Un informe del Grupo de Trabajo de Venezuela del Programa Latinoamericano del Centro Wilson, con base en Washington DC, señala las dificultades que tiene el país liderado por Nicolás Maduro para cambiar su rumbo y superar la grave crisis política, humanitaria y socioeconómica que se ha agravado en los últimos tiempos.
El documento, escrito por Michael A. Penfold, investigador de políticas públicas del Centro Wilson y profesor de Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), asegura que la situación no podrá revertirse hasta que el Gobierno de Maduro y la oposición, con Juan Guaidó al frente, admitan que “sus políticas no han funcionado” para buscar una solución ante tal escenario.
“Lo que realmente es deseable en Venezuela es que haya un proceso de democratización que conduzca a una transición rápida que restaure el estado de derecho, que aborde la corrupción y ponga fin a la violación de derechos humanos”, indicó Penfold durante un conversatorio organizado por el Centro Wilson al que tuvo acceso la Voz de América.
“Una posibilidad remota”
En su opinión, se podrá llegar a este panorama cuando haya “elecciones democráticas, justas y libres”. Pese a eso, admite que “la posibilidad de ese resultado deseable hoy parece más remota que quizás hace tres años, cuando Guaidó asumió el poder como presidente interino”.
El informe, firmado por 21 estudiosos venezolanos, estadounidenses y europeos que forman parte de ese grupo de trabajo, aseguran que habrá un “largo camino hacia la democratización en Venezuela” y no será algo que se pueda lograr en “dos o tres años”.
“Lo que esto significa es que Venezuela, probablemente, tendrá que pasar por diferentes etapas. Y eso seguirá un proceso en el que creemos que el régimen podría enfrentar algunos incentivos para no devolver el poder, sino para promover algún tipo de apertura política”, señala el investigador.
El proceso de negociación
Ante tal escenario, Penfold sostiene que la primera etapa para lograr un cambio sustancial en Venezuela pasa por la negociación entre el Gobierno, la oposición y otros actores de la sociedad venezolana.
“Esa apertura política se puede lograr mediante algún tipo de proceso de negociación. Y eso podría conducir, si la oposición puede reconstruir la oportunidad y reorganizarse en el ámbito interno, a un proceso de democratización dada la ventana de oportunidad que podría surgir de esa negociación”, indicó.
Los antecedentes en México
Con la mediación de Noruega, en agosto se inició una ronda de diálogo entre el Palacio de Miraflores y la oposición venezolana en la Ciudad de México. Sin embargo, a mediados de octubre el oficialismo anunció la suspensión de la mesa de diálogo por la extradición del empresario colombo-venezolano, Alex Saab, a Estados Unidos, donde actualmente enfrenta la justicia por conspiración para lavar dinero.
Penfold recordó que Venezuela “siempre ha estado a la vanguardia del desarrollo político en América Latina”. “Estuvo entre los primeros países que fueron democráticos y se logró un proceso de transición rápida a la democracia en 1958 mediante un pacto político”, expuso.
A la vanguardia de los “nuevos regímenes autoritarios”
Sin embargo, el país “también ha estado a la vanguardia a nivel mundial” en la materialización de “nuevos regímenes autoritarios” basados en la existencia de un “partido hegemónico”, “el poder militar” y la “mediación del presidente”. Ese ese el panorama que hay actualmente en el país.
“El régimen está incrustado en una economía ilícita que está dispuesta a utilizar esa economía para eludir las sanciones internacionales y ha desarrollado una fuerte capacidad represiva”, decía convencido de que “si miras a Venezuela como un régimen es más similar a algunos países de Medio Oriente y no de América Latina”.
La resistencia de Maduro
A pesar de las presiones internacionales y el paquete de sanciones de Estados Unidos y otros países del mundo, Penfold sostiene que desde el Palacio de Miraflores se ha dado un mensaje claro al exterior: “Es capaz de resistir en el poder”. Todo eso, según él, se debe a las alianzas de Maduro con países como Turquía, Rusia, China o Cuba.
“Estos países son absolutamente esenciales para ayudar al régimen a sobrevivir, en particular eludiendo las sanciones, ayudando al régimen financieramente y proporcionando capacidades para permanecer en el poder”, comentó.
Con todo, insiste en que con la presión internacional y el proceso jurídico que enfrenta el Gobierno de Maduro por parte de la Corte Penal Internacional es “un poco difícil de creer que vaya a haber una transición rápida”.
En cambio, lo que si se pudiera dar es “una especie de transición de rescate o apertura política en Venezuela que requerirá más agrupación y menos presión”, lo que podría dar a un escenario de negociación fructífera, algo que, a su juicio, ya se ha aceptado desde las esferas internacionales.
“Creo que es justo decir que la oposición, Estados Unidos, Europa y la mayoría de los países de América Latina se han estado moviendo hacia la aceptación de que el proceso de democratización en Venezuela va a requerir una negociación previa”, dijo.
A pesar de que las reuniones entre Gobierno y oposición están suspendidas, los expertos del Centro Wilson señalan que “es una buena noticia” que los representantes contrarios al oficialismo “se han mantenido en la mesa” dando a entender que “esto requerirá del proceso de negociación”.
El calendario electoral: la clave
En opinión de Penfold y el resto de miembros del Centro Wilson, las negociaciones deberían centrarse en el calendario electoral. “La visión de los chavistas es que las elecciones se van a realizar de acuerdo con lo que establece la Constitución, es decir, no se van a repetir elecciones. Y eso significa que las elecciones presidenciales serán en 2024”, dijo.
Por su parte, Francis Fukuyama, investigador del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford, que no forma parte del estudio del Centro Wilson, también considera que va a darse “una negociación prolongada”. Con ello, cree además que sentarse para abordar el cronograma electoral es una buena opción en tanto que desde el Palacio de Miraflores nunca se ha cuestionado la celebración de comicios presidenciales.
“No cuestionan la idea de que la democracia y las elecciones son importantes. De hecho, afirman que quieren seguir los procedimientos constitucionales y la celebración de elecciones. Y por eso reconocen que eso les proporciona cierta cobertura, especialmente en círculos internacionales”, apuntó.
VOA.
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