La justicia alemana considera probado que Moscú ordenó el asesinato de un asilado georgiano cometido en 2019 en pleno centro de Berlín por un ciudadano ruso, quien fue condenado hoy a cadena perpetua.
El asesinato se cometió por encargo de “los servicios rusos” a un “colaborador suyo” que operaba en la capital alemana, según establece la sentencia, leía por el juez Olaf Arnoldi tras darse a conocer la condena.
La víctima era Zelimjan Jangoshvili, de 40 años, quien había llegado a Alemania en 2016 y se había registrado como refugiado 2016.
Las autoridades rusas le tenían calificado de terrorista por haber combatido en Chechenia en las filas separatistas y luego trabajo con las fuerzas de seguridad georgianas.
El acusado se acercó a su víctima por detrás, en bicicleta, y le disparó dos tiros desde corta distancia, para rematarlo luego cuando estaba tendido en el suelo.
Varias personas que estaban en el parque identificaron al agresor, mientras que la bicicleta sobre la cual cometió el asesinato fue hallada después en un canal, junto con la peluca que llevaba y la pistola con que le mató.
La Fiscalía aseguró que el autor del asesinato actuó “por codicia u otros bajos motivos” y durante el proceso alegó que no hay duda de que el asesinó actuó “por encargo de posiciones estatales de la Federación Rusa” y que su objetivo era eliminar a quien considera “enemigo de Moscú, de su república autónoma de Chechenia, y del gobierno pro-ruso de Georgia”.
Desde Moscú se rechazó en su momento toda implicación en el asesinato, que desató fuertes tensiones con el gobierno de la entonces canciller, Angela Merkel.
Unos meses después del crimen, Berlín expulsó a dos diplomáticos rusos por “no contribuir” al esclarecimiento del asunto.
El condenado, identificado como Vadim Krasikov, alias Vadim Sokolov, quedó en prisión preventiva desde su detención, tras ser identificado por testigos presenciales como el hombre que echó la peluca, la bicicleta y el arma al río Spree.
EFE