“Estoy preocupada, pero no tengo miedo”, repite constantemente Pashtana Durrani, fundadora de LEARN, una ONG afgana dedicada a fomentar la enseñanza a niños en zonas en conflicto. A pesar de no poder revelar su localización dentro de Afganistán por razones de seguridad, Durrani no se plantea abandonar el país.
Por El Confidencial
“Las mujeres aquí ni siquiera pueden defender sus carreras profesionales, ¿cómo van a poder luchar por sus derechos educacionales? Alguien tiene que hacerlo y por eso sigo aquí”, señala la activista a El Confidencial. “No soy la única que está hablando, hay muchas mujeres que como yo intentan que se entienda que la educación de las niñas es algo muy importante”.
Mientras tanto, al otro lado del planeta, en Los Ángeles, las cineastas Miriam Arghandiwal y Ariana Delawari se esfuerzan por mantener el contacto con los afganos en el terreno tratando de hacer llegar sus mensajes al mundo, porque “ya no pueden protestar a través de sus redes sociales sin la amenaza de una reacción violenta”.
Miriam y Ariana se conocieron en 2013 en Kabul en un momento que ambas coinciden en tildar como el “resurgimiento del arte” en Afganistán. Miriam trabajaba como reportera para Reuters y, junto a su marido Qais, estaba participando en la organización del Sound Central, el festival de ‘rock’ de Kabul en el que Ariana tocaba su música.
Para leer la nota completa, aquí