Por: Karla Ávila Morillo
La libertad de expresión es amplia y abarca el expresarse y opinar por cualquier medio, además está claramente reconocida en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, asimismo en el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, a la par de ello, está pormenorizada en la Observación General N° 34 del Comité de Derechos Humanos.
Se sabe técnica y jurídicamente que tanto los medios como los periodistas tienen derecho a realizar su labor en forma independiente, por lo tanto deben ser libres y exentos de cualquier tipo de censura.
Tal y como lo señala la ONG venezolana “Civilis Derechos Humanos”, se debe tomar en cuenta lo siguiente: “En el marco de la libertad de pensamiento, conciencia y religión, las doctrinas, creencias o tradiciones que se consideren ideología oficial en la legislación, los programas de los partidos gobernantes o en la práctica, no podrán utilizarse para menoscabar libertades u otros DDHH, ni para fines discriminatorios contra las personas que no suscriban la ideología oficial o se opongan a ella.
Dado que la libertad de expresión es indivisible de la libertad de pensamiento y ésta no admite restricciones en ninguna circunstancia, cualquier restricción que afecte a ambas serán ilegítimas y violatorias”.
Por ello es bueno recordar también a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su Artículo 57 donde dice lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura”.
Del mismo modo, el Artículo 59 de la CRBV que indica: “Toda persona tiene derecho a profesar su fe religiosa y cultos y a manifestar sus creencias en privado o en público, mediante la enseñanza u otras prácticas, siempre que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres y al orden público”.
Así son las cosas
Debido a la preocupación y constantes preguntas de los oyentes del programa de radio “Onda a las 9”, los locutores Nela Galviz y Andersong Trocel divulgaron un comunicado donde expresan el porqué salieron abruptamente del aire las transmisiones del magazine.
El 28 de octubre de 2022 ambos locutores crearon publicaciones para sus redes sociales en alianza comercial con un cine de Ciudad Guayana, donde divulgarían contenidos referentes a Halloween como parte de marketing para aprovechar la temporada festiva, lo cual no sería mencionado en el programa de radio para no ir en contra de la nueva dirección general de la emisora donde impusieron que ni en los programas ni redes sociales asociadas a la marca se debía mostrar o hacer referencia a Halloween, por lo cual, ambos locutores decidieron realizar la pauta con el cine de manera independiente como marca personal (personal branding) que cada uno se considera al dejar en evidencia el gran éxito profesional y comercial que han tenido desde que comenzaron sus carreras, sin duda alguna, sus patrocinantes así lo confirman al confiar en ellos como imagen de sus productos y servicios.
Sin embargo, los jóvenes reconocen que el día 30 de octubre, por una confusión en las cuentas de instagram, el contenido sobre Halloween se publicó en el usuario del programa @OndaALas9. Ambos se dieron cuenta del error ocurrido cuando a través del grupo de Whatsapp de la emisora el domingo 30 a las 10:12 de la noche, sin ningún tipo de mediación les comunicaron que el programa de radio “Onda a las 9” salía del aire sin derecho a despedirse del público, decisión que también afectó al programa “Venezuela en Onda” de Andersong Trocel, el cual tenía más de un año al aire (proyecto independiente del mencionado anteriormente), además pidieron que se reservaran el derecho a publicar información relacionada con lo sucedido.
Desde ese momento, en total asombro y decepción, Andersong y Nela quedaron despojados de un espacio radial que era escuchado cada mañana de lunes a viernes donde compartían informaciones frescas, directas y relevantes dichas con profesionalismo y ética.
Paradoja: En casa de herrero, cuchillo de palo
El refrán original dice: “Errar es de humanos y rectificar de sabios”, de ahí nació la versión de expresión popular entre católicos y cristianos: “Errar es de humanos y rectificar de cristianos”, con esto se quiere decir que es intrínseco a la naturaleza humana el equivocarse, por lo que hay que aceptar que cualquier persona puede cometer errores al igual que poder rectificar, entonces resulta muy contradictorio que personas que profesan la fe cristiana consideren que bajo ningún motivo alguien pueda equivocarse y que se utilice este argumento para censurar a dos jóvenes periodistas y locutores que se abren camino con éxito en el mundo de la radio.
Es contradictorio porque revela que ciertas actitudes están ausentes en personas de las que se esperan acciones más apropiadas a lo que profesan y donde además, en la misma emisora salieron al aire programas donde se habló abiertamente de Halloween, los disfraces y los dulces, es decir, nada que fuera en contra de la dignidad de nadie y mucho menos donde se incitara a violar los derechos de los oyentes.
Cabe mencionar que Halloween se ha convertido en un evento muy comercial en todo el mundo para celebrar, disfrazarse, dar y recibir dulces, por lo cual refleja la alegría de quienes aprovechan esta época del año para pasar un tiempo ameno, lo que cambia el sentido oscuro y peligroso que le quieren dar algunas personas.
Lo que pudiera aprovecharse para fomentar la interculturalidad, es decir, la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas, a través del diálogo y del respeto mutuo, lamentablemente se convierte para algunos en una batalla campal de ideologías y fanatismos religiosos.
En España y Francia, por ejemplo, para no quitarles la ilusión a los niños de disfrazarse y celebrar, concibieron algo llamado “Holywins”, festividad donde los pequeños en vez de vestirse de personajes tenebrosos, usan disfraces de santos católicos. Este hecho representa una solución pacífica al conflicto anual, en conclusión, se gana más escuchando, comprendiendo y llegando a acuerdos, que gritando, intentando controlar a los demás, censurando y violando derechos humanos.
En definitiva, no se deben violar derechos en nombre de ningún dios ni creencia religiosa, porque toda persona tiene derecho a pensar libremente, a tener libertad de conciencia y de religión; lo que incluye poder cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado.