El responsable de la diplomacia europea, Josep Borrell, decidió enviar una misión de observación a las elecciones que organiza la dictadura venezolana el 21 de noviembre, a pesar de que el informe técnico que él mismo había encargado le advertía de que existen más posibilidades de perjudicar el prestigio de este instrumento tan relevante en la política exterior comunitaria que de ayudar a la democratización del régimen chavista. Sus intentos posteriores para justificar esta decisión al advertir que será el informe final de la misión lo que determine la validez de las elecciones regionales han recibido ya el primer portazo por parte del Consejo Nacional Electoral chavista (CNE) cuyos responsables han amenazado con revocar la invitación a la UE.
Por Enrique Serbeto / abc.es
El informe, elaborado como «documento interno» y que ha sido conocido ahora, fue realizado en julio pasado por los miembros de una misión de exploración específica que advertía claramente que «la utilidad de una misión europea de observación electoral debe ser considerada teniendo en cuenta la contribución real que puede aportar al proceso y el impacto en la credibilidad de este instrumento de gran reputación de la Política Exterior de la UE». En sus conclusiones, los autores del informe afirman claramente que «el despliegue de una misión de observación europea es probable que tenga un impacto adverso en la reputación y credibilidad de este tipo de misiones y que indirectamente contribuya a legitimar el proceso electoral» que en los hechos está organizando una dictadura.
El informe es un sólido trabajo que detalla minuciosamente la situación política en Venezuela y todos los pros y contras que conllevaría que la UE se implique en ello, así como los obstáculos y necesidades logísticas. También afirma que «la gran mayoría de los interlocutores» con los que se reunieron sus autores «son favorables» al despliegue de la misión, porque a su juicio, podría servir para reforzar las denuncias de los observadores venezolanos que ahora sufren el acoso de la dictadura, «dar confianza a la oposición» para «abrir ciertos espacios políticos» y, en el interior del país, «denunciar las persistentes violaciones de las libertades fundamentales, especialmente en la campaña electoral». Los autores dejan la decisión última al Alto Representante.
El viaje exploratorio se llevó a cabo entre el 8 y el 21 de julio y Borrell anunció el 29 de septiembre que accedía a la petición de la dictadura chavista para enviar esa misión, sin ninguna contrapartida. A pesar de que fuentes de la diplomacia comunitaria directamente implicadas en este caso han justificado la decisión por el hecho de que en los últimos meses «en Venezuela han cambiado muchas cosas», lo cierto es que la propia dictadura se está encargando de desmentirlo reafirmando su voluntad de utilizarla exclusivamente como un factor para legitimarlas de forma incondicional.
La Secretaria de Internacional del PP, Valentina Martínez, dijo a ABC: «Es vergonzoso, escandaloso, que Borrell desoiga las recomendaciones de la misión técnica exploratoria que envío a Venezuela para seguir con su hoja de ruta de facilitarle la vida a Maduro blanqueando unas elecciones que se celebran sin ninguna garantía. La degradación a la que han llegado los miembros del partido socialista español es incomprensible, está en juego los principios más elementales del sistema democrático, si Europa no defiende a los luchadores por la libertad y la democracia en el mundo, ¿quién lo va a hacer?».
Jaque a la misión europea
El viernes pasado, Borrell reconoció en unas declaraciones en España que había «sopesado ventajas e inconvenientes» y se había inclinado a favor al ver que «toda la oposición se presenta a esas elecciones» (lo que no es del todo cierto) y en ese caso la presencia de observadores europeos «es una mayor garantía para ellos». Finalmente el Alto Representante quiso aclarar que a su juicio la presencia de esa misión «no legitima a Nicolás Maduro» ni a la calidad de las elecciones sino que «lo que le legitimará o deslegitimará será el informe de la misión» en el que los observadores tendrán que describir si consideran que las elecciones han sido o no democráticas.
Inmediatamente después de las palabras de Borrell, el presidente del CNE controlado por la dictadura arremetió contra él y le exigió que se disculpe por estas palabras al negarle la capacidad de que esa misión pueda juzgarnla calidad del proceso electoral. «El señor Borrell -dijo Pedro Calzadilla responsable del consejo electoral chavista- no solo ha dicho que esa misión viene a apoyar a una fracción política de las que está en juego en Venezuela, sino que ha dicho que la legitimidad del resultado de esa elección depende del informe que ellos emitan». Lo que a su entender es algo que «ningún país autorizaría», por lo que considera que sobre el acuerdo para permitir que los observadores europeos estén presentes en Venezuela, «nada está absolutamente definido y cerrado». Enrique Vázquez, también dirigente del CNE no solo dijo que rechazaba las declaraciones de Borrell sino que a su juicio «ponen en jaque a la misión europea».