Hace unos meses, a María no le importaba salir a la calle y protestar para defender los derechos de muchos que, como ella, no tienen papeles para vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos. Ahora admite que ha “vuelto a la sombra”, atemorizada por las consecuencias de las duras políticas migratorias que el presidente electo Donald Trump ha prometido implementar.
“Estamos muy asustados porque no sabemos el alcance que esto puede tener. Volvemos a vivir en la sombra”, explica la mujer, que reside en la Florida y que prefirió no revelar su nombre real por temor a represalias.
Al igual que María, cientos de campesinos indocumentados enfrentan un futuro incierto tras la llegada al poder en enero de Trump, que hizo de la inmigración el centro de su campaña presidencial y ha insistido en que desde el primer día de su administración ordenaría una campaña de deportación masiva, que comenzará por expulsar a aquellos que hayan cometido crímenes y luego ampliará al resto de los inmigrantes irregulares en el país.
María trabaja en el campo de Homestead, situado en el sur de Florida, donde hay una gran población migrante sin documentos que trabaja principalmente en la agricultura, uno de los sectores más importantes en todo el estado.
A nivel estatal, aproximadamente el 44,36 % de la superficie de Florida se dedica a actividades agrícolas, de acuerdo con datos del gobierno estatal. El área de Homestead alberga un gran número de tierras para este tipo de industria.
Según el Instituto de Política Migratoria de EEUU, se estima que unos 455.000 migrantes indocumentados trabajan en Florida. De ellos, el 24 % trabaja en la construcción, el 17 % en tareas administrativas o del hogar, el 15 % en el área de servicios de comida, el 9 % en tiendas y el 8 % en otros servicios.
La inmigrante indocumentada, consultada por la Voz de América, asegura que muchas de las personas que se encuentran en su misma situación se enfrentan a la incertidumbre de quedarse o marcharse.
«A mí, (muchos) ya me han dicho que tienen pensado irse de Florida para establecerse en ciudades santuario o, incluso, a otros países por lo que pueda pasar», explica señalando que «es la primera vez que estoy sintiendo miedo por esta situación» y que «no nos merecemos esto porque estamos haciendo el trabajo que otros, con papeles, no quieren hacer».
«No todos somos criminales, no todos venimos a pedirle nada a él», dijo otra mujer, también bajo anonimato, en respuesta a las intenciones planteadas por el próximo gobierno estadounidense.
Deportaciones masivas
El presidente electo Donald Trump ha delineado una serie de políticas migratorias que planea implementar en su segundo mandato, entre las que se estaría planteando “llevar a cabo la operación de deportación interna más grande en la historia estadounidense”, según afirmó durante la campaña electoral.
Esto implicaría un aumento significativo en las redadas y detenciones, incluso en lugares previamente considerados sensibles, como escuelas, hospitales e iglesias. La eliminación de restricciones que impedían detenciones en estos lugares genera temor en las comunidades inmigrantes.
«El pueblo estadounidense reeligió al presidente Trump por un margen contundente, dándole un mandato para implementar las promesas que hizo durante la campaña. Él cumplirá», dijo Karoline Leavitt, portavoz del equipo de transición de Trump, en una declaración pública.
A pesar de que Trump ha prometido llevar a cabo una operación de deportación sin precedentes, el propio presidente ha admitido que llevar a cabo este plan será dificultoso.
«Es algo muy difícil de hacer. Ya sabes, hay reglas, regulaciones, leyes», dijo el presidente electo durante una entrevista con NBC News, aunque convencido de que «hay que hacerlo».
Esa postura también ha provocado el recelo de varias organizaciones que defienden los derechos de los migrantes.
«Esto no sólo va a atacar a los inmigrantes, esto va a atacar al país. Hay mucha gente trabajando en los campos de cultivo y los servicios. Eso ya lo vimos acá en la Florida con la ley anti-inmigrante SB 1718, que atacó la economía de este estado y provocó que mucha gente se fuera”, dijo María Bilbao, portavoz de la organización American Friends Service Committee, que aboga por los derechos de los migrantes sin documentos.
Bilbao considera que “esto es de una crueldad sin precedentes” porque “Trump ha dicho que no separará familias, sino que pretende deportar a todos juntos”, a pesar de que no ha detallado cuál es su plan específico para ello. “Es como regocijarse en ser más y más cruel”, expresó.
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