse el favor de Berlín en lo relativo a China.
CONSENSO SOBRE TECNOLOGÍA
En ese sentido, el logro más claro de su gira estará en el plano tecnológico, donde hay más consenso: durante la cumbre con la UE en Bruselas, Biden tiene previsto anunciar un Consejo de Comercio y Tecnología para potenciar la coordinación en lo relativo al 5G, las cadenas de suministro y los semiconductores, entre otros temas.
“Nos aseguraremos de que las democracias de mercado, no China ni nadie más, escriben las reglas del siglo XXI en lo relativo al comercio y la tecnología”, afirmó Biden en su columna en el Post.
Pese a los riesgos de adoptar un discurso tan ideológico, Kupchan cree que Biden sí saldrá de su gira europea con “un frente más unido en lo relativo a China”, aunque tendrá que esforzarse por encontrar “un punto medio”, más alejado de la épica y la “provocación” a Pekín.
EFE