La Policía colombiana privilegia la hipótesis de que fue la guerrilla –y en particular la del Ejército de Liberación Nacional (ELN)– la autora del atentado contra el presidente Duque y dos de sus ministros, cuando su helicóptero fue tiroteado en la tarde del jueves al tratar de aterrizar en Cúcuta, cerca de la frontera con Venezuela. El aparato recibió seis impactos de bala, pero gracias a la pericia de sus pilotos logró posarse en la pista del aeropuerto.
Poly Martínez // ABC
La tesis del ELN, o de algún otro grupo guerrillero que no entró en los acuerdos de paz, se vio alimentada tras el hallazgo ayer de dos fusiles y munición en un barrio de la ciudad, presuntamente utilizados por los francotiradores. El director de la Policía Nacional, el general Jorge Luis Vargas, señaló que son un AK-47 y un fusil calibre 7-62 FAL «con marcas de las Fuerzas Armadas venezolanas». Ese tipo de armamento, comprado originalmente a Rusia, es el habitual entre los grupos guerrilleros que actúan en la región fronteriza entre los dos países, que no atraviesan por el mejor de sus momentos.
El atentado se produjo poco después de las 4 de la tarde del jueves, cuando el Sikorsky UH-60 Black Hawk de las Fuerzas Aéreas colombianas, trataba de aterrizar en la capital de l departamento de Norte de Santander, proveniente de la región de El Catatumbo. El presidente Duque y sus ministros de Defensa y del Interior venían de presentar una serie de proyectos de desarrollo social en una de las zonas más pobres y peligrosas del país, por su escarpada geografía y la presencia de todo tipo de bandas delictivas: guerrilleros, paramilitares, bandas de narcotráfico y otros grupos criminales.
Solo la pericia de los pilotos del helicóptero presidencial –elegidos de entre los mejores y con más experiencia– evitó el magnicidio. También ayudó el excepcional blindaje del aparato, dotado con un sistema alternativo que entra en funcionamiento cuando se detectan problemas graves.
Nada más aterrizar en Cúcuta, Ivan Duque se refirió al «atentado cobarde», expresión que ayer repitió todo el arco político colombiano cuando reaccionó ante la noticia. Mientras el ministro del Interior ponía en marcha un intenso operativo de investigación en el país, el de Defensa ofrecía una recompensa de 800.000 dólares para quien suministre información «que per mita dar con los responsables de este atentado terrorista».
Las sospechas que recaen sobre el ELN coinciden además con la noticia, lanzada desde La Habana, de la renuncia del líder de esa guerrilla marxista colombiana, Nicolás Rodríguez Bautista, alias ‘Gabino’, por presuntos motivos de salud. El ELN informó igualmente, mediante otro comunicado difundido también el jueves y con fecha del 14 de junio de 2021, que Gabino sería sustituido por Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias Antonio García.
No se descarta, no obstante, que detrás del atentado contra el presidente pueda estar alguna facción disidente de las FARC, aunque estas hayan firmado la paz con el Estado. Es más improbable la pista de las bandas del narcotráfico, que normalmente no se enfrentan de modo directo al Estado y prefieren en cambio ‘comprarlo’. Su poder sigue sie ndo inmenso. El último informe de EE.UU. advierte de un aumento del 28 por ciento del cultivo de coca en Colombia.