Lapatilla
La primera alarma sonó en junio. Durante una revisión de rutina, los ingenieros de una filial de mantenimiento de TAP Air Portugal notaron que el amortiguador para reducir la vibración de un motor de avión CFM56, que la aerolínea había comprado como nuevo, presentaba un claro desgaste. Tras alertar a los fabricantes sobre la irregularidad, las sospechas tocaron tierra. Los números de referencia de la pieza no se correspondían con los de la orden de compra. Tampoco la firma de un supuesto empleado, estampada en el recibo de una desconocida proveedora de aeropartes con sede en Londres, AOG Technics. El certificado había sido falsificado.
Pero la línea aérea bandera de Portugal no fue la única afectada.
Por Lisseth Boon / Armando Info
Desde Estados Unidos hasta Australia, clientes del sector de mantenimiento aéreo como Delta Airlines, American, Southwest, United, Ryanair, Virgin Australia y Tui Airlines denunciaron la presencia de repuestos gastados dentro de sus motores, que les habían sido vendidos como nuevos por AOG Technics, compañía del venezolano José Alejandro Zamora Yrala, protagonista de uno de los mayores escándalos de la industria aeroespacial internacional, que puso en tela de juicio los protocolos de seguridad de la aviación comercial, considerada como uno de los transportes más seguros del mundo.
El miércoles 6 de diciembre, cinco meses después de la alerta inicial, agentes de la Oficina de Grandes Fraudes (Serious Fraud Office, SFO), departamento del gobierno de Reino Unido que investiga y procesa casos de fraude y corrupción, confirmaron la detención de Zamora Yrala, de 35 años, en su propia casa en Londres. Su misteriosa compañía, AOG Technics, registrada en la capital de Inglaterra en 2015, fue acusada de falsificar documentación y suministrar partes usadas para motores CFM56, el reactor más utilizado en el mundo y que impulsa aviones comerciales Boeing 737 y Airbus A320. Cada dos segundos despega una aeronave con este tipo de turbina desde algún aeropuerto del planeta.
Las trampas de Zamora Yrala han puesto en riesgo la vida de miles de pasajeros. Lo que está en juego con las piezas falsas no es poca cosa en materia de seguridad aeronáutica. Por ejemplo, uno de los accidentes aéreos más sonados por causa de componentes deteriorados ocurrió el 8 de septiembre de 1989. El vuelo 394 de Partnair de Oslo a Hamburgo se estrelló contra el mar y murieron las 55 personas que iban a bordo. Las investigaciones determinaron que los pernos y soportes de calidad inferior, no acordes con sus especificaciones técnicas, provocaron que la cola del turbohélice Convair CV-580 vibrara fuertemente hasta desprenderse.
El alcance del fraude masivo de Zamora Yrala es tal que hasta el Departamento de Justicia de Estados Unidos se unió en noviembre a un grupo de agencias de seguridad aérea del Reino Unido y Europa para rastrear cómo miles de piezas de motores de avión en dudoso estado terminaron siendo usadas en cientos de motores a reacción en aeronaves alrededor del mundo.
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