Irán tiene muy presente a Latinoamérica en su estrategia para ganar mayor influencia en el mundo: tira de la estrecha cooperación de algunos gobiernos aliados en la región y se beneficia de aquellos otros que actúan con ambivalencia guiados por el deseo compartido de obtener un mayor perfil internacional. Ambas opciones se han visto en los últimos meses, con el caso del avión iraní cedido a Venezuela y varado el pasado verano en Argentina –la Inteligencia israelí acaba de filtrar que fue utilizado para transportar oro en provecho de Hizbolá–, y de los dos barcos de guerra iraníes que atracaron días atrás en Río de Janeiro, quizá de camino hacia el Canal de Panamá.
El diario ‘The Jerusalem Post’ desveló el pasado 26 de febrero, citando una orden firmada por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que había sido detectada una operación de traslado de decenas de kilos oro desde Venezuela a Irán, destinada a la financiación de la actividad terrorista de Hizbolá. El transporte se había realizado en mayo, en un avión de la compañía iraní Mahan Air. Todo indica que se trató justamente de la misma aeronave que, cedida al Gobierno de Venezuela y operada por la empresa Emtrasur Cargo –marca creada en 2020 por Nicolás Maduro como subsidiaria de la estatal Conviasa para acoger los aparatos de Mahan Air–, quedó retenida el pasado verano, en un viaje posterior, en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires.
Además de un grupo de venezolanos, en ese Boeing 747 retenido en Argentina viajaban cinco iraníes, entre ellos el piloto, Gholamreza Ghasemi, alguien al que luego las investigaciones han presentado como exgeneral de la Fuerza Aérea de la Guardia Revolucionaria Iraní, vinculado a las fuerzas especiales Quds y a Hizbolá. El hecho de que la compañía Mahan Air esté sancionada por EE.UU. por servir para operaciones de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria llevó a la inmovilización de la nave, para incomodidad del Gobierno de Alberto Fernández. En ese viaje, el aparato transportaba componentes de automóvil recogidos en México, cuya finalidad no se aclaró; en un vuelo anterior a Paraguay había recogido cargamentos de cigarrillos, posiblemente de contrabando.
Las investigaciones del fiscal argentino pusieron de manifiesto que en el mes de mayo previo ese avión había hecho un vuelo entre Caracas y Teherán (de ahí viajó dos días después a Moscú y regresó a la capital iraní). Esa ruta de comercio ilícito de oro –una actividad en la que está directamente implicado el régimen de Maduro para su propia financiación y el provecho de distintos cabecillas y facciones– ya fue alertada en octubre por la aseguradora Lloyds, como desveló el portal ‘Infobae’. Este indicó que el oro se cambiaba por petróleo iraní y luego era vendido en Turquía y otros países de Oriente Próximo.
También extraña está siendo la singladura de dos buques de guerra iraníes que la semana pasada atracaron en Río de Janeiro y podrían dirigirse al canal de Panamá, lo cual tensaría la relación con EE.UU..
En enero, las autoridades iraníes anunciaron el deseo de que este año su Armada atravesase por primera vez el canal de Panamá, en su objetivo de transmitir la imagen de una flota que alcanza la madurez. Tras navegar por el Índico y el Pacífico, el IRIS Makran y el IRIS Dena, una fragata con capacidad de misiles antibuque, se dirigieron hacia Suramérica. No obtuvieron permiso de Chile para entrar en sus aguas, pero sí lograron autorización para atracar en Río de Janeiro.
Otra anomalía fue que las naves iraníes no llegaron a puerto la fecha prevista, posiblemente para no alterar la entrevista que el 10 de enero los presidentes de EE.UU. y de Brasil iban a mantener en la Casa Blanca. Se desconoce dónde el Makran y el Dena hicieron tiempo, si bien el centro SFS, un ‘think-tank’ de Washington, sugiere que esperaron con sus señales apagadas en una extensión de las aguas argentinas.
Finalmente, los buques estuvieron en Río de Janeiro del 26 de febrero al 4 de marzo. El SFS considera que, si los dos barcos siguen navegando hacia el canal de Panamá, podrían hacer una escala en Venezuela.