Un viaje de 18 días para observar de cerca, por primera vez, la flota pesquera china en altamar frente a Sudamérica. Estas son las prácticas que descubrieron.
Por univision.com
Son las tres de la mañana, y después de cinco días de navegar por altamar, el Ocean Warrior está rodeado por un atolón de luces resplandecientes que se apodera del cielo nocturno. “¡Bienvenido a la fiesta!”, exclama el tercer oficial Filippo Marini, mientras el espectáculo inunda el puente del barco e interrumpe su guardia nocturna.
Es la primera mirada de los conservacionistas de los océanos a la flota pesquera más grande del mundo: una armada de casi 300 navíos chinos que han navegado por la mitad del mundo para atraer al elusivo calamar de Humboldt desde las profundidades oscuras del océano Pacífico.
Mientras el hiphop italiano resuena por el puente, Marini garabatea frenéticamente en un papel la identificación electrónica de los 37 barcos pesqueros que aparecen como triángulos verdes en el radar del Ocean Warrior antes de que desaparezcan.
Inmediatamente detecta una serie de señales de alerta: dos de los barcos han entrado en modo ‘oscuro’, es decir, han apagado su dispositivo de seguimiento obligatorio que da la posición de un barco apagado. Otros más están transmitiendo dos números de radio diferentes, una señal de posible manipulación.
The Associated Press siguieron la travesía del Ocean Warrior este verano en un viaje de 18 días para observar de cerca, por primera vez, la distante flota pesquera china en altamar frente a Sudamérica.
El patrullaje de los conservacionistas fue motivado por la indignación internacional que se desató el verano pasado, cuando se descubrió a cientos de navíos chinos que pescaban calamares cerca de las lejanas islas Galápagos, el sitio considerado Patrimonio Mundial de la UNESCO que inspiró a Charles Darwin, naturalista del siglo XIX, y es el hogar de algunas de las especies marinas más amenazadas del mundo, desde tortugas gigantes hasta tiburones martillo.
El despliegue de China hacia esta remota extensión del océano Pacífico no es accidental. Décadas de sobrepesca han llevado cada vez más lejos de casa a su flota de ultramar, la más grande del mundo —oficialmente limitada a 3,000 barcos, pero posiblemente compuesta por miles más. Mantener una flota tan considerable en el mar, a veces durante años, es a la vez una hazaña técnica solo posible gracias a miles de millones en subsidios estatales y una fuente de orgullo nacional similar a lo que fue el programa espacial de Estados Unidos para varias generaciones.
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