Impulsada por la autorización de Estados Unidos al gigante Chevron para operar en Venezuela pese a las sanciones de Washington, la producción petrolera del país caribeño repunta y supera los 800.000 barriles diarios (bd), pero los expertos advirtieron que el aumento chocará con un techo difícil de mameluco
Venezuela reportó una producción de 819.000 bd en mayo, cuando se cumplieron seis meses de la licencia a Chevron, según el último informe mensual de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), publicado este martes. La cifra había excedido los 800.000 bd en abril por primera vez en 16 meses.
Los números, sin embargo, están a años luz de los mejores tiempos de la industria petrolera local: la oferta del país con las mayores reservas de petróleo en el mundo superaba los 3,2 millones de bd hace dos décadas.
Había cerrado 2022 alrededor de los 650.000 bd.
Cuando la licencia se emitió, la producción de los cuatro proyectos conjuntos de Chevron y PDVSA “estaba en su nivel más bajo”, 50.000 bd, explica a la AFP Pilar Navarro, economista de la firma EMFI Securities, con base en el Reino Unido.
“Actualmente se encuentra en torno a 120.000 barriles”, puntualiza la especialista, lo que representa cerca del 15% de la oferta de Venezuela.
Navarro subraya que “Chevron se ha encontrado con muchos más problemas de lo que esperaba”, debido al deterioro de la infraestructura y la politización de la industria.
De hecho, según el proveedor de datos Argus Media, la trasnacional estadounidense revisó a la baja sus proyecciones, redujo de 200.000 bd a 175.000 bd su estimación de producción en el país para finales de año.
Un ejemplo que destaca esa firma: el mal estado del canal estratégico de navegación en el Lago de Maracaibo, en el petrolero estado Zulia (noroeste) “limita el tamaño de los (buques) petroleros que Chevron puede usar”.
La industria petrolera venezolana colapsó por falta de inversión. Cuenta con apenas dos taladros activos, según la firma Baker Hughes. La cifra superaba el centenario hace dos décadas.
PDVSA está sumida además en un escándalo de corrupción que dejó decenas de funcionarios detenidos desde marzo y obligó a renunciar al ministro de Petróleo, el poderoso dirigente Tareck El Aissami, que desapareció de la vida pública.
Hasta 2018, antes del embargo impuesto un año después, Venezuela enviaba 500.000 bd a Estados Unidos y recibió desde ese país 120.000 bd de petróleo liviano y diluyentes para procesar su crudo pesado. La licencia a Chevron no permitió reanudar la importación de diluyentes.
Hoy, con las licencias a Chevron y otras petroleras, Estados Unidos es destino del 24% del crudo venezolano, según cifras que presentó Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker, en un foro de la consultora Ecoanalítica venezolana. China recibe el 62%.
Pedro Tellechea, ministro de Petróleo tras la salida de El Aissami, ha planteado llevar a cabo la producción total del país a un millón de barriles, meta vista con escepticismo por los especialistas.
Tendrían que haber “licencias más amplias”, destaca Navarro, pues la actual autorización de Washington prácticamente limita las operaciones de Chevron al pago de 5.000 millones de deuda de Venezuela con la empresa.
Si no hay una nueva “flexibilización” de sanciones, el techo de producción rondaría los 850.000 bd, resalta a su vez Monaldi.
Con todo, el efecto Chevron es “importante” para la frágil economía venezolana, pues una fracción de los ingresos de la compañía va al mercado cambiario -pese a las restricciones- para cumplir compromisos en moneda local, explica a la AFP Hermes Pérez, profesor universitaro y exjefe de la mesa de cambio del Banco Central.
Estados Unidos renovó en mayo licencias a Halliburton, Schlumberger Limited, Baker Hughes y Weatherford International para operar en Venezuela, al tiempo que la administración de Joe Biden se declara dispuesta a levantar progresivamente sanciones si negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición en México traen acuerdos hacia las elecciones presidenciales del próximo año en Venezuela.
Con las negociaciones congeladas, “no veo incentivos para que se sigan ampliando las licencias en el sector petrolero venezolano, pero tampoco veo voluntad del gobierno de Biden para aumentar la presión”, expresa Navarro.
Así, la economista cree que la Casa Blanca apuesta por mantener el actual “status quo” en un mercado petrolero agitado por las sanciones contra Rusia por invadir Ucrania.
Con información de AFP